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Tula y Pensil

El presidente tardó dos meses en visitar Tula, los mismos que voltean hacia otro lado frente a la indiferencia presidencial, ahora se escandalizan. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Santiago Nieto, funcionario del gobierno Federal a través de la Unidad de Inteligencia Financiera, tenía todo el derecho del mundo de hacer su boda donde le diera la gana, ocupando sus días de vacaciones o los de descanso obligatorio, y hasta donde sus ahorros, sus ingresos y los de su hoy esposa lo permitiera, y no es un tema que debiera importarnos.

Lo que se volvió un escándalo fue que uno de los invitados llevaba más dinero en efectivo del que podía introducir sin declaración a Guatemala; algo que no tocaba a los novios, de no ser porque justo las funciones de la UIF son detectar los movimientos ilegales de recursos y el dinero incautado salió de México.

La escena le costó el puesto no sólo al contrayente, hoy recién casado, sino también a la secretaria de Turismo de la Ciudad de México. Se le acusó de elitista por viajar en un avión privado, algo realmente trivial. Paola Félix no cometió ninguna irregularidad, y bien podría haber pedido que le descontaran el día, si es que voló en día hábil, o haber resuelto su viaje durante el fin de semana. El problema no estaba allí: 20 meses de pandemia, el sector turístico de la Ciudad de México hecho pedazos, y cuando por fin hubo un gran evento de reactivación, el Gran Premio de México, ella antepuso su agenda personal. Es decir, el vuelo privado era lo de menos.

El sábado hubo una explosión en la colonia Pensil. Un evento inesperado. Varias viviendas quedaron destrozadas. Dos personas murieron. Alrededor de 20 heridos. El alcalde no estaba cerca, así que se presentó en el lugar horas después. ¿Debía estar presente? ¿Debe una autoridad electa estar todo el tiempo cerca de su territorio de gobierno, o puede cuadrar una agenda personal de vez en cuando durante los fines de semana?

La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y varios secretarios, se dieron cita en la zona cero. Su porra en redes sociales se encargó no sólo de hacer resonar las presencias, sino también evidenciar las ausencias. Funcionarios de la alcaldía estuvieron presentes, a pesar del esfuerzo de policías del Gobierno de la Ciudad de México para impedirles el paso a algunos de ellos.

Sheinbaum y su equipo estaban tratando de sacarse la espina de la Línea 12 del metro. Hay diferencias. En la Colonia Pensil hubo una acumulación de gases en una propiedad privada. La Línea 12 fue construida con recursos públicos y su operación estaba a cargo del Gobierno de la Ciudad de México. Ni las presencias eliminan culpas, ni las ausencias las configuran. Sin embargo, política es política.

Una autoridad electa sí debe estar entregada de tiempo completo a sus electores, pero la entrega no quita los descansos ni la agenda privada, sólo obliga a suspender cualquier actividad personal en caso de emergencia, como hizo el alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe. Esto aplica para cualquier corriente política; sin embargo, estamos en temporada de buitres.

En los próximos años, quienes perdieron las elecciones en la ciudad competirán así, no dejarán ningún hueco y celebrarán con fotografías con cara de circunstancia cada tragedia que ocurra en el poniente. De paso, callarán frente a la indiferencia del presidente López Obrador cuando haya una inundación, un temblor, un deslave, un incendio o una explosión, peor aún, callarán frente al cinismo que representa reconocer que la inundación de Tula fue intencional para salvar a una localidad más grande.

El presidente Andrés Manuel López Obrador tardó dos meses en visitar Tula. 17 muertos no fueron motivación suficiente. Los mismos que voltean hacia otro lado frente a la indiferencia presidencial, son los que ahora se escandalizan. Frente a la doble cara de la 4T no bastará con tener una política de protección civil, también hay que estar listos para evidenciar su disposición a lucrar con las tragedias, a orquestar tendencias en redes sociales y a ignorar que cada que el presidente debe acompañar a las víctimas, prefiere jugar beisbol.