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Salvando al Godín de no vacacionar, ¿qué tanto daño nos hace no tomar vacaciones?

Las vacaciones no están ahí nada más para cumplir un mero requisito laboral, tienen muchos efectos benéficos en nuestra salud física y mental. | Aniela Cordero

Escrito en OPINIÓN el

En estas últimas semanas, varios hemos seguido el debate sobre las vacaciones en México, pues es bien sabido que somos el país con menos días de vacaciones a nivel mundial con una cifra récord de seis días. Mientras que también somos el país que más horas trabaja al año, y aun así no hemos dominado el mundo, porque no queremos. 

Si bien eso está a una publicación en el DOF de cambiar para siempre, y que los mexicanos gocemos de doce bellos y merecidos días de vacaciones al año, todos conocemos a un grinch que no quiere tomar vacaciones, así le den un mes o dos o tenga vacaciones ilimitadas (benditos ellos). 

Pero ¿por qué es necesario tomar vacaciones? Muchos pensarán que es algo opcional y que cada quién sus días de vacaciones y cómo los use. Pero las vacaciones no están ahí nada más para cumplir un mero requisito laboral, tienen muchos efectos benéficos en nuestra salud física y mental, además de las razones obvias de poder desconectarnos un rato del trabajo. Inclusive si no estamos trabajando en una oficina de 9 a 6, de lunes a viernes. El tomarnos descansos de nuestra cotidianidad también nos beneficia muchísimo. 

Para empezar, nos otorga un cambio en la rutina física y mental de todos los días, lo que nos ayuda a estimular el cerebro. Podemos darnos el lujo de dormir más, comer cosas diferentes sin tener que cuidar tanto ese balance, y hacer actividades que normalmente no haríamos por falta de tiempo. Y no me refiero al tiempo que puedes obtener organizándote y viviendo en un mundo idílico donde puedas dormir ocho horas, trabajar ocho horas en punto, y de esa manera tener 14 horas para disfrutar, porque seamos realistas, ¿a quién que lee esta columna le sobran 14 horas al día? 

Inclusive con esas 14 horas, no nos podemos desconectar completamente como cuando estamos de vacaciones, sabemos que al día siguiente comienza nuestra rutina una vez más. No recuerdo bien dónde leí que un país europeo (porque vaya que ellos sí que tienen vacaciones) o en qué compañía, todos los empleados tienen derecho a más de 35 días de vacaciones, y mínimo 2 semanas obligadas de completa desconexión de la oficina. En donde la propia compañía les prohíbe llevarse su computadora, celular del trabajo, y casi casi, escoger un destino con internet. ¿No es eso fabuloso? 

Sé que muchos dirán que no pueden desconectarse completamente, y se preguntan qué pasará si no están disponibles, pensando que el destino de la compañía depende de si pueden encontrarlos por correo, mensaje o llamada. Pero no es así. La tristísima y cruda realidad es que todos somos reemplazables en una compañía, por mucho que nos pongamos la camiseta, que le dediquemos 8, 10 o 12 horas de nuestro día, y por mucho que disfrutemos lo que hacemos. 

Así que creo que debemos empezar a ponernos en primer lugar nosotros, y cuidarnos lo suficiente para poder hacer bien nuestro trabajo y continuar disfrutándolo. Eso implica tomarnos unas vacaciones en serio, concientizando la desconexión, y trabajando el soltar, el delegar y el despreocuparnos por un momento de lo que podría pasar si no contestamos ese mensaje que dice “¿Ya checaste tu correo?”.