#INFILTRADO

El poderoso narco que asaltaba por gusto

“Paco Pacas”, uno de los mafiosos más buscados del país y blanco de la Unidad de Inteligencia Financiera. | Antonio Nieto

Escrito en OPINIÓN el

A Quique le dieron 4 mil pesos como liquidación en una empresa de telemarketing. El viernes 20 de febrero de 2009 fue su último día y por eso invitó a cenar a su mejor amigo para masticar y beber la mala suerte.

Cuando regresaban a casa caminando, las luces altas de una camioneta los cegaron. Por el cruce de Tezontle y Agave, colonia Infonavit Iztacalco, no pasaba ni un alma. Del vehículo bajaron tres individuos completamente borrachos. “¡Ora, mis perros, aflojen!”, oyeron decir a uno de los delincuentes al tiempo que el otro les apuntaba con una subametralladora Mendoza. Quique balbuceó y su amigo de 17 años de edad amagó con echarse a correr, pero uno de los ladrones le cerró el paso. Como era de esperarse, se desquitaron con Quique porque fue el que se atrevió a decirles que no traían nada. Tras una seguidilla de golpes y patadas, lo despojaron de lo que le había quedado de su liquidación mientras a su amigo le arrebataron el teléfono celular. El de Quique se había caído y con la pantalla quebrada no servía sino para dos cosas. Así, los tres asaltantes regresaron a la camioneta GMC verde olivo, placas 422-WAA, que rechinó las llantas antes de acelerar por las oscuras calles de la Infonavit. 

En ese vehículo iban Francisco Javier, su primo Toño e Israel. En esos tiempos el nombre de Francisco Javier Medina Rangel no decía mucho. Hoy, a 13 años de aquel atraco, ese nombre va ligado al apodo “Paco Pacas”, uno de los mafiosos más buscados del país.

De acuerdo con los reportes de la entonces Secretaría de Seguridad Pública capitalina, elementos del sector Tlacotal fueron alertados de lo sucedido y apenas dieron con la GMC verde olivo, iniciaron una persecución que terminó con el arresto de esos tres jóvenes borrachos que, por gusto, habían asaltado y golpeado a dos víctimas. Y es que, desde entonces, “Paco Pacas” ya estaba en el mundo del contrabando. Según informes de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, desde esas fechas traficaba armas de fuego y mariguana dentro de pacas de ropa, las cuales terminaban en tianguis al oriente de la Ciudad y el Estado de México, pero no era un objetivo de perfil alto como lo es ahora.

Conforme creció en el mapa delictivo, “Paco Pacas” fue relacionado con cada vez más hechos de sangre que llamaron la atención de los medios y las autoridades. Consta en el expediente CI-FVC/VC-3/UI-2C/D/02224/10-2018 que el 25 de octubre de 2018 sucedió una detención que en su momento pasó desapercibida: a dos operadores de “Paco Pacas” se les colocaron los candados de mano y se les incautaron 2 millones 100 mil pesos en efectivo. Uno de los capturados resultó ser Yannick Iriarte Martínez, que en octubre de 2021 encabezó el atentado contra el empresario Eduardo Beave, luego de salir del Aeropuerto capitalino con sus escoltas, uno de los cuales arrolló a uno de los sicarios. Pero de esto hablaremos más adelante.

Luego del decomiso de la millonada a Yannick, en octubre de 2019, el apodo de “Paco Pacas” volvió a saltar a las páginas de los diarios y portales de noticias: un comando irrumpió en una fiesta infantil y rafaguearon a los invitados. El saldo: dos adultos y un niño de 4 años asesinados; 10 más salieron heridos. La barbarie tuvo lugar en la cochera de un domicilio de la calle Colorines, colonia Ixtlahuacán, Iztapalapa, donde los globos y la piñata acabaron salpicados de sangre. Todo fue parte de la pugna que tenían en ese entonces “Paco Pacas” y Juan Balta, socio de la Unión Tepito que controlaba la venta de droga en Iztacalco. El 28 de noviembre de ese año fueron halladas mantas con la fotografía de Juan Balta, donde lo amenazaban a él y sus compinches y hasta se ofrecía una recompensa de 500 mil pesos por sus cabezas. Un año más tarde esa guerra seguía y acorde a la carpeta  CI-FVC/VC-3/UI-3C/D/01601/08-2018, el punto más álgido fue la aparición de una cabeza en San Pedro Iztacalco. Se trataba de un colaborador de Juan Balta, identificado como Isaac Castañeda, de 25 años de edad. “Ya sabes quién soy”, se leía en la cartulina verde dejada a un costado de la cabeza.

De esta forma, “Paco Pacas” y su hermano, el “Chivo” se volvieron personajes de interés de la Policía, que descubrió que no eran sicarios comunes, ni mucho menos corrientes, pues vestían elegantemente, poseían empresas legalmente establecidas; conducían autos Lamborghini y se codeaban con familias adineradas y cercanas a la política. También le habían entrado al negocio de los antros en Cancún y Túlum, y tenían nexos con nada más y nada menos que los hermanos Olascoaga, el “Pez”, y el “Fresa”, líderes de la Familia Michoacana. ¿Cómo se solidificó esta hipótesis? Cuando la autoridad tuvo en sus manos fotografías de los hermanos del Yannick en una parranda en Arcelia y Numarán, Guerrero, a la cual incluso asistió Manelik, de Acapulco Shore, ex novia de David García Ramírez, el “Pistache”, cabecilla de la Unión, recluido en un penal federal. Esa zona guerrerense es territorio de los Olascoaga, probablemente dos de los mafiosos más protegidos del país. Celeste “N”, novia del “Fresa”, presuntamente trabajaba en un puesto relevante en la administración de Félix Salgado Macedonio cuando era gobernador del estado. De ese calibre han sido las relaciones de los Olascoaga, incluso con el Ejército, de las cuales “Paco Pacas” se ha beneficiado de igual manera.

Todo cambió con el ataque al Eduardo Beave, que si bien no es un personaje conflictivo, su influencia en el ambiente empresarial fue suficiente para que Omar García Harfuch, titular de la Policía capitalina, supervisara personalmente la investigación contra sus agresores y ahí salió a relucir “Paco Pacas”. Resulta que Beave estaba siendo presionado para vender varios negocios en Tulúm, a un individuo conectado con el crimen organizado y que busca transformar cada bar y restaurante en una narcotienda. Beave se negó a vender y por esa razón se le planeó matar. Yannick, líder del grupo de choque de “Paco Pacas” y sus sicarios fallaron y posteriormente fueron arrestados. De ahí que hoy en día el apodo de “Paco Pacas” tenga un peso muy diferente al que tuvo aquella noche cuando, por divertirse un rato, atracaron a dos chavos que tenían más penas que dinero. Tan es así que “Paco Pacas” se volvió blanco de la Unidad de Inteligencia Financiera. Este columnista cuenta con un informe detallado de junio de 2021, donde se exponen las cuentas –algunas ya congeladas– y propiedades de “Paco Pacas” y sus hermanos, a quienes califican como “millonarios y objetivos de interés”. Sin embargo, se dice que a “Paco Pacas” no lo capturan pronto, mucho menos como en ese lejano 2009, donde en el piso de la camioneta en la que iba se hallaron  lo mismo latas de cerveza vacías que una subametralladora.

Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.