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Una de policías

Un trabajo audiovisual y narrativo genial, ahora recién estrenado en Netflix. Se trata de un falso documental que atraviesa distintos géneros. | Ulises Castellanos

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Escrito en OPINIÓN el

Teresa y Montoya, una pareja de policías mexicanos que nos envuelven con su historia en “Una película de policías”. Un trabajo audiovisual y narrativo genial, ahora recién estrenado en Netflix. Se trata de un falso documental que atraviesa distintos géneros. Es una historia verdadera contada magistralmente por su director, Alonso Ruizpalacios.

Si no la ha visto, no siga leyendo. Mejor vuelva por aquí después de verla con sus propios ojos.

Esta es una película que describe perfecto el vía crucis de ser policía en México, es una peli que va desde la academia de policía hasta lo sórdido de nuestras calles. Es una pieza que retrata bien la idiosincrasia mexicana y que es interpretada por dos actores comprometidos como pocos.

Toda la película es buena y mantiene nuestra atención, la historia es original, pero la fotografía y el estilo narrativo son geniales.

La fotografía es inmersiva, íntima y con toques de ojo periodístico; pero su formato narrativo es único, y a cada tramo nos vuelve a sorprender, por eso no puede dejarse. 

Aunque formalmente es una propuesta visual que aborda la pesadilla de la corrupción inagotable en los cuerpos policíacos, pasa de ese plano general a uno tan íntimo que uno termina preocupado y conmovido por los problemas personales que cada uno de los personajes encarna.

La trama gira desde un plano de impunidad pero se entrelaza con el amor de pareja, la infancia, los padres, y el reto aspiracional de cualquier trabajador mexicano que vive por debajo de una mínima línea de bienestar.

Su director cuenta que en un principio serían usadas sus historias con voz en off y que no revelarían sus identidades, pero a media producción, resulta que los policías reales decidieron que si querían dar la cara, y así sucede; tienen que verla para enterarse de cómo resolvieron ese dilema.

Sólo diré una cosa más, los actores de esta película se inscribieron en la academia de policía e hicieron el curso respectivo para conocer de cerca a la policía, y el resultado es espectacular.

No se trata de una peli de buenos y malos policías, se trata de un vistazo a la complejidad del ser humano y su institución. No juzga ni señala nada. Cada uno de nosotros termina con su propio desenlace moral. 

Ni hablar, nuestra policía en México da miedo, se le tiene desconfianza y muchas veces es ineficaz y corrupta. Obvio también hay buenos elementos y día a día se trata de mejorar su desempeño de diversas maneras, sin embargo es una tarea titánica. Llevará décadas su profesionalización, pero mientras tanto, siempre podremos ver una de policías para tratar de entender también su contexto social.

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