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Desarrollo Regional

Es importante que el presidente rectifique su decisión de cancelar las Zonas Económicas Especiales mientras no existan alternativas de inversión. | Marco Adame

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Escrito en OPINIÓN el

La economía mexicana enfrenta un panorama de desaceleración e inequidad que resulta preocupante. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo nuestra perspectiva de crecimiento para este año a 1.6%; el Banco de México la recortó al 1.52%; y HR Ratings la estimó también a la baja entre 1.4% y 1.5%. Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirma que se alcanzará un crecimiento del 4% y ha descalificado las proyecciones de la OCDE.

De igual importancia son las grandes desigualdades y retrasos que lastiman a amplios sectores de la población. Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), México aparece como uno de los países con mayor desigualdad en América Latina[1]. Tan solo como ejemplos, el estudio Desigualdades en México 2018 de El Colegio de México, estima que el ingreso laboral mediano de una persona trabajadora en Nuevo León es del doble que el de una persona en Chiapas; y mientras que en Sonora casi 6 de cada 10 personas tienen acceso a la seguridad social, en Puebla poco menos de 3 de cada 10 tienen este beneficio.

En respuesta a esta problemática gobiernos anteriores han impulsado distintas propuestas de desarrollo regional, la más reciente ha sido la de las llamadas Zonas Económicas Especiales, las cuales el presidente López Obrador ha anunciado que van a desaparecer, a pesar de que existen promesas de inversión en el corto plazo de al menos 2 mil 700 millones de dólares. De realizarse esta cancelación, se enviará a nivel internacional nuevamente un mensaje de incertidumbre y desconfianza hacia nuestro país, lo que a la larga podría traer mayores repercusiones.

Las Zonas Económicas Especiales tenían por objeto “impulsar el crecimiento económico sostenible, que reduzca la pobreza, permita la provisión de servicios básicos y expanda las oportunidades para vidas saludables y productivas, en las regiones del país que tengan mayores rezagos en desarrollo social, a través del fomento de la inversión, la productividad, la competitividad, el empleo y una mejor distribución del ingreso.”[2]

La capacidad de las regiones para generar desarrollo económico y social es hoy altamente valorada. De acuerdo a la OCDE el desarrollo regional “puede verse como un esfuerzo general para reducir las disparidades regionales mediante el apoyo a las actividades económicas (empleo y generación de riqueza) en las regiones”[3]. Y la integración de redes localizadas en regiones es considerada cada vez más importante en la producción y la organización industrial.

Zonas Económicas Especiales


Hay tres formas en que se pueden desarrollar las regiones económicas[4]. En primer lugar, está la forma clásica de "distrito industrial" de redes de pequeñas empresas sin una empresa dominante, como en la industria textil del norte de Italia. En segundo lugar, mediante una “empresa insignia” la cual actúa como el centro alrededor de la que muchas firmas dependientes forman radios de acción, como sucede en Seattle con la empresa Boeing o en Corea con Pohang Iron and Steel Company.

También existe una tercera forma en la cual son los estados quienes buscan atraer empresas a la región mediante infraestructura altamente subsidiada, impuestos bajos y otros incentivos. Algunas de estas se basan en una instalación pública importante, como “Los Alamos National Laboratory” en EE.UU., o la instalación de investigación militar de “Aldershot” en el Reino Unido. Otras se basan en la promoción de economías de aprendizaje como el “Research Triangle Park” en Carolina del Norte en los EE.UU. Y otras se basan en la tecnología como el “Parque Científico e Industrial de Hsinchu” en Taiwán (el Silicon Valley Asiático).

Para el caso de las Zonas Económicas Especiales en México se definieron siete regiones con características diferentes dependiendo de las localidades: Salina Cruz (Oaxaca); Lázaro Cárdenas (Michoacán); Coatzacoalcos (Veracruz); Puerto Chiapas (Chiapas); Progreso (Yucatán); Dos Bocas (Tabasco) y Seybaplaya (Campeche).

Estas zonas se determinaron mediante una planeación derivada de la publicación de la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales (1 de junio de 2016); del Reglamento de la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales; que llevó al Decreto por el que se creó la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales y de reformas a varias disposiciones del Reglamento Interior de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

A su vez, se incluyeron convenios de coordinación entre los órdenes de gobierno, cartas de intención de las empresas, así como los Lineamientos para el Otorgamiento de Permisos, Asignaciones y Autorizaciones y la creación de un Comité de Permisos y Asignaciones.

Dentro de los beneficios ofrecidos a las empresas estarían: Tasa 0% del ISR los primeros 10 años y los siguientes cinco años de 50% y tasa 0% de IVA; exención de aranceles los primeros 5 años en importación de bienes para actividades productivas; y una bolsa de 50 mil millones de pesos que se destinaría a créditos con plazos extendidos y tasas preferenciales.

A diciembre del 2018 se contaba con 86 cartas de intención de empresas comprometidas con el proyecto y se pronosticaban a largo plazo inversiones por alrededor de 42, mil 287 millones de dólares y la creación de 367 mil 909 puestos de trabajo.

Ante el anuncio presidencial de cancelar el proyecto de las Zonas Económicas Especiales para impulsar proyectos como el Tren Maya, tras una decisión unipersonal y sin ningún tipo de estudios que la fundamenten, diversos actores como la Coparmex e inversionistas nacionales e internacionales han expresado su preocupación y han demandado mayor información para poder afrontar los riesgos y la incertidumbre que esta decisión genera.

Es importante que el presidente rectifique su decisión de cancelar las Zonas Económicas Especiales mientras no existan alternativas de inversión con el debido sustento técnico, de impacto ambiental y financiero, con reglas claramente definidas y se involucre la participación de todos los actores interesados. Sólo así se contará con la plena confianza y la certidumbre necesarias para que las fuerzas productivas impulsen el desarrollo que México necesita.

Memorándum: ¿error o maniobra?

@MarcoAdame | @OpinionLSR | @lasillarota


[1] Cfr. Cepal, Panorama Social de América Latina 2018

[2] Ley Federal de Zonas Económicas Especiales, art 1º

[4] Cfr. Ó Riain, Sean, Globalization and regional development, en Handbook of Local and Regional Development, Routledge, NY, 2011,pp 23-24