El 2020 pasará a la historia como el año que marcó la vida de la humanidad por causa de la pandemia y como uno de los peores para los mexicanos que perdieron empleos, poder adquisitivo y beneficios sociales en medio de una administración que busca enemigos.
Aunque el número de fallecidos por covid-19 se cifra en más de cien mil y siguen los contagios, el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador minimiza el problema.
En varias partes del país se ha incrementado el número de contagios y el número de ocupación de camas en los hospitales, pero la actual administración considera que “vamos bien”, aunque en realidad las cifras de fallecidos podrían ser tres veces más que las oficiales, según diversas fuentes y especialistas que analizan el tema.
En la capital mexicana, los médicos han quedado literalmente arrinconados por la pandemia, faltan medicamentos y más camas, pero el gobierno de la 4T considera que no hay que alarmarse.
Este será, para muchos, un año perdido y de pérdidas (de familiares y amigos). En el plano económico, según una Encuesta Sobre el Impacto Económico Generado por covid-19 (ECOVID-IE), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 93.2 por ciento de las empresas de los sectores de la industria, comercio y servicios sufrieron afectaciones.
Solo el 7.8% consiguió algún tipo de apoyo en tanto la mayor afectación se produjo merced a la disminución de los ingresos (91.3%), seguida por la baja demanda (72.6%).
De acuerdo a ese sondeo, las grandes empresas fueron las que más redujeron remuneraciones o prestaciones a sus trabajadores (41.8%), seguidas por las medianas y pequeñas (20.6%) y por las microempresas (18.8%).
Hacia el mes de mayo del presente año habían desaparecido de los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) unas diez mil empresas. En abril se dieron de baja 6 mil 689 empresas y en mayo otras 3 mil 295.
Los mexicanos han observado cómo se ha producido una brutal caída de sus ingresos y no hay ningún mecanismo gubernamental que les permita salir airosos.
Según El Financiero la perspectiva es negativa en un país donde poco más de 5 de cada 10 personas laboran en la informalidad lo que resulta un panorama más que desolador.
El presidente López Obrador, sin embargo, es optimista y asegura que a pesar de este clima adverso los resultados de su administración son buenos.
Su optimismo radica en que, según él, la pandemia está perdiendo fuerza en el país y en el campo económico ya se tocó fondo, y de aquí para adelante comienza la recuperación.
Pero lo real es que el fracaso de la actual administración se ve, en parte reflejada, en los recortes presupuestales que ha dejado al gobierno sin mayor margen de operación. También se observa que no se ha avanzado en materia de seguridad al tiempo que generó incertidumbre al cerrar el NAICM.
Pero no todo ha sido oscuro pues en el tema del aumento salarial recibió el aplauso, así como por la disminución de los diezmos y moches que genera una enorme sangría al país, aunque ello no significa que haya desaparecido al ciento por ciento.
Todavía hay una agenda larga por atender, pero por ahora el presidente está ocupado en golpear mediáticamente a quienes no comulgan con sus ideas, aunque muchas de estas sean arcaicas.
A lo mejor en sus vacaciones decembrinas tenga un respiro y desde la distancia vea que sí puede enderezar el barco antes de que este se hunda en el mar de la inconformidad.