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Trump y AMLO ¿Socios en el desarrollo?

Afrontar las causas de la migración implica invertir recursos en desarrollo. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Con el reciente intercambio de cartas entre Donald Trump y el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, quedo claro que los temas prioritarios de la relación México-Estados Unidos serán el comercio, la migración, el desarrollo y la seguridad. Sin duda un elemento poco abordado en la agenda bilateral es el tema del desarrollo.

Como bien reconocen Trump y López Obrador en sus cartas, afrontar las causas de la migración implica invertir recursos en desarrollo, temas que hoy en día están intrínsecamente ligados con el de seguridad, tanto en México como en Centro América.

López Obrador ya está haciendo los movimientos que como presidente electo puede hacer para que su futuro gobierno atienda una agenda doméstica a favor del desarrollo de México, incluyendo en sus planes a los países centroamericanos. En contraste con las maniobras de Trump en materia de cooperación para el desarrollo, las cuales reflejan la línea política que su administración ha seguido desde el principio.

En febrero de 2017, mientras Trump se preparaba para asumir el gobierno de Estados Unidos, su equipo daba los últimos toques a su propuesta presupuestal, en la que se esperaba reflejar la promesa de campaña de reducir la burocracia federal y equilibrar el presupuesto. Aunque se veía venir, no dejó de sorprender cuando, el 26 de octubre, el Congreso aprobó el presupuesto federal 2018 que incluía reducciones a los rubros de protección ambiental, diplomacia y desarrollo internacional.

Con respecto al último año del gobierno de Obama, la administración Trump redujo los recursos totales de la asistencia al desarrollo un 36% en 2018 y se espera un recorte adicional del 4% con el presupuesto federal 2019 presentado el pasado mes de febrero.

Es difícil ser optimista ante este sombrío panorama, sin embargo hay personas del círculo cercano a Trump que comprenden la importancia y la lógica que tiene el desarrollo económico en otros países para la seguridad y la economía de Estados Unidos. James Mattis, Secretario de Defensa, en distintas ocasiones ha dejado claro que concibe a la diplomacia y al desarrollo como activos civiles complementarios a los militares. Mike Pompeo se apresuró a solicitar más recursos para fortalecer a las “fuerzas civiles” desde su nueva trinchera en el Departamento de Estado. Por supuesto, Mark Green, titular de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), ya comenzó a desplegar un plan para fortalecer a la Agencia. Incluso, Ivanka Trump, hija y asesora del presidente, ha impulsado los programas financiados por USAID enfocados al empoderamiento de las mujeres en la sociedad civil y en el progreso económico.

En 2018 México recibió 37% menos de ayuda estadounidense, y en 2019 se espera que los proyectos en materia de seguridad, democracia, derechos humanos y gobernabilidad recibirán un 10% menos. Por su parte, los países centroamericanos en conjunto experimentaron una disminución de 40% de la asistencia al desarrollo brindada por el gobierno de Trump; la cual tendrá un recorte adicional de 7% en 2019.

Para AMLO es muy importante mantener a Trump comprometido con el desarrollo regional y que se pase de las palabras a los hechos. Con una cifra de casi 2,100 candidatos para contender por 500 escaños en el Congreso estadounidense, seguramente el 6 de noviembre próximo habrá muchas caras nuevas en ese cuerpo legislativo y se iniciará formalmente la segunda etapa de la administración estadounidense con una correlación de fuerzas que en este momento no se puede predecir.

Las tareas de Trump y AMLO

En ese escenario, si el compromiso con el desarrollo de Centroamérica es cierto, Trump tendrá que convencer al nuevo Congreso sobre los beneficios de la asistencia al desarrollo y su vinculación con los intereses nacionales estadounidenses; y buscar apoyos extraordinarios para la cooperación internacional que hoy está etiquetada hasta 2019.

Por su parte, corresponderá al equipo de transición de AMLO hacer lo propio con el renovado Congreso mexicano, el cual debería considerar la aprobación de recursos para la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional (AMEXCID), a fin de contribuir con el desarrollo de Centroamérica, en la medida de nuestras posibilidades.

Cabe recordar que desde su fundación en 2011, la AMEXCID ha contado con recursos económicos limitados, por lo que prácticamente se ha centrado en brindar el apoyo de expertos mexicanos en distintas áreas donde su experiencia es reconocida internacionalmente. Si bien la AMEXCID cuenta con el Fondo de Infraestructura para Mesoamérica y el Caribe, éste funge como instrumento financiero al que le han sido aprobados recursos por un monto de 129 millones de dólares desde 2012.

El reto mayor para AMLO es lograr que Trump lo vea como verdadero socio en la causa del desarrollo regional para evitar la migración por motivos económicos de mexicanos y centroamericanos hacia Estados Unidos. Por otra parte, tanto AMLO como Trump deberán estar conscientes que los resultados de emprender una asociación para el desarrollo de esta envergadura se verán reflejados a muy largo plazo y se necesitarán el compromiso y la apropiación de los países de Centroamérica. Sin duda, dejar que falle el proyecto de desarrollo de López Obrador, ya sea por inacción, desinterés o por la reducción intencional de recursos, conllevará un costo estratégico en todos los aspectos para Donald Trump.

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