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Que se vaya Ruiz Esparza

La SCT falló en su obligación de supervisar la construcción

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Escrito en OPINIÓN el

Al igual que Javier Duarte se convirtió en ejemplo de esa generación de políticos jóvenes supuestamente muy bien formados que representaban al “nuevo PRI” pero que en realidad resultaron frívolos, sumamente ambiciosos, corruptos e ineptos, Gerardo Ruiz Esparza se ha convertido hoy en la cara más visible de un gobierno ineficiente, irresponsable y que entiende a la corrupción como parte de una cultura a través de la cual se financian proyectos políticos, se procura la continuidad del grupo en el poder -así como la tranquilidad económica de sus integrantes-, se compran voluntades, se combate a los adversarios y se recompensa a los amigos.

La tragedia del Paso Exprés en la autopista México-Cuernavaca en la que perdieron la vida dos personas, es tan sólo un reflejo del gobierno que tenemos y de la forma en la que se manejan sus funcionarios. No es la primera vez que se cuestiona la actuación de Ruiz Esparza al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero nunca había provocado tal nivel de indignación dados los antecedentes de la obra -que apuntan cuando menos a una grave negligencia- y el profundo desprecio mostrado por las víctimas.

Se trata de una obra que, tras un año de retraso, se inauguró hace apenas tres meses con una gran difusión y con un costó de 2 mil 200 millones -más del doble de lo presupuestado- por lo que no es fácil explicar que en tan poco tiempo y con tan alto costo, se haya abierto un socavón en la carretera que literalmente se tragó un coche en el que viajaban las dos personas fallecidas.

Además de que la SCT falló en su obligación de supervisar la construcción que durante su proceso ya había causado la muerte a otras 21 personas, hizo caso omiso a las advertencias del riesgo que semanas antes hicieran tanto autoridades municipales como vecinos. Tampoco podemos pasar por alto que los servicios de emergencia tardaron 10 horas en rescatar a las víctimas, quienes no fallecieron por el impacto de la caída ya que incluso alcanzaron a hacer llamadas pidiendo auxilio, sino por asfixia.

Se podrá decir que es imposible que el Titular de una dependencia esté al pendiente de todo lo que pase en ella o se le acuse por la conducta de sus colaboradores, pero lo mínimo que podíamos esperar es que, ante hechos tan graves, presente su renuncia -como ocurriría en cualquier país civilizado- pues desde luego tiene una responsabilidad política independientemente de las responsabilidades administrativas o penales que se pudieran determinar a partir de las investigaciones, en las que por cierto nadie confía.

Pero aunque el sentido de responsabilidad pública no es algo que desafortunadamente impere en nuestro país, basta con la soberbia, insensibilidad y torpeza con la que actuó Ruiz Esparza a partir de que se conocieron los hechos para exigir su destitución inmediata. No es admisible que un funcionario le dé mayor relevancia al rescate de un vehículo que al fallecimiento de dos personas, o que considere que sus familiares tienen derecho a una indemnización por el “mal rato” que pasaron. Tampoco que lo único que le importe sea la opinión del Presidente -como lo declaró- mostrando un gran desdén a la ciudadanía. Por todo esto y más, me sumo al reclamo colectivo: Que se vaya Ruiz Esparza.

@agus_castilla