Main logo

Periodicidio

Nuestro país ocupa los primeros lugares donde ejercer el periodismo es sinónimo de muerte.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Doce balazos recibió en su cuerpo Javier Valdez al ser asesino. A plena luz del día. Su cuerpo quedó tendido a unos metros de la entrada del semanario Riodoce que dirigía desde hace unos años, además de ser corresponsal de La Jornada. Desde sus columnas, libros y múltiples ensayos periodísticos denunciaba a los grupos de delincuencia organizada, y a sus líderes que quieren someter a la sociedad con sangre, terror y miedo.

No hace muchas semanas sucedió el asesinato de la también periodista de La Jornada en Chihuahua, Miroslava Breach. La cifra de periodistas asesinados es ya escandalosa…, así fuera sólo uno.

Asesinatos penosos, dolosos y culposos. Nuestro país ocupa los primeros lugares donde ejercer el periodismo es sinónimo de muerte, y el llamado Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, simplemente es obsoleto e inservible.

No se trata sólo de un asunto de ineptitud, sino también de complicidades. Denunciar las cuentas secretas y mansiones inexplicables de un gobernador, o bien las correrías de un narcotraficante, con frecuencia resultan en la pérdida del empleo, o la vida.

La labor de ofrecer noticias y análisis es de suma importancia, ya que el oficio periodístico permite al ciudadano informarse sobre los acontecimientos más relevantes de su comunidad, país y el mundo, obteniendo así los elementos necesarios para ejercer nuestras responsabilidades como ciudadanos, pues una democracia auténtica es imposible de lograr si no hay organizaciones dedicadas a divulgar las noticias.

Javier Valdez lo dijo así en cierta ocasión: “En Culiacán, Sinaloa, es un peligro estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos que están en el narcotráfico y en el Gobierno. [...] Uno debe cuidarse de todo y de todos”… en México vivimos ya un verdadero periodicidio.