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La tercera ola

Podría registrarse en unas semanas un aumento importante en los reportes de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Miles de personas aprovecharon la semana santa para salir de vacaciones con sus familias o amigos por lo que aeropuertos, terminales de autobuses y carreteras registraron una gran afluencia para dirigirse a los principales destinos turísticos, lo que representa un respiro para los vacacionistas después de un muy complicado año de pandemia, y por supuesto para el tan golpeado sector del turismo que es una fuente importante de empleos. Es natural que la gente busque un escape después de un periodo tan largo de encierro, dolor y angustia, pero al parecer olvidan que esto aún no termina, que todavía estamos lejos de regresar a la vida que teníamos -si es que eso es posible- y que, aunque en las últimas semanas ha disminuido la demanda de atención hospitalaria así como el registro de contagios, el riesgo sigue latente.

Apenas hace unos cuantos días rebasamos las 200 mil defunciones oficiales, pero incluso la Secretaría de Salud ha tenido que reconocer un exceso de mortalidad por covid-19 de aproximadamente 60%, lo que significa que las personas fallecidas serían más de 320 mil colocándonos como el segundo país con mayor mortalidad por encima de Brasil y únicamente por debajo de Estados Unidos -pero con una población mucho menor que estos países, por lo que proporcionalmente podríamos estar ocupando el nada honroso primer lugar-.

Posiblemente el cambio de color en los semáforos epidemiológicos -7 entidades en naranja, 18 en amarillo y 7 en verde-, la reapertura de actividades y el arranque del proceso de vacunación, han dado una sensación de cierta tranquilidad provocando que se relajen los cuidados necesarios como se puede observar fácilmente tan sólo con darse una vuelta por las zonas de restaurantes y comercios en las grandes ciudades, o a través de las redes sociales en las que se reportan fiestas de vecinos y se difunden imágenes de vacacionistas en hoteles, playas o bares que se divierten omitiendo la sana distancia y el uso de cubrebocas.

En varios países de Europa como Francia, Italia, Alemania y Bélgica se empezaron a disparar los contagios después de un periodo de relativa estabilidad debido a la flexibilización de las medidas de prevención y a la mutación del virus que se ha vuelto más agresivo, particularmente la variante británica que se está expandiendo rápidamente, ante lo cual ya se habla incluso de una nueva pandemia obligando a imponer nuevas restricciones.

También en Estados Unidos se está registrando un incremento importante en el número de casos superando los máximos alcanzados en meses anteriores con un promedio de 75 mil contagios diarios a pesar de la acelerada campaña de vacunación. Es importante recordar que para lograr la inmunidad deben pasar algunos días o semanas después de su aplicación -una o dos dosis dependiendo del tipo de vacuna- y si bien son muy efectivas para prevenir enfermedades graves no evitan del todo la posibilidad de contagio, pero muchas personas no esperan el tiempo necesario y empiezan a salir, a reunirse e incluso a prescindir del cubrebocas con el riesgo que ello implica.

En este escenario, ante la laxitud en las medidas impulsadas por las autoridades y en el mensaje que transmiten, la presencia de nuevas cepas -que al parecer no están siendo debidamente monitoreadas-, una mucho mayor movilidad y concentración de gente en el espacio público por el puente de mediados de marzo y las vacaciones de semana santa, así como la lentitud en el proceso de vacunación que ni siquiera ha alcanzado a cubrir en su totalidad al personal médico del sector público así como a las personas mayores de 60 años con la primera dosis, prácticamente todos los especialistas coinciden en la muy alta probabilidad de que nos llegue la tercera ola y en las próximas semanas se registre en nuestro país un aumento importante en los reportes de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos.

Ojalá tomáramos conciencia de ello, pero quizá sea ya muy tarde.