MOVILIDAD

Financiando la infraestructura

Necesitamos planeación y decisiones profundas de carácter financiero que permitan pagar las redes de transporte de la Zona Metropolitana de la CDMX. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

En mi colaboración anterior hablaba de volver a hacer metro en la Ciudad de México y utilizar la tecnología adecuada para cada tipo de servicio, en vez de seguir improvisando obras de rápida ejecución que sólo impactan a un número limitado de usuarios. En esta ocasión quiero dejar en claro que eso cuesta ¡y bastante!

Construir un kilómetro de metro requiere una inversión de entre 70 y 150 millones de dólares. Si se construye en viaducto, es decir, elevado, el costo puede rondar los 70 millones de dólares, o 1,400 millones de pesos. Si se realiza un túnel cerca del nivel de la calle, lo que se conoce como “Muro Milán”, rondará los 100 millones de dólares, pero en los túneles más profundos, como los de la línea 7 del metro, la obra exige, por lo menos, 150 millones de dólares por kilómetro, 3 mil millones de pesos, pudiendo ser incluso superior dependiendo de la complejidad. 

Esto significa que una línea del metro, de 20 kilómetros, como algunas de las más largas de la ciudad, requiere invertir alrededor de 40 mil millones de pesos, 2 mil millones de dólares, lo que incluye el túnel (obra civil); las vías, talleres y señalización (obra electromecánica) y los trenes (material rodante). Conforme la ciudad haga más obras, es más probable que se requiera un túnel profundo.

Por ejemplo, en Insurgentes, las cotas superiores están ocupadas por ductos, túneles y otras líneas del metro, lo que hace suponer que la proyectada línea 10 tendrá tramos de cuando menos 25 metros de profundidad.

En la lógica de que la Ciudad de México requiere duplicar su red del metro, se tendrán que invertir 450 mil millones de pesos en las próximas décadas, más lo que se invierta en extensiones hacia el Estado de México e Hidalgo, así como los trenes suburbanos e interurbanos que deberán atravesar la ciudad. Un billón de pesos serán insuficientes para lo que hace falta en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, idealmente para invertir en los próximos 20 años.

¿De dónde obtener los recursos para financiar la infraestructura y el mantenimiento de los sistemas de transporte? En los últimos años sólo hemos recurrido a una de las posibles fuentes, la menos sustentable: el presupuesto del Gobierno de la Ciudad de México. Éste, al ser limitado, provoca lo que comentábamos la semana pasada: se invierte en metro y se abandonan proyectos en otros modos de transporte; o lo que viene ocurriendo en la Ciudad de México, el abandonado es el metro.

Voy a mencionar tres rutas alternas de financiamiento

Primera. Los terrenos del Gobierno de la Ciudad. Hasta el momento sí ha habido proyectos privados en lotes del gobierno, a veces mediante la figura de permuta. El problema es que han sido los particulares los que han propuesto estas soluciones, las cuales no han venido acompañadas de una estrategia que maximice los ingresos públicos. Lo que yo propongo es convertir los terrenos oficiales justo en una ruta para financiar infraestructura, previendo las necesidades presentes y futuras de la ciudad.

Segunda. Capturar ingresos de los automóviles. Hace 10 años se perdió de manera considerable el recurso de la Tenencia, sobrevive la correspondiente a vehículos de mayor valor, pero con demasiada evasión mediante el emplacamiento en otros estados. En la Ciudad de México se reciben 4,400 millones por ese concepto, habiendo 4.7 millones de vehículos registrados. Una simplificación del pago de la tenencia para vehículos de gama o cilindrada altas, así como una tenencia plana para el resto de los vehículos, debería duplicar la recaudación.

A esto deberíamos sumar otros pagos provenientes de los coches: cobro en el tramo gratuito del segundo piso del Periférico y otras vías de acceso controlado, al menos en las horas pico; parquímetros, multas; incluso establecer algún cargo local en la gasolina. Los impuestos no son populares, pero sin ellos, la movilidad seguirá siendo inequitativa como hasta ahora.

Tercera. Valorización. Cuando se discutía la Constitución Política de la Ciudad de México se retiró el término “captura de plusvalías”. En otras partes del mundo, lo que se cobra es el beneficio que otorga una decisión gubernamental atípica: una obra pública o un cambio en las reglas de construcción. Hay muchos terrenos en la ciudad que pueden beneficiarse de la mejora o ampliación a la infraestructura de transporte. El gobierno puede especular con el suelo, o bien, gravar la especulación privada. De esta forma se han financiado trenes urbanos y suburbanos en Europa y Asia.

Necesitamos planeación y decisiones profundas de carácter financiero que permitan pagar las redes de transporte de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Los políticos suelen evadir estas discusiones, por eso traigo el tema a la mesa.