Main logo

AMLO y el efecto boomerang

Andrés Manuel López Obrador se ha lanzado contra la prensa con diferentes calificativos e insultos. Hoy enfrenta el efecto boomerang. | José Luis Castillejos

Por
Escrito en OPINIÓN el

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha vestido con una enorme coraza-concha para soportar mentadas de madres. Los insultos en las redes, quejas y demás en un país donde la inconformidad ya es un deporte nacional parece importarle nada al mandatario.

Y no le importa al jefe de Estado que la molestia ciudadana crezca cada día. Los insultos le resbalan. Se sonríe y descalifica. Son los fifís, dice, de quienes lo critican.

Lo último fue una silbatina, gritos de fuera… fuera y recordatorios del diez de mayo contra quien -en el pasado- fuera líder de la oposición política.

Hoy ese hombre que debiera gobernar para todos y dirigir, desde la talla de un estadista los destinos del país, se ha convertido en el responsable de la polarización social.

El periodista veracruzano Vinicio Portela, radicado en Chiapas, refiere que “si hay alguien que ha sembrado el encono y la polarización en México ese es López Obrador. Él tiene la exclusividad de los insultos, de las burlas, del descrédito”.

AMLO es el máximo hater (odiador), pero cuando le toca cosechar el rencor de las personas sus feligreses piden respeto y tolerancia, cuando López Obrador nunca lo ha hecho.

Predicar con el ejemplo está fuera de las normas de conducta del mandatario federal, pues si pide respeto eso mismo debes ofrecer y hoy, al parecer, se ganó el desprecio de algunos mexicanos.

¿Qué si es correcto lo que hicieron los pasajeros de este avión?, claro que no es correcto, pero tampoco lo es denigrar e insultar desde el púlpito de la mañanera, utilizando los recursos públicos para denostar y eso lo hace continuamente López Obrador, señaló Portela.

Y, efectivamente, a su llegada a la Ciudad de México en un vuelo comercial de Aeroméxico, López Obrador recibió insultos y gritos por parte de un grupo de jóvenes.

En vez de aplausos tras una gira de tres días por Querétaro y Zacatecas, los muchachos que viajaban en la parte de atrás del avión comenzaron a insultar al mandatario cuando este se levantó de su asiento.

Eso grafica el sentir de muchos mexicanos que no votaron por López Obrador y que ahora exigen resultados.

Pero el gobernante se desentiende cuando le piden cuentas y transparencia, y le demandan respeto, ese que él no ha tenido al descalificar en sus conferencias a quienes no comulgan con sus ideas.

Los jóvenes no son los únicos que le han perdido el respeto a la figura presidencial mexicana. En el 2019, el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga lo llamó “sinvergüenza” y “cobarde matoncito” por haber dado refugio al defenestrado Evo Morales.

El ex gobernante boliviano acusó a López Obrador de arrodillarse ante Estados Unidos, Cuba y Venezuela, y aseguró que el presidente es una vergüenza para América Latina.

Desde el inicio de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha lanzado contra la prensa con diferentes calificativos e insultos. Hoy enfrenta el efecto boomerang

López Obrador es el único responsable del actual clima que se vive en el país. Él y solamente él ha alentado el odio hacia diversos actores políticos y contra la prensa a la que la ha definido como "hampa del periodismo".

En el hampa del periodismo se usa mucho la calumnia y esta cuando no mancha, tizna, indicó en una de sus tantas conferencias tras llamar "prensa fifí" a medios de comunicación que llamaron a su gobierno, conocido como "la cuarta transformación, como "la cuarta simulación".

La actitud del presidente, cuyos resultados ya están a la vista, no abona nada a favor de la prensa cuando México es considerado como el país más peligroso para ejercer el periodismo en América, según la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Y es que López Obrador descalifica y estigmatiza, usando su enorme poder de presidente de la República para lanzar barro con ventilador a sus críticos. Hoy que recibe comentarios adversos se esponja, se molesta.

Hoy ese hostigamiento contra periodistas se ha comenzado a revertir. Esto es el inicio de un largometraje del que son espectadores y, al mismo tiempo, actores más de 126 millones de habitantes.

Esperemos que López Obrador tome conciencia de su rol de gobernante y que ya no le resbalen los insultos, sino que sirvan para hacerse una autocrítica y enmendar el rumbo, por hoy perdido.