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Algunas lecciones sobre bioeconomía

La bioeconomía puede representar un gran apoyo para los emprendedores con proyectos dirigidos al cuidado y restauración del medio ambiente. | Octavio Rocha

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Escrito en OPINIÓN el

El concepto de bioeconomía no es precisamente nuevo, sin embargo, un enfoque de aplicación como el recientemente empleado, puede representar un gran apoyo para los emprendedores con proyectos dirigidos al cuidado y restauración del medio ambiente. 

Es probable que el matemático y estadístico de origen rumano, Nicholas Georgescu-Roegen fuera uno de los primeros en comenzar a desarrollar la idea de la Bioeconomía durante los años sesenta, década en la que la sociedad se comenzó a cuestionar sobre el uso indiscriminado de los recursos naturales y donde se gestó el inicio de una conciencia sobre el medio ambiente. 

Georgescu-Roegen estableció una serie de postulados científicos basados en la termodinámica, pero también en el sentido económico-social, al proponer un cambio de paradigma en el consumo de mercancías con un principio esencial: el sistema biológico (que es más grande) no puede ser regulado por el sistema económico (que es más pequeño). ¿En qué momento la economía pasó a ser más importante que el planeta mismo?

Cabe aquí reflexionar que esto quizás no fue intencional. Probablemente cuando comenzó la revolución industrial, nadie imaginó que dos siglos y medio después, el planeta estaría agonizando. Tampoco fue culpa de los pioneros de la máquina de vapor, que vieron con asombro y entusiasmo el progreso tecnológico, el problema sucedió cuando se comenzó a pensar en el crecimiento económico como indicador de éxito en el mundo, e inició una carrera autodestructiva para transformar los recursos naturales en recursos económicos. 

En el año 2012, precisamente durante la COP11, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) creó la iniciativa BIOFIN (Finanzas para la Biodiversidad) como una estrategia de financiamiento dirigido a la biodiversidad, retomando y reconfigurando el concepto de Bioeconomía, pero conservando una esencia importante de lo planteado por Georgescu-Roegen.

Para el PNUD la bioeconomía “comprende las actividades económicas sustentadas por el uso de recursos biológicos. En su definición más amplia incluye fauna, flora, microorganismos, recursos genéticos y la biomasa derivada de los procesos como desechos orgánicos. Asimismo, se suman a éstos, las funciones y servicios de los ecosistemas no tangibles como bienes culturales, turísticos o de belleza escénica”.

La estrategia de bioeconomía de PNUD plantea centrarse en actividades con impacto en la conservación de ecosistemas a través de dos componentes principales; una plataforma web y un Fondo de Aceleración para la Bioeconomía (FAB). Este último es particularmente interesante y atractivo para emprendedores ambientales, ya que funciona de manera similar a un fondo de capital de riesgo (venture capital) orientado al desarrollo de negocios de impacto, pero con un enfoque exclusivo en negocios para la conservación de la biodiversidad.  

El FAB pretende ser esa herramienta de incubación/aceleración cuyo objetivo es financiar y desarrollar las capacidades de empresas y emprendimientos con efectos directos en la conservación de los ecosistemas, específicamente en sectores agrícola, pesquero, forestal y turístico. En México, el FAB lanzó una convocatoria piloto durante el último trimestre de 2020 y una segunda convocatoria este año para continuar apoyando a emprendedores con iniciativas innovadoras con impacto ambiental.

Para cuando este artículo vea la luz, la COP26 en Glasgow estará a la mitad, probablemente con muchos compromisos ambientales asegurando grandes esfuerzos por parte de los países para combatir el cambio climático y cuidar el medio ambiente, pero todo esfuerzo por parte de los gobiernos será inútil mientras los consumidores sigamos alimentando a las industrias que demandan grandes cantidades de recursos naturales.

Es necesario un cambio de paradigma en el consumo, pero también lo es en la producción. En este sentido, los emprendedores ambientales son esa minúscula célula dentro del gran sistema económico, cuyos proyectos contienen la promesa de un cambio sistémico que modificará la forma en la que las empresas interactúan con la naturaleza y su entorno, así como la manera en la que los nuevos negocios tendrían que modificar sus patrones actuales de producción.

* Octavio Rocha

Licenciado en Economía con Especialidad en Microfinanzas y cuenta con un diplomado en Creación, Desarrollo y Dirección de Empresas Sociales. Ha sido docente en la Facultad de Economía y en la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM. Actualmente es maestrante en el programa de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Instituto Mora, docente en la Universidad Tecnológica de México y colaborador en la Alianza por la Inversión de Impacto en México.

Bibliografía

Carpintero, O. (2005). El desafío de la Bioeconomía. Ecología política, No.35, Los precursores de la economía ecológica, 41-58.

Marcellesi, F. (2008). Nicholas Georgescu-Roegen, padre de la bioeconomía. Ecología política, No.35, Decrecimiento sostenible, 143-145.

PNUD. (25 de Marzo de 2021). BIOFIN. Obtenido de Estrategia de Bioeconomía de BIOFIN México: https://www.biodiversityfinance.net/index.php/knowledge-product/estrategia-de-bioeconomia-de-biofin-mexico

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