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¡Con AMLO, estamos, más solos que nunca!

Una cosa es una política pública de rechazo a la violencia y, otra muy distinta, tolerar, solapar y hasta dar impunidad a bandas criminales. | Ricardo Alemán

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Escrito en OPINIÓN el

Luego de la noticia trágica y de ver las imágenes de la masacre contra la familia LeBarón –incluso mujeres y niños quemados vivos–, la indignación crece a tal nivel que se puede probar que, a pesar de todo, siguen intactos los anticuerpos sociales.

En efecto, siguen vivas las capacidades de asombro, indignación, reclamo y protesta contra un gobierno no sólo insensible sino incapaz de entender el tamaño del enemigo al que solapa; el crimen que, en todas sus formas, roba, mata, secuestra y violenta a los ciudadanos indefensos.

Y es que con López Obrador como presidente, en Palacio Nacional, los ciudadanos estamos más solos que nunca.

Sí, un sentimiento de orfandad, de abandono, inseguridad recorre todos los rincones del país sin que una autoridad o institución del Estado sea capaz de cumplir con su obligación, su razón de ser; que es propiciar la seguridad de los bienes y la vida de los ciudadanos.

Crímenes van y masacres vienen –en medio de la indignación creciente–, y el gobierno de Obrador ratifica el abandono de los ciudadanos; confirma que los agraviados, asaltados, asesinados, robados y secuestrados poco o nada pueden esperar de las instituciones del Estado.

¿Por qué muchos ciudadanos no esperan nada del gobierno de AMLO?

Porque el jefe de las instituciones, el presidente Obrador, parece negado a cumplir lo que mandata la Constitución.

Más aún, la respuesta presidencial a las masacres y matanzas parece obedecer a un pacto de impunidad a favor de las bandas criminales, a cambio de que los matarifes aterroricen a la sociedad; a cambio de sacrificar derechos básicos de los ciudadanos; como los derechos a la seguridad y la justicia.

Y es que ante cada masacre y cada crimen colectivo, el presidente Obrador responde con la misma insensibilidad; responsabiliza al pasado y dice que no perseguirá a los criminales y matarifes porque el suyo no es un gobierno violento; porque asegura que la violencia no se combate con más violencia.

Por eso crece la duda sobre el apego presidencial a lo que obliga la Constitución; mandato que prometió respetar y hacer respetar.

Y es que el presidente no entiende que el Estado y sus instituciones –como el monopolio de la fuerza y la violencia–, se crearon para garantizar el imperio de la ley y la justicia o, de plano, el presidente Obrador solapa a las bandas criminales, mientras que esas bandas siembran el terror y el miedo.

Y aquí aparecen preguntas esenciales: ¿A quién beneficia una sociedad aterrorizada, que está indefensa y a merced de todas las formas del crimen?

¿Será que el gobierno de López Obrador apuesta al miedo, al terror y la violencia, como formas de gobierno?

Si no es esa su apuesta, parece serlo.

Es decir, que desde todos los medios, en todos los escenarios y en todos los casos, el presidente mexicano se empeña en no iniciar una batida contra el crimen –en todas sus formas–, a pesar de que se trata del mayor reclamo ciudadano, desde los tiempos de candidato y en los primeros once meses de su gobierno.

¿Dónde están las instituciones del Estado, dónde están los Poderes de la Unión y dónde los tres Órdenes de Gobierno, cuando el presidente se niega a perseguir a los criminales, a cumplir la Constitución?

¿Dónde están los responsables de velar por el respeto a la Constitución por parte del Presidente? ¿De verdad López Obrador puede gritar a los cuatro vientos, en todos los rincones del país y al mundo entero, que no va iniciar una batida contra los responsables del crimen contra la familia LeBarón?

¿De verdad el presidente no va contra los grandes cárteles, contra las mafias que controlan el fentanilo; contra los hijos de “El Chapo”…?

Está claro que una cosa es una política pública de rechazo a la violencia y, otra muy distinta, es tolerar, solapar y hasta dar impunidad a las bandas criminales.

Y lo que perciben los mexicanos es que el gobierno de López Obrador está otorgando impunidad al crimen, mientras que los ciudadanos están más solos que nunca.

¿Qué hicimos, como sociedad, para llevar al poder a un presidente que deja solos a los ciudadanos, ante el crimen y la violencia?

¿Hasta cuándo tolerará la sociedad a un presidente que deja a los ciudadanos en el abandono total?

Al tiempo.