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20 años de aquel encuentro insólito

Dos décadas han pasado ya, de aquella entrevista insólita entre el subcomandante Marcos y el legendario periodista Julio Scherer. | Ulises Castellanos

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Escrito en OPINIÓN el

Dos décadas han pasado ya, de aquella entrevista insólita entre el subcomandante Marcos y el legendario periodista Julio Scherer García. La conversación de aquella madrugada de 2001 entre el fundador de Proceso y el guerrillero de la Selva Lacandona fue única, entre otras cosas, porque fue un parteaguas en el contexto mediático de la época, dos medios tradicionalmente antagónicos, trabajaron juntos, logrando un impacto formidable en sus respectivas audiencias ese fin de semana.

Aquella noche del viernes 9 de marzo de 2001, recibimos en la Dirección de Proceso la llamada de Marcos confirmando hora y lugar de la entrevista con Scherer. Sería en Milpa Alta y lo veríamos en un par de horas pasando la medianoche de ese día. 

Marcos y Scherer, marzo 2001 Foto de Ulises Castellanos

La entrevista la habíamos buscado desde meses antes vía Vicente Leñero y la comandancia zapatista, previo a la marcha que haría el EZLN hacia la Ciudad de México en los primeros meses del gobierno de Fox.

La novedad, era que tras el relevo en la Dirección Ejecutiva de Televisa y con la llegada de Azcárraga Jean y Bernardo Gómez, y derivado de los tímidos acercamientos que entre ambas empresas se había gestado a partir de una llamada de Azcárraga a Don Julio, comenzamos a imaginar la entrevista de Scherer, pero grabada  por las cámaras de Televisa y transmitida ese mismo fin de semana en el Canal de las Estrellas.

En aquel entonces yo estaba a cargo del área de foto de la revista Proceso y ya comenzábamos a imaginar nuevos formatos y productos para la empresa, por lo que al ver la nueva apertura que se daba en las instalaciones de Chapultepec, decidimos colaborar en equipo.

Por aquellos días y en el contexto de la transición política y derrota del PRI en el 2000, Televisa se propuso cambiar de rostro y abrirse a nuevos públicos, apenas habían contratado por allá a Carmen Aristegui y Javier Solórzano para un programa nocturno, y habían fichado a Brozo para transmitir “El Mañanero” en su barra informativa. López Dóriga se estrenaba en el noticiero de la noche.

En aquel tiempo además, ya trabajábamos en una propuesta conjunta que haríamos entre Proceso y Televisa con un programa semanal de periodismo de investigación, donde nosotros llevaríamos la parte editorial y ellos la producción, incluso hicimos un piloto que condujo entonces el periodista Pascal Beltrán del Río. Ese programa nunca salió al aire pero la entrevista con Marcos sí.

Yo había sido asignado para acompañar a Scherer y hacer las fotos del encuentro para la portada de la revista y las imágenes del interior.

Marcos aceptó la propuesta a pesar de que iba Televisa, porque su garantía de que saliera sin cortes en la transmisión era Don Julio y Proceso; Televisa transmitiría la entrevista íntegra el sábado por la noche sin cortes en su canal estelar con nuestro logo como presentación. Todo salió bien.

Recuerdo que esa noche pasé a casa de Scherer para irnos al ex convento de Milpa Alta y cuando íbamos en el auto, Scherer venía hasta cierto punto nervioso por el tema de la televisión, nos decía a María y a mí que “queríamos enseñarle a un viejo, a estas alturas a bailar Rock and Roll” no le gustaba el tema de la tele pues.

Yo también estaba nervioso, llevaba por primera vez una cámara digital que recién estrenábamos y estábamos en la transición de lo analógico a lo digital, sin embargo, las mejores fotos las hice con la Nikon F4 de negativo.

Recuerdo que cuando llegamos, aquello estaba desolado, eran cerca de la una de la mañana y la comandancia zapatista nos pedía esperar afuera. De pronto la tranquilidad de la plaza se estremeció con el arribo de al menos un par de tráilers blancos y varias suburbans donde llegaron la gente de Televisa, camarógrafos, técnicos y un despliegue como sólo ellos podían hacerlo, ahí también llegó Bernardo Gómez y todos entramos al ex convento, Marcos y Scherer no se conocían en persona, platicaron un rato antes de la entrevista mientras el equipo de Televisa cableaba, iluminaba y se preparaba para grabar con al menos tres cámaras fijas y un par móviles.

Fue una experiencia interesante, ambos estaban nerviosos por la cantidad de “gente” que había alrededor de ellos, Scherer llevaba unas tarjetas con sus preguntas y después del primer saque, todo empezó a fluir.

Don Julio abrió así “¿Carismático?” “–No, sólo vine a llenar un vacío” respondió el guerrillero. Alrededor de la Parroquia de la Asunción de María, se empezaba a acercar gente del pueblito y los que custodiaban a los zapatistas andaban tensos. 

Al final de la entrevista formal, permanecimos ahí una hora más conversando con él y otros personajes que también querían conocer a Marcos. Alguien soltó por ahí una pregunta al sub sobre cuál de sus pesadillas le producía sus peores insomnios. Y a bote pronto respondió algo así: “–Soñar que escucho el programa ese… ¿Cómo se llama?…Fox contigo, Fox… no sé qué”, y se soltaron las carcajadas.

Uno de los directivos de Televisa, le propuso que después del Zócalo fuera al noticiero de la noche en vivo con López Dóriga, a lo que el guerrillero se negó, argumentando que si aceptaba eso, después se lo querrían llevar al programa de Adal Ramones.

El domingo por la mañana mandamos un camión de la revista para vender directamente en el Zócalo ejemplares de Proceso. En 24 horas se agotó la edición, y a media semana se mandó imprimir un nuevo tiro. Eran otros tiempos. Y de aquella madrugada, queda esta imagen que hoy les comparto.