#RECOVECOS

Zaldívar lastimó a la Corte

Después de cuatro años de lastimar a la Corte por estar al servicio del presidente, Arturo Zaldívar termina su periodo como presidente. | Jorge Ramos

Escrito en OPINIÓN el

Por fin se acabaron los cuatro años de presidencia de Arturo Zaldívar. La Suprema Corte de Justicia estuvo cuatro años al servicio del presidente Andrés Manuel López Obrador. Al final, el ministro optó por iniciar una campaña de político en redes sociales, solo él y sus aliados en la autodenominada cuarta transformación saben para qué. 

El relevo está entre tres personajes. La ministra Norma Lucía Piña y los ministros Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena y Javier Laynez. Por supuesto, vale no perder de vista a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, quien no solo está dando la batalla, busca ser la primera mujer en ser presidenta de la Corte

Norma Lucía Piña le daría un aire nuevo a la Corte por su perfil. Expertos en temas del Poder Judicial han señalado que en ella ven a la mujer que pondría en su lugar los excesos de López Obrador, sin estridencias.

Por supuesto, hay quien señala que Gutiérrez Ortiz Mena es un cuadro probado en la Corte. Aunque no falta quien diga que goza de las preferencias en la autodenominada cuarta transformación, es un hecho que desde el inicio de este sexenio de López Obrador, como se relató aquí, desde semanas antes de asumir el poder, este ministro no generaba odios ni pasiones en López Obrador. 

Javier Laynez es un personaje con trayectoria probada y nadie podría decir que es cercano al obradorismo. Tiene potencia por sí mismo. 

La ministra Esquivel Mossa también tiene su propio perfil ganado con trabajo de décadas. No se le puede regatear. Le fustigan por sus relaciones personales, pero también por haber sido propuesta para ministra por López Obrador. Ya se vería en los hechos, por lo pronto se vale criticar por lo que hace. 

En estos #Recovecos del 19 de noviembre de 2018 (Las memorias de Elba Esther Gordillo | La Silla Rota) se anticipó la llegada de Zaldívar, y que desde la autodenominada “cuarta transformación” tenían en la mira a tres ministros: Eduardo Medina Mora, Jorge Mario Pardo Rebolledo y Luis María Aguilar.

Zaldívar llegó a la presidencia de la Corte y Medina Mora fue obligado a renunciar porque el plan era desaforarlo. (Medina Mora, ¿sorpresa? | La Silla Rota) Medina Mora sabía que lo querían tirar y defenestrarlo y por eso optó por ceder la plaza antes que ir al paredón. Quizá algún día, cuando López Obrador ya no sea presidente, se anime a contar su historia. ¿Por qué se va un ministro? Según la ley es por “causas graves”. La carta de Medina Mora no dice absolutamente nada. Después de arrancarle la silla y la toga, a Eduardo Medina Mora lo he encontrado paseando con toda tranquilidad con su pareja, entre arrumacos, en Polanco, o desayunando en la Condesa. ¿Cómo es posible una vida así? ¿Qué negoció? ¿Con qué lo amenazó el presidente

En el caso de Pardo Rebolledo, que se sepa, no tienen artillería en su contra. Pero a quien han estado amenazando es a Luis María Aguilar, que, cabe decirlo, tiene varios cadáveres en el clóset. Pero los mantienen bajo llave. La 4T sabrá por qué no usa esa artillería. 

Por lo pronto, el 2 de enero se corre el telón. Ojalá sea para bien de la Corte. 

Punto y aparte. El papelón de Pedro Castillo en Perú es digno de un cuento de Gabriel García Márquez. En menos de cuatro horas amagó, con las manos temblándole, con desaparecer al Congreso. Luego, salió corriendo cobardemente hacia la embajada de México en Lima, no alcanzó a llegar y fue detenido. Después, el político salió, en voz de sus abogados, con la peregrina versión de que le habían dado un brebaje y por eso le temblaban las manos. Es más, que no se dio cuenta de lo que hizo. Y AMLO, antes, había salido en su defensa. El “comes y te vas” de Vicente Fox es de los más tristes papeles del país con su política exterior. Hoy lo de Perú deja a López Obrador muy mal parado. Y ya ni se diga con Estados Unidos, desde donde los mensajes son ominosos. 

Punto final. Andrés Manuel López Obrador dijo que fueron duendes los que metieron mano en su plan B de reforma electoral en la Cámara de Diputados. No, no fueron duendes. Tal parece que en la Secretaría de Gobernación les hacen falta asesores… y abogados. Una vergüenza.