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La politización de la seguridad

Se ha politizado el tema de la seguridad denostando el trabajo de los soldados, quienes pese a todas las críticas siguen dando buenos resultados. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

Durante los últimos años, la seguridad del país ha sido una de las problemáticas más grandes para los mexicanos. Los niveles de inseguridad, junto con el crecimiento de los grupos criminales, ha creado formas de inseguridad que hasta hace unos años eran inconcebibles para cualquier mexicano. Ante el fracaso de las tradicionales medidas de seguridad y cuerpos policiacos de nuestro país, se tuvo que recurrir al uso de las Fuerzas Armadas para realizar funciones de Seguridad Pública, para las cuales no estaban preparadas.

Por decisiones políticas, los elementos militares tuvieron que salir a las calles ante la necesidad de brindar seguridad a la población civil, ya que los grupos criminales en México fueron creciendo rápidamente, ante la mirada complaciente de gobernantes y políticos de todos los niveles. De facto, los grupos criminales tomaron el control de muchas dependencias policiacas, utilizándolas como parte de su grupo armado para dominar diversos territorios del país. 

Es importante señalar que nuestro país dejó de ser un lugar de paso para el tráfico de las drogas, y se convirtió en un consumidor; así, la forma de actuar de los grupos criminales se transformó. Ahora no sólo son importantes las rutas que se utilizan para el tráfico de las drogas, sino también se pelea por cada metro de territorio, porque eso es lo que necesita el negocio.

Los grupos criminales fueron poco a poco reclutando a delincuentes comunes, para hacer crecer su influencia en cada municipio y estado, debido a la necesidad de controlar todo aquello que les deje dinero; bajo la premisa ”si no estás conmigo estás contra mí”.

Hay una mutación de los grupos criminales. Los cárteles de la droga, cuyo mayor interés era tener las rutas para transportar los cargamentos de droga de Sudamérica a Estados Unidos, cambió a grupos criminales que ahora buscan tener mayor control territorial, buscando en todo momento comercializar sus drogas. Se han dado cuenta que el cobro de derecho de piso, secuestro, piratería, extorsión y  huachicoleo, son negocios muy redituables, que además les permite ejercer control territorial en diversos sitios, lo que los coloca en una mejor posición para obtener mayores recursos y crecimiento de sus grupos criminales.

Todos estos aspectos que hemos mencionado, han hecho que las fuerzas militares tengan que dejar los cuarteles para salir a las calles; cosa que no es nueva desde los tiempos de Zedillo. Desde entonces, los militares ya dirigían instituciones de seguridad pública. Con Fox se comisionó a la Policía Militar para ser comisionados en la Policía Federal Preventiva. Posteriormente con Felipe Calderón se declaró la famosa guerra contra el narcotráfico, se utilizó de forma irregular al personal militar; tan es así que hay 233 militares que siguen presos pagando las malas decisiones de los políticos, sin contar con todos los militares y marinos que fallecieron en el cumplimiento de su deber.

En el sexenio de Peña Nieto se continuó con el uso indiscriminado del personal militar y naval, con la diferencia de haberles aumentado el trabajo y los riesgos, sin otorgarles algún aumento en sus haberes. El titular de la materia en ese entonces, decía que a sus soldados se les diera más trabajo pero no más dinero, ya que eso aumentaría sus vicios.

En lo que va de este sexenio, el personal militar ha tenido una mayor participación en las obligaciones del gobierno federal. Pasó de ser un Ejército de uso de la fuerza, a interactuar en la vida civil del país, por supuesto, esto ha sido duramente criticado. Curiosamente quienes aplaudían el uso indiscriminado de las Fuerzas Armadas en sexenios anteriores, el día de hoy se han convertido en sus principales detractores.

Los espacios de opinión están ocupados por pequeños grupos de intelectuales que se promocionan entre ellos, tratando de monopolizar los temas, creando sus congresos, ponencias y participaciones, donde todos opinan lo mismo, resaltando siempre el tema de la militarización del país. Sin embargo, el discurso se les acaba cuando con datos duros se demuestra que el país invierte sólo 0.5% de su PIB en sus Fuerzas Armadas, pese a que la media recomendada mundialmente es 2%. Las críticas son un tema con un tufo más político que real. Gran parte de esos intelectuales y especialistas tienen intereses personales, muchas veces con gobernadores o presidentes municipales de oposición, por lo que utilizan el tema debido a un personal interés político.

Todos los que nos dedicamos a esto sabemos que en ningún país democrático sus Fuerzas Armadas deben hacer funciones de seguridad pública, pero ante la realidad que vivimos, ningún especialista serio se atrevería a decir que debemos regresar de forma inmediata a los militares a los cuarteles. Como queda claro, no tenemos la capacidad policial para hacer frente a los delincuentes.

En los próximos meses veremos como esos intelectuales y especialistas subirán de tono del debate, tratando de atacar aún más el trabajo que realizan las Fuerzas Armadas del país. Los resultados que han dado son por demás sobresalientes, les guste o no. Las Fuerzas Armadas cumplen con las obligaciones que les encomiendan, con el presupuesto que les asignan, sin quejas y a la brevedad posible. Al día de hoy son constructores, escoltas de las vacunas, administradores; erradican plantíos, hacen obra social, coadyuvan a la seguridad pública, conforman la Guardia Nacional... y todo por el mismo salario.

Sí, aunque usted no lo crea, el personal militar trabaja 18 horas al día por el mismo sueldo. Tal vez todos aquellos que critican a los militares les molesta que ellos sean tan trabajadores y efectivos, sin necesidad de cobrar un centavo más por sus servicios. El cumplimiento de las misiones está en el diario vivir del militar.

Es importante señalar que son pocos, muy pocos, los que reconocen la necesidad de utilizar a las Fuerzas Armadas para las problemáticas cotidianas de nuestro país, como lo establece la fracción cuarta de las Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos que establece en sus misiones generales: “realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país”. Ante la necesidad y falta de estructura de otras dependencias civiles, se utiliza la de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina, para apoyar a la transformación del país. 

Soy de los que piensa que debemos tener una policía civil, bien preparada, entrenada, honesta y lista para hacer frente al reto de la inseguridad, pero siendo realistas es imposible crearla de un día para otro. Se debe reconocer que las Fuerzas Armadas son necesarias ante este contexto, aprovechado mientras el tiempo para que esa Guardia Nacional termine de prepararse, como lo establece la ley. Hemos podido observar cómo se ha politizado el tema de la seguridad debido a que es la forma de sacar raja política, tratando de sacar un beneficio electoral denostando el trabajo de los soldados de tierra, mar y aire, quienes pese a todas las críticas siguen dando buenos resultados.  

Por último, quiero externar mis más sinceras condolencias a las familias y compañeros de los seis elementos militares fallecidos en un accidente aéreo este 21 de febrero; elementos militares que fallecen en cumplimentó de su deber. Rindo homenaje a estos distinguidos militares que se nos adelantaron en el viaje. Mayor M.C. Gumaro Acosta Peña, Cap. 1/o de SND. Gustavo Rosas Valle, Cap. 2/o F.A.P.A. Aldo Rivas Miranda, Tte. INF. Armando Yobari Rodríguez Alfaro, Tte. F.A.P.A. Germán Abote Flores y Tte. Juan Martin Villalpando Rosas.  Descansen en Paz.