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OPINIÓN

8 años de Ecobici y el futuro de la bicicleta pública

Ecobici ha acumulado casi 50 millones de viajes, una cantidad nada despreciable | Martha Delgado

Escrito en OPINIÓN el

Thomas Alva Edison, creador del foco incandescente, de la cámara de cine, del fonógrafo y de más de mil inventos, algunos de los cuales han trascendido más de un siglo, dijo que “una idea genial, es 1% inspiración y 99% transpiración” refiriéndose al esfuerzo necesario para que una idea pase de la imaginación a la realidad: para que una idea genial tenga éxito, hay que preparar el terreno.

Hace 8 años, el 16 de febrero de 2010 durante la administración de Marcelo Ebrard, se puso en marcha Ecobici.

Después de dos intensos años de planeación que iniciaron en 2008, la Ciudad de México estrenó uno de los primeros sistemas de bicicletas compartidas del mundo, cuando solo una veintena de ciudades a nivel global habían apostado a las dos ruedas como una opción limpia de transporte urbano. Ecobici fue una gran innovación en México, que se realizó a contracorriente de una tendencia favorable al uso del automóvil, escasa infraestructura ciclista y reglas desventajosas para las bicicletas.

El modelo, inspirado en las ciudades de Barcelona y París, se basó en una creativa herramienta tecnológica desarrollada originalmente por empresas de publicidad, que permite la automatización del servicio, tanto para tomar y dejar las bicicletas en cicloestaciones, como para desplegar un complejo sistema de “balanceo” que se esfuerza por distribuir las bicis donde se demandan y dejar candados disponibles para regresarlas. Una manera creativa de generar un nuevo modo de transporte, cuyo objetivo principal es resolver tramos cortos de viaje que facilitan a las personas la conexión con otros modos masivos o peatonales (87% de los viajes en Ecobici se combinan con otros modos de transporte).

La selección –a través de una licitación internacional– de una empresa operadora con prestigio y experiencia que compartiera la inversión y la visión fue muy importante. Sin embargo, el reto más complejo fue preparar a la ciudad para la llegada de las Ecobicis.

Ecobici: el rompezabezas

 

Un catálogo de aspectos determinantes para el éxito (o fracaso) del sistema, fue desarrollado acuciosamente: la definición del polígono; la determinación del precio y del modo de inscripción; el diseño de la primera ciclovía confinada en el Paseo de la Reforma; la instalación de señalización y semaforización ciclista; una intensa campaña de comunicación, concertación política y cultura vial; la incorporación de los ciclistas en el Reglamento de Tránsito; la capacitación de 1000 elementos de la policía para facilitar la circulación de los ciclistas y despejar la ciclovía cuando era invadida por los autos; la contratación de un seguro para el usuario (en esa época un producto inexistente en el mercado de las aseguradoras); el balizamiento de las calles con espacios para bicicletas; el desarrollo de varios programas paralelos como el Muévete en Bici, la Estrategia de Movilidad en Bicicleta, Bicifuncionarios, la Escuela Ciclista, el Club Ciclista, el Manual del Ciclista Urbano realizado por organizaciones civiles con el apoyo del gobierno de la Ciudad, la instalación de biciestacionamientos, entre otras cosas.

Cada uno de estos elementos fue una pieza del rompecabezas sin el cual el sistema no hubiera estado completo. Pero a pesar del escepticismo y de las resistencias naturales, tuvo éxito y sentó un importante precedente para que las ciudades mexicanas se abrieran a este modo de transporte alternativo. Actualmente, solo ocho años después, existen 18 millones de bicicletas públicas en más de 1,500 ciudades del mundo, aunque también han fracasado sistemas en casi 200 ciudades, mientras que en otras 400 actualmente planean su introducción.

50 millones de viajes

 

Ecobici ha acumulado casi 50 millones de viajes, una cantidad nada despreciable, que equivale a los pasajeros transportados en un año por las Líneas 4 y 5 del Metrobús.

Su éxito como sistema de movilidad está acompañado de otros beneficios muy importantes para la ciudad: de acuerdo con un estudio reciente del C40, los beneficios económicos de Ecobici para la ciudad son cercanos a $1,200 millones de pesos, superando sus costos más de cinco veces (5,48 a 1), y además ha generado ganancias asociadas por casi 75 millones de pesos tan solo entre 2010 y 2015.

Con todos esos beneficios y sus impactos positivos en el medio ambiente y en la salud, los sistemas de bicicleta pública llegaron para quedarse y transformar la movilidad urbana. El auge de la economía colaborativa ha dado lugar a nuevos sistemas de bicicletas sin candado que están masificando todavía más el uso de la bicicleta en las ciudades. El salto cuántico de los viajes en bici puede darse a partir de una mayor flexibilidad para los usuarios, que no están obligados a anclar las bicicletas en cicloestaciones, no tienen tiempo límite de uso y operan el sistema desde sus teléfonos celulares.

Otros sistemas. Otras ciudades

 

Estos sistemas son comparados con el modelo Uber por entrar de manera disruptiva a los mercados, captando un enorme número de usuarios que encuentran mayor conveniencia en un producto más flexible, pero sin contar con una regulación apropiada ni con arreglos institucionales con los gobiernos.

Existen ciudades como Seattle en donde el sistema tradicional con cicloestaciones no funcionó, y ahora están intentando el modelo sin candado; otras como Washington cuentan con los dos tipos de sistemas conviviendo al mismo tiempo. En la Delegación Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México, pronto veremos la operación de un sistema de bicicletas sin candado que compartirá el espacio con Ecobici.

Pero esta idea genial tiene también importantes desafíos. La operación exclusivamente privada y desregulada de estos sistemas ha ocasionado que se salgan de control en muchas ciudades. Un caso extremo es el de Xiamen, China, donde las bicicletas de cuatro proveedores diferentes están tiradas por las calles, estacionadas masivamente en banquetas, hay centenares de ciclistas conduciendo por parques y jardines entre los peatones, y bicicletas inservibles se encuentran amontonadas en el espacio público. BlueGoGo, una de las grandes operadoras en China, hace dos meses se declaró en quiebra por un mal manejo de sus activos.

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Cultura vial, la clave

 

Los sistemas de bicicleta pública sin candado pueden traer enormes beneficios a las ciudades mexicanas. Sin embargo, en la medida en que esta modalidad otorga más flexibilidad y libertad a los usuarios, el cuidado de todos los detalles debe ser aún más riguroso que en los sistemas con cicloestaciones. El fortalecimiento de la cultura vial, y sobre todo el crecimiento de la infraestructura ciclista, debe darse al mismo ritmo en que los viajes en bicicleta aumentan, y ello requiere una estrecha coordinación entre los proveedores de los servicios y las autoridades.

Aunque las plataformas colaborativas han mejorado sus mecanismos para brindar mayor confianza y protección a sus usuarios, esto no implica que deban estar desreguladas. Los gobiernos locales deben comprender a profundidad la complejidad de esos modelos y sus impactos económicos, sociales, ambientales y legales. En el caso de los sistemas de bicicleta pública sin candado, las ciudades deben crear una regulación suficiente para proteger el interés general y los bienes colectivos, al mismo tiempo en que impulsan la competencia y la innovación. Pero la regulación no es lo único que se necesita para darle la bienvenida a estos nuevos sistemas. La sincronización con las autoridades para el desarrollo previo de infraestructura en los sitios adonde se ofrecerán los servicios (ciclovías, sitios específicos de aparcamiento, señalización), la capacitación de la policía de tránsito en los polígonos servidos para proteger a peatones y ciclistas, y los programas de educación vial, son fundamentales para evitar una operación anárquica.

La introducción de bicicletas públicas sin candado puede dar una grata sorpresa y masificar el uso de un transporte sano y ecológico en las ciudades mexicanas, pero también pueden ser altamente invasivas del espacio público y crear un desorden que a la postre provoque aún más animadversión hacia el ciclismo urbano como una opción legítima de movilidad. Al igual que en el caso de Ecobici, el reto de estos nuevos sistemas será una apropiada y suficiente preparación del terreno: la transpiración.

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@marthadelgado | @OpinionLSR | @lasillarota