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Se vislumbran malas condiciones para la celebración de unas elecciones que serán relevantes para la vida política nacional. | Ricardo de la Peña

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Pues sí: luego de la aprobación vertiginosa e irreflexiva de las reformas a leyes secundarias  en materia electoral en la Cámara de Diputados, queda la etapa de revisión, dictaminación, votación y en su caso aprobación de dichas reformas en el Senado de la República, lo que pudiera dilatar varias semanas, complicar la aplicación de algunos de los cambios propuestos, generar incertidumbre sobre el marco legal para los comicios de 2024 y obligar a cierta improvisación de medidas, lo que pudiera afectar la calidad del proceso por venir.

Cuando se perdió la mayoría

Es indiscutible que las formas para llevar adelante estas reformas en la Cámara baja expresan un ánimo vengativo e impositivo contra las instituciones electorales y las oposiciones, pero también es verdad que ello es reflejo de una subordinación fáctica de los legisladores a la voluntad del ejecutivo, quien se ha convertido en el líder indiscutible del grupo que hoy gobierna. Habría que preguntarse por qué no debiera ser así, qué impediría que los representantes pro-gubernamentales valoraran más la exhibición de lealtad que una independencia que les es inútil en el contexto de su facción. Y habría que recordar que al hacerlo simplemente están ejerciendo su condición mayoritaria, ganada conforme las normas de reparto de posiciones a partir de los votos obtenidos. Si bien sería idealmente deseable el diálogo y la concertación con sus opositores, ello no es obligatorio bajo ningún principio formal. Las oposiciones perdieron a mediados del año pasado la posibilidad de constituirse en un dique que, alcanzando la mayoría de diputaciones, pudiera no solamente evitar estos actos, sino imponer sentido y contenido a reformas legales que hoy son potestad del bloque gobernante.

Cómo contener a la mayoría

Ahora en el Senado se apuesta por la voluntad y conveniencia para el liderazgo mayoritario de mostrar una faceta más tolerante, abierta a la discusión, la revisión y la eventual modificación de los múltiples y relevantes cambios que pretenden lograrse a las leyes secundarias en materia electoral. Para alcanzar esta meta, han conformado algo que denominan “bloque de contención”, que suma a los senadores de los cuatro partidos opositores y que intentará frenar la aprobación expedita y sin cambios de las reformas en cuestión. El simple hecho de lograr que los trámites en el Senado sigan canales regulares y no logren la dispensa de los mismos conllevaría mandar hasta el año próximo la definición final de las normas que regularán las elecciones de 2024. De ocurrir esto y no darse un período extraordinario, los cambios se solaparían con el procedimiento de renovación de consejerías en el máximo órgano de la autoridad administrativa electoral nacional y reduciría los tiempos disponibles para la aplicación de los nuevos esquemas.

Si de por sí en este momento será precipitada la realización de estos ajustes, en la medida que se posponga la decisión sobre las reglas concretas bajo las que se operará, más difícil será preservar la cabal integridad de los comicios, condición a la que nos hemos acostumbrado, y más problemático y controversial puede tornarse el ejercicio de organización de los trascendentes comicios de renovación de poder federales por venir. Así, a lo drástico de los ajustes propuestos, que debilitan la capacidad de actuación de la institución responsable de organizar las elecciones, ante las limitaciones de recursos humanos para llevar adelante en el nivel más bajo de la estructura tareas tan relevantes como la capacitación y la organización electoral, se sumaría lo precipitado de los ajustes por realizarse, por la posposición de su aprobación definitiva y la posible incertidumbre que una eventual judicialización de las reformas pudiera conllevar. Malas condiciones para la celebración de unas elecciones que, sin duda, serán relevantes para la vida política nacional y la definición de los senderos de la República en el futuro inmediato.