MARCHA AMLO

¿Cuánto costó y quién pagó la marcha?

Tenemos derecho a saber cuánto costó la marcha, quien la pagó y agregaría otra pregunta ¿qué beneficios tuvo para la población? | Agustín Castilla

Escrito en OPINIÓN el

La austeridad ha sido una de las principales banderas del presidente López Obrador y de su movimiento, llegando muchas veces al extremo de dejar a las instituciones públicas en el límite de la subsistencia con la consecuente pauperización de bienes y servicios públicos. Sin embargo, parece que este principio al que tanto alude el oficialismo se olvida cuando se trata de promover la imagen presidencial, distraer la atención de los múltiples problemas que enfrenta el país o alimentar la polarización, sin importar que para ello se tengan que erogar grandes cantidades de recursos que podrían encontrar un mucho mejor destino habiendo tantas necesidades. 

Un claro ejemplo de ello es el proceso de revocación de mandato que tan sólo para su organización costó alrededor de mil 600 millones de pesos, además del gran despliegue propagandístico apoyando la permanencia de López Obrador –siendo que prácticamente nadie buscaba la terminación anticipada de su mandato y quien lo promovió fue el propio presidente– mediante anuncios espectaculares, carteles en el metro, posters, volantes etc. que a la fecha no se sabe cuánto costaron –pero sin duda no se trató de una suma menor– ni quien la pagó. Todo para que al final y, a pesar de la evidente operación gubernamental y partidista que por cierto estaban prohíbidas, más del 80% de la ciudadanía decidiera no participar al no encontrarle sentido. 

Otro ejercicio inútil en el que se desperdiciaron más de 500 millones de pesos, fue la consulta popular para supuestamente enjuiciar a los ex presidentes en la que participó apenas el 7% de las y los ciudadanos inscritos en la lista nominal –se requería del 40% para que sus resultados fueran vinculatorios–, además de que en realidad nadie supo a qué se refería la barroca pregunta aprobada por la Suprema Corte de Justicia que se sometió a votación. 

En el caso de la marcha del domingo pasado, de nuevo se confirmó que López Obrador sigue siendo muy popular así como la capacidad de movilización de la denominada 4T, tanto por la experiencia acumulada en sus años de oposición como por la enorme cantidad de recursos materiales y humanos de los que disponen actualmente, por lo que me parece irrelevante la discusión respecto al número de asistentes –que a todas luces fue considerable–, al igual que la comparación respecto a la marcha del 13 de noviembre en defensa del INE y la democracia puesto que las condiciones eran muy distintas. 

Por otra parte, es difícil saber cuántas de las personas que acudieron a la marcha del presidente lo hicieron convencidas –probablemente muchas–, quienes fueron por compromiso o conveniencia al tener un cargo público o aspiración electoral, a cuantas no les quedó más opción con tal de no poner en riesgo su empleo o los beneficios de los programas sociales, o quienes asistieron a cambio de algún “estímulo”. También lo es distinguir entre el acarreo y la facilitación de transporte ya que con los nuevos criterios, parece que ahora la diferencia más importante radica en quien lo hace. 

Lo que es un hecho es que la operación que se requiere para convocar y trasladar a tantas personas es muy costosa y, como en otros casos, no queda claro de dónde salió el dinero, máxime cuando el presidente y su vocero aseguran que no se utilizaron recursos públicos. Para darnos una idea, tan sólo en un minucioso ejercicio realizado por el periódico Reforma se contabilizaron 1,787 vehículos, en su gran mayoría autobuses que en muchos casos viajaron durante horas desde Nuevo León, Tabasco, Chiapas, Guerrero para llegar a la Ciudad de México por lo que además de la renta que implica el pago de choferes, gasolina etc., habría que considerar también la alimentación de la gente. Seguramente la impresión y distribución de carteles y volantes invitando a la marcha tampoco fueron gratuitas entre otros muchos gastos que se tuvieron que hacer, y sería ingenuo pensar que se cubrieron mediante coperachas como llegaron a decir. Al tratarse de una marcha convocada por el gobierno, tenemos derecho a saber cuánto costó, quien la pagó y agregaría otra pregunta ¿qué beneficios tuvo para la población? Pero como se ha vuelto costumbre probablemente nunca lo sabremos, lo único que quedó claro es el mensaje, harán lo que sea necesario para mantenerse en el poder, y eso es muy preocupante.