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¿Solo 12 mil?

La manipulación de los números y estadísticas en la comunicación política no debería engañar ni ser tan burda. | José Antonio Sosa Plata

Escrito en OPINIÓN el

Muy pocas veces en la historia política del país ha habido una diferencia de números tan grande en relación con un evento masivo. Mientras el secretario de Gobierno de la CDMX, Martí Batres, aseguró que en la marcha en defensa del INE solo participaron entre 10 y 12 mil personas, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que fueron 60 mil. Los organizadores consideraron un mínimo de 150 mil. Y algunos se fueron al otro extremo, al calcular 640 mil participantes.

La manipulación de cifras y estadísticas es una constante en los procesos de comunicación política. Presumir los logros la motiva. Resaltar los fracasos o derrotas de los adversarios puede resultar cómodo y efectivo. Aún así, no todo lo que se difunde para convencer a la ciudadanía es realmente malo. Recurrir a las figuras retóricas con los números facilita la persuasión de las audiencias en cualquier conflicto o enfrentamiento.

Sin embargo, en esta ocasión muchos se excedieron. Sembraron dudas innecesarias. Llevaron al centro de la información sus “conteos”. Como si la fuerza de movilización y convencimiento solo se demostrara con la cantidad de asistentes a una marcha. Otros, se olvidaron de lo que sucedió en las marchas similares que hubo en los estados de la República. Pero todos, para bien o para mal, cayeron en las trampas de la polarización.

Por si no lo viste: VIDEO: "El gobierno no sabe contar", Santiago Taboada sobre la marcha en defensa del INE.

Es cierto que en sexenios pasados las movilizaciones de las izquierdas siempre se minimizaron. También lo es que los organizadores de aquéllas nunca exageraron tanto. De lo que no hay duda, es sobre la desinformación que se alimenta en todos los medios y de la poca o nula eficacia que se logra cuando las imágenes —susceptibles también de cualquier manipulación, pero más elocuentes— son más importantes a la hora de crear opiniones.

Lo que hoy resulta paradójico es que quienes más fueron afectados por el menosprecio que encerraban los números que se difundían desde el poder, no solo incurran en las mismas prácticas sino que las lleven a límites inverosímiles. Seguro no toman en cuenta que sus afirmaciones también pueden ser interpretadas como venganzas, berrinches o réplica de los modelos que tanto cuestionaron en el pasado.

Te recomendamos: Javier Tejado Dondé. Luego de la marcha, AMLO en problemas, pero la oposición más, El Universal, 15 Noviembre 2022.

La situación en el escenario actual es todavía más delicada al recordar todas las suspicacias que se generaron con los números de personas contagiadas y muertas durante la pandemia. No solo en términos reales, sino en las proyecciones que se hicieron desde el principio. Guardadas las proporciones, algo similar sigue sucediendo con la difusión de las cifras en torno al problema de inseguridad en todo el país.

A la manipulación de las cifras se suman los argumentos falsos y, en forma por demás equivocada, los insultos. Una vez más se pretende imponer agenda. Buscar las “mejores” frases de impacto o noticiosas sin importar las consecuencias a la reputación. Tampoco el daño moral que producen. Desviar la agenda. Aprovechar las ventajas que ofrece tener y ejercer el poder. Mantener sometidos a los adversarios.

Consulta: Violeta Alvarado Salas (Universidad de Chile). Manipulación de información en la era digital de las comunicaciones: ¿A qué se enfrentan los gobiernos latinoamericanos? El caso chileno, Monterrey, Nuevo León, México: X Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, Julio-Agosto 2019.

La obsesión con los números por los personajes políticos es asunto de todos los días. La obsesión por las encuestas los marcó durante casi todo el siglo XX. En lo que va del XXI, ya nadie puede ni debe gobernar sin encuestas. La precisión que han obtenido cuando están bien realizadas alimentan los procesos de toma de decisiones. Reducen los riesgos. Fortalecen la confianza cuando las cosas van bien o alertan en forma oportuna si hay problemas en el horizonte.

Las encuestas tampoco están exentas de la manipulación. En nuestro país han servido para legitimar decisiones y para revivir el viejo tapadismo. A pesar de que la normatividad jurídica en la materia ha avanzado mucho para reducir la especulación y los sesgos, la práctica sigue vigente. Si bien hay un gran número de empresas serias, honestas y profesionales, también existen algunas firmas que no les importa tanto ajustar sus resultados. 

Lee más: ¿Es posible saber cuántas personas hay en una manifestación?. National Geographic España, 9 Noviembre 2017.

De lo que podemos estar seguros, es que en la lucha por el poder los datos duros son esenciales para la construcción y mantenimiento de la imagen y la reputación. En un ecosistema de comunicación dominado por las imágenes, el buen líder no se puede olvidar de la centralidad que también tienen los números. De ahí la relevancia que tienen la consistencia y la posibilidad de que las cifras se verifiquen porque si no, las consecuencias pueden ser destructivas.

Desde la mirada inquisitiva, profunda, crítica, detallista y obsesiva que se expresa en las redes sociales, el engaño hoy se detecta con mayor facilidad. Desafortunadamente, la polarización tiende también a arraigarse. La buena noticia es que tenemos un mayor número de herramientas para descubrir a los tendenciosos y manipuladores. La mala, es que el espacio para la reflexión y el análisis es muy reducido. Por si fuera poco, la fugacidad informativa también juega en contra de la mayoría.

Consulta: Miguel Ángel Rodríguez-Gironés, et.al. Hay tres tipos de mentiras: mentiras grandes, grandes mentiras y estadísticas. El Diario España, 19 noviembre 2014.

Si recurrimos a un rápido análisis de eficacia, la división que existe en la sociedad sigue beneficiando al gobierno de la llamada #4T. No hay duda que la marcha del domingo pasado fue imponente. Mucho menos del significado que tienen los altos niveles de participación en un ambiente crispado, la civilidad de quienes marcharon y el saldo blanco que arrojó el evento. El problema es que no se puede calificar el evento como un rotundo éxito.

La falta de liderazgos en las filas opositoras quedó una vez más en evidencia. No hubo una sola, ni un solo líder que hubiera captado el descontento de casi la mitad de la población. Varios de los posibles aspirantes a la presidencia de la República se quedaron abajo, sin hablar ni fijar posicionamientos contundentes. En consecuencia, ninguno alcanzó las repercusiones noticiosas que logró la frase del “striptease del conservadurismo” que con astucia colocó el presidente López Obrador.

Lee también: AMLO "miente o da datos inexactos" en cada conferencia, según ONG. Deutsche Welle (DW), 16 Abril 2021.

Desde la conferencia matutina del presidente se opacó también la postura del PRI. Sorpresiva para muchos. El hasta hora punto de coincidencia aparente del tricolor con la alianza de PAN y PRD, para mantener el rechazo a la reforma electoral que propone el primer mandatario, se vio minimizada con las noticias que acaparó el aparato de comunicación del gobierno federal. El hecho lleva a preguntarse si en realidad hubo errores tácticos de algunos funcionarios como el cometido por Martí Batres o si los opositores no vieron un plan fríamente calculado.

¿Qué sucedió con otros números que solo algunos especialistas destacaron en sus columnas? ¿Por qué demasiados opositores se se siguieron centrando en el número de manifestantes? ¿Cómo es posible que hayan desaprovechado la oportunidad de ir más allá y asumir riesgos mayores? Rescatemos un ejemplo. Javier Tejado Dondé ofrece un dato que solo refleja uno de los errores en la narrativa de la coalición opositora: “En redes sociales —afirmó— la conversación sobre la marcha ha tenido un alcance de 170 millones de personas y un sentimiento de 69% en favor de ésta, según la herramienta digital de Xpectus”.

Sin poner en duda o descalificar la trascendencia que tuvo la marcha, es imperativo destacar que ¡el desperdicio de otras áreas de oportunidad fue enorme!

Recomendación editorial: Darrel Huff. ¿Cómo mentir con las estadísticas? Barcelona, España: Editorial Crítica, 2015.