EL DOCUMENTAL “INFANCIA DESTERRADA” SOBRE LOS NIÑOS MIGRANTES

Infancia desterrada

Miles de menores de edad, solitas, solitos “huyen de la violencia sin mucho más que lo que cabe en una mochila”, así comienza ‘Infancia desterrada’. | María Teresa Priego

Escrito en OPINIÓN el

“Cada año, decenas de miles de niños y niñas se ven obligados a abandonar sus  países sin la compañía de un adulto”. Las tomas aéreas recorren la caravana que avanza. Las/los niñas/os caminan junto a personas adultas, mirando a la distancia podríamos suponer que caminan con ellas/os. Lo que no pensamos, lo que nos cuesta escuchar y aprehender es que –mes tras mes– decenas de miles de menores de edad atraviesan solas/os las fronteras rumbo a una remota y nada acogedora “tierra prometida”. Solitas. Solitos. “Huyen de la violencia sin mucho más que lo que cabe en una mochila”, así comienza el documental “Infancia desterrada” dirigido por Alberto Arnaut y Diego Rabasa y producido por Paola Ojeda Linares, politóloga y especialista en infancias migrantes, quien también participó en la creación del  guión

“Infancia desterrada” se presentó el 25 de octubre como parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia y durante una semana estuvo accesible en la plataforma filminlatino a la que esperamos regrese. El proyecto del documental comenzó con una pregunta que atrapó a Paola después de una de sus visitas de trabajo a un  albergue: ¿cómo transmitir las vivencias de las infancias migrantes no acompañadas, para que la realidad se difunda y un mayor número de personas se involucre en las redes de defensa de sus derechos y en el apoyo a los espacios de acogida? “Trataba de explicarlo y sentía que no lograba transmitir la dimensión de lo que viven”. No bastaba con dar a conocer las cifras, las circunstancias de pobreza y violencia que expulsan a niñas/os y adolescentes de sus países de origen. ¿Cómo había entendido ella misma? “Ante cada historia particular”. 

Fue a través de la convivencia y el proceso de escucha que pudo asimilar la dimensión del peligro, la soledad, ese brutal desamparo que no se parece a ningún otro: “ser un niño que no solo tiene que dejar a su familia, sino a su país, para salvaguardar su integridad”. Entonces decidió que era necesario un documental que aprehendiera la singularidad de cada niña/o, de cada vida y la recreara: “Es hasta que las personas conocemos historias particulares, escuchamos una voz, miramos una foto, que comprendemos y nos sumamos para ayudar”. La empatía que genera tomar una cierta distancia de las cifras para detenerse en la singularidad. 

Paola buscó a Alberto Arnaut, director del inolvidable y valiente documental: “Hasta los dientes”, la reconstrucción de las circunstancias en las que el 19 de marzo de 2010 fueron asesinados Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, por integrantes del Ejército mexicano y en las instalaciones mismas del Instituto Tecnológico de Monterrey, donde esa noche se quedaron estudiando. Para justificar los homicidios se acusó a Jorge y a Javier de ser “sicarios” y (ellos, que solo tenían hambre e iban a cenar) estar armados “hasta los dientes”. El cineasta Diego Rabasa se sumó al proyecto, co-director con Santiago Arau del cortometraje “Ciudad herida” que comienza con el terremoto de 1985, relata –incluyendo el recurso de los drones– el terremoto de 2017. Esa oscura e inquietante repetición que aún nos mantiene sumidos en la extrañeza. La dirección de fotografía de “Infancia desterrada” corrió a cargo de Sheila Altamirano y Pedro G. García quien dirigió la edición del documental.

“La UNICEF calcula que para finales de 2020 unos 23.3 millones de niñas y niños habían sido desplazados de sus comunidades por conflictos armados, catástrofes climáticas o persecuciones políticas... No sabemos cuántos realizan ese viaje solos”. En “Infancia desterrada” una niña dibuja una casa. Su hogar anterior y/o su hogar por venir. Los columpios. El sueño profundo junto a las mochilas. Los pies que caminan. El adolescente llora durante una llamada por teléfono. La niña juega a cubrirse la cara con un antifaz con ojos de corazones. Manitas. La niña un tantito “mayor” intenta mostrarle en un mapa, al pequeñito que acompaña, dónde están. 

Se necesitaba sumar sensibilidades: Paola, Alberto, Diego, para lograr un proyecto en el cual el cuidado por las infancias, el respeto ante la dificultad para traducir el dolor en palabras y la protección de las identidades, tomaran el centro. Escuchamos los testimonios. Hablan de violencia, sobre todo. “Yo no quise nada de lo que me sucedió”, dice una muchacha adolescente. Tuvo que huir. Huérfana de golpe porque asesinaron a sus padres, amenazada en su integridad. Apenas tuvo el tiempo de llenar una mochila que estuviera en posibilidad de cargar durante tantos kilómetros de caminata. Cuando una piensa que este camino tan largo, desamparado e incierto era su mejor proyecto de futuro. Desde la penumbra que la protege, es tan entañable cuando nos habla. Cuando una piensa que era su única opción para salvar su vida.