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OPINIÓN

CDMX, es la guerra: candidata… o candidato

AMLO entró a la guerra por la Ciudad de México. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo a sus interlocutores, entre ellos titulares de secretarías de Estado, coordinadores parlamentarios, y dirigentes de Morena: no se metan en la Ciudad de México.

Eso ocurrió en una reunión antes de las campañas electorales de este año que culminaron con un sonoro revés porque en el bastión obradorista perdieron las principales alcaldías. Esto ya es historia conocida.

También es historia conocida que tanto en Morena como en la oposición no tienen la menor duda de que López Obrador apapacha sin rubor a Claudia Sheinbaum para la candidatura presidencial en el 2024 por parte de Morena.

Algunos observadores sostienen la hipótesis de que en este tipo de decisiones, López Obrador es transparente. No varía su intención, por lo tanto no lo oculta. Otros piensan que juega a que ella es su carta fuerte, para que al final dé una voltereta. Al final de cuentas eso solo lo sabe él.

Para abonar al juego sucesorio, el presidente dedicó actos públicos en la Ciudad de México, de esos de cortes de listones, anuncios de ayudas sociales, en donde Sheinbaum tuvo protagonismo.

Aunque el acto en Xochimilco mereció algunas portadas de los diarios capitalinos, la de El Heraldo de México reflejó mejor el mensaje político: López Obrador flanqueado por Claudia… y por Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo.

Es evidente que el presidente va a meterse al trabajo político en la capital del país, donde se estrellaron por su excesiva confianza y sus errores políticos, que el electorado de la ciudad les cobró puntualmente.

Por eso López Obrador entró a la guerra por la Ciudad de México.

El domingo 19 de septiembre Sheinbaum anunció cambios en su gabinete. Entró puro grillo como Javier Hidalgo, derrotado en la elección de diputado federal por Margarita Zavala; Ricardo Ruiz, probado cuadro político y ex dirigente del PRD en la capital; José Luis Rodríguez, derribado como diputado local por un error de litigio en tribunales; Israel Moreno, hermano del cacique perredista en Venustiano Carranza, que traicionó a los amarillos por irse a los brazos de Morena, así como Paola Félix Díaz, una pevemista con experiencia política.

Previamente y tras el descalabro electoral arribó como secretario de Gobierno Martí Batres, del ala ultra o de los puros que respalda sin ambages a Claudia para el 2024.

López Obrador flanqueado por Claudia y Alcalde en el acto público las perfila, una para la candidatura presidencial y la otra para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.

Sin embargo, nos cuentan que hay un personaje que no es bien visto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que goza de todas las confianzas de Claudia Sheinbaum y que aparentemente está dando buenos resultados en algo muy sensible para la ciudadanía. De hecho, estuvo a punto de ser rozado de no muy buena manera por un medio internacional.

En la guerra por la Ciudad de México ha entrado López Obrador y lo hará de cuerpo entero. Pero en lo interno las piezas se están acomodando para que sea candidata… o candidato.

Punto y aparte. La cumbre de la CELAC en México atrajo reflectores en el mundo por el pleito entre los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela, contra los de Uruguay, Luis Lacalle, y de Paraguay, Mario Abdó. Pero en círculos diplomáticos llamaron la atención tres cosas que no son usuales en escenarios internacionales: un presidente extranjero como orador en la ceremonia de Independencia de un país; la esposa o esposo de un presidente como orador en una cena oficial; la conducción de los trabajos de la asamblea de CELAC por parte del canciller Marcelo Ebrard, cuando lo ordinario es que sea el jefe del Estado anfitrión.

Punto final. La autodenominada 4T desdeña la ciencia. No hay sorpresa. Todos los gobiernos, incluidos los hoy odiados “neoliberales”, también desdeñaron la ciencia y a sus científicas y científicos. Lo sorprendente es que resulten mucho más perniciosos que ese terrible pasado. Lo cierto es que nunca ha sido exitoso pelearse con la academia y los universitarios. Ya universidades privadas y públicas han cerrado filas… y lo que falta.