SEGURIDAD

Civiles y militares, ¿quién manda a quién?

Los militares no van a dejar que la oportunidad de trascender más allá de los cuarteles se les vaya de las manos. | Jorge Medellín

Escrito en OPINIÓN el

1.- El escándalo desatado por el robo de documentos sensibles de los hackers del colectivo Guacamaya a las bases de datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) ha revelado circunstancias, hechos, comportamientos y acciones que afianzan cada vez más la idea de que los militares no sólo se han convertido en prolijos actores políticos, sino que además han tomado la iniciativa, se mueven por su cuenta presionando y llevando al poder civil a terrenos propicios para los intereses castrenses.

2.- Muchos de los documentos que comenzamos a conocer gracias al acceso que los hackers, han ubicado con precisión y amplitud crecientes el activismo, el seguimiento de los grupos de inteligencia militar y la inusitada gama de temas, intereses y escenarios de los que se ocupa la cúpula militar mexicana.

3.- Desde la frívola predicción o estimación sobre el papel que tendrá la selección nacional en el mundial de Qatar, hasta el seguimiento puntual de los movimientos y acciones de los normalistas de Ayotzinapa o los detalles del viaje de la delegación zapatista a Europa o bien las advertencias sobre los presuntos nexos de funcionarios públicos con cárteles de la droga, la inteligencia militar, al servicio de los mandos, sirve también para consolidar posiciones políticas y para darle a la milicia un papel más abierto que deja de lado el freno impuesto durante décadas por la clase política.

4.- Ahora sabemos que fue desde la SEDENA donde se fraguaron los planes, la estrategia llevada a la Cámara de Diputados y luego al Senado para impulsar no sólo la adscripción de la Guardia Nacional a la estructura de la Defensa Nacional, sino también todo el entramado, todo el lobbying para comprar conciencias senatoriales denunciado por Dante Delgado.

5.- Previo a la recolección de conciencias, la SEDENA se dedicó a seducir legisladores mediante el regalo de costosos lentes de miles de pesos, según lo revelado por Guacamaya. Allanado el camino, los mandos militares colocaron a placer la agenda con sus intereses, ubicándose por encima del poder político, mostrando músculo, arropados por los notables del gabinete de la seguridad federal, comenzando por el presidente y comandante supremo, Andrés Manual López Obrador.

6.- El remate de este protagonismo militar se dio de nuevo en el Senado, en donde el desplante del general Luis Cresencio Sandoval -el “señor Sandoval”, como lo llamó el senador panista Germán Martínez- y del almirante Rafael Ojeda Durán, de negarse a comparecer para explicar precisamente qué ocurrió, cómo fue posible el hackeo a los servidores militares, ha marcado de nuevo los límites y la separación entre los civiles y la clase político-militar, resurgida gracias al cobijo ramplón, peligroso e impune del presidente López Obrador.

7.- Por cierto, el senador Germán Martínez deslizó en tribuna, durante su memorable intervención, que “los guacamayos son militares descontentos”. Algo sabe el senador. Mucho dice su versión, que es rumor a paso firme en los pasillos de Lomas de Sotelo.

8.- Los militares ya están ubicados en el camino de su reivindicación histórica por el que aguardaron décadas. No van a dejar que la oportunidad de trascender más allá de los cuarteles se les vaya de las manos. De ahí la preeminencia que ni el mismo AMLO podrá frenar ya.

Es una orden.