ELECCIONES 2024 EN CDMX

Cambio político, cambio de rumbo

Frente a la alta probabilidad de que en la próxima elección en la CDMX haya un cambio de grupo en el poder, es previsible que suceda un nuevo cambio de rumbo. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

El rumbo de la Ciudad de México no puede restablecerse cada sexenio, en realidad los ciclos deben ser más amplios y trascender a lo político. Si volteamos hacia atrás, la Ciudad de México ha enfrentado diversos vértices en su desarrollo, generalmente ligados a cambios políticos.

Uno de los cambios más importantes de los últimos 100 años es la centralización del gobierno en un Departamento, en 1928, junto con la desaparición de sus municipios. Pocos años después de este proceso, vino el Plan General de Desarrollo de Carlos Contreras, en 1933, que fue una de las más importantes modificaciones en la traza urbana y con impactos hasta nuestros días.

El límite del modelo de desarrollo de Carlos Contreras ocurrió en la administración autoritaria de Ernesto Uruchurtu, de 1952 a 1966, donde se limitó el desarrollo central y se fomentó la expansión suburbana, que dio lugar a una mancha urbana inmensa, en un entorno de crecimiento económico de posguerra.

Durante dos décadas, la Ciudad de México fue el centro de distintas movilizaciones sociales: mujeres en demanda del voto, ferrocarrileros, maestros, médicos y estudiantes. Este proceso culminó con las represiones de 1968 y 1971, pero a su vez coincidió con la construcción del metro.

En la agonía del sistema autoritario, durante las administraciones presidenciales de Luís Echeverría y José López Portillo, y las gestiones locales de Alfonso Martínez Domínguez, Octavio Sentíes y Carlos Hank González, ocurrió un fuerte impulso a las vialidades, y con las vías radiales y los Ejes Viales se modificó, de nuevo, la traza de la ciudad, mientras ocurrían cambios políticos que procuraron la participación de los partidos de oposición en todo el país.

Para el terremoto de 1985, había ya una gran capacidad de movilización política en una ciudad que estaba llegando al límite del régimen centralista y que, sin gran visión de futuro, veía como progreso cualquier obra pública: lo mismo vialidades, que ductos de agua potable, líneas del metro sin orígenes y destinos sólidos. Son los años en que se construyeron las líneas con menor ocupación hoy día, de la 4 a la 7. También son los años que, como respuesta a la tragedia del 19 de septiembre, la ciudad central se abandonó y se proyectó hacia la periferia.

La entrada de los gobiernos democráticos, el 5 de diciembre de 1997, vino acompañada tres años después, por un giro hacia el centro urbano: el Bando 2 de Andrés Manuel López Obrador mandó la señal del repoblamiento central, pero también de la expulsión de la población de menores recursos, hacia grandes unidades habitacionales en el Estado de México.

La conformación de la Autoridad del Espacio Público, en el sexenio de Marcelo Ebrard, con la que se inició la recuperación de calles y plazas en la zona central, no se explica sin el Bando 2. Este proceso, a su vez, vino acompañado de nuevos servicios, como Metrobús, el Tren Suburbano, Ecobici, y recién por el Cablebús, más sus símiles en el Estado de México, Mexibús y Mexicable.

Frente a la alta probabilidad de que en la próxima elección haya un cambio de grupo en el poder en la Ciudad de México, es decir, que Morena pierda la elección local, es previsible que suceda un nuevo cambio de rumbo en los años venideros. En la medida que la participación democrática en esta ciudad ha crecido, uno esperaría que el nuevo rumbo venga marcado por una amplia discusión. Esto va más allá de los documentos formales que hoy están a discusión en el Congreso de la Ciudad de México, como el Plan General de Gobierno y el Programa de Ordenamiento Territorial, cuya escala corresponde a la visión del gobierno saliente. Son procesos que ocurrirán como consecuencia de los cambios políticos.

Es muy probable que quien tome protesta el 5 de octubre de 2024 al frente de la Jefatura de Gobierno, sea una persona emanada de las filas o bancadas de Acción Nacional. Generalmente, sus gobiernos están enfocados a una buena calidad de servicios públicos y gestión de contacto cercano con el ciudadano, pero no siempre han sido los mejores gobiernos para impulsar las grandes transformaciones.

Hay nombres en la mesa, el alcalde de Benito Juárez, Santiago Taboada como el más mencionado, Lía Limón, Mauricio Tabe y las Senadoras Kenia López Rabadán y Xóchitl Gálvez, la pregunta es qué tanto pueden, ellas, ellos, ser impulsores de transformaciones profundas en la Ciudad de México o qué tanto serán otros procesos los que terminen imponiéndose.

Creo que las mayores posibilidades de éxito en la elección de 2024 serán justo para quien tenga más claro los pasos a seguir para un cambio de rumbo en la ciudad, más allá de lo político, y creo que la ciudad exige decisiones profundas, planeadas y con visión de largo plazo en materia de presupuesto, dotación de servicios, infraestructura e inclusión social.