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10 claves sobre la elección del Constituyente

Si las Constituciones cristalizan pactos sociales, ¿puede concebirse una sin la participación de la sociedad?

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Escrito en OPINIÓN el

1. El constituyente de la Ciudad de México padece un déficit de legitimidad desde su origen: es un proceso controlado por las élites que hasta el momento se ha resistido a involucrar auténticamente a la ciudadanía. En respuesta, los capitalinos decidieron desairar la iniciativa. La jornada electoral quedó marcada por el abstencionismo del 71.7 por ciento de electores, el más alto desde 1997.

 

2. Morena se consolida como la primera fuerza en la capital del país. Además de ganar en las cinco delegaciones que gobierna desde 2015 (Cuauhtémoc, Xochimilco, Azcapotzalco, Tláhuac y Tlalpan), le arrebata al PRI Magdalena Contreras y Milpa Alta; al PRD Iztacalco y al PAN Miguel Hidalgo, pisándole los talones en Benito Juárez.

 

3. Sin embargo, no se cumplió el vaticinio de que el partido de López Obrador arrasaría en la ciudad y fulminaría al PRD, el cual se queda a cuatro puntos porcentuales del primer lugar.

 

4. Mientras Morena tiene una votación homogéneamente distribuida en todos los distritos electorales, la suerte electoral del PRD dependió de las delegaciones que gobierna: Iztapalapa, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.

 

Según el PREP, en estas elecciones el sol azteca obtuvo 553,192 votos. Un dato revelador es que en su elección interna de 2014  –la primera de esta naturaleza organizada por el INE– participaron 530,228 militantes capitalinos. Comparadas, estas cifras muestran: 1) Que el partido en el gobierno tiene la capacidad de movilizar, a lo mucho, al 7.2% del padrón electoral (valiéndose en muchos casos de dinero público y prácticas corporativas) y; 2) De manera casi exclusiva, quienes sufragaron a favor del PRD en esta elección fue su voto duro.

 

Triste desenlace para un partido que décadas atrás fue fundamental para la democratización de la ciudad y la instauración de programas sociales exitosos. Queda reducido a una constelación de grupos que controlan sus territorios mezclando las despensas y los tinacos con las amenazas y la violencia. El partido de Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Gilberto Rincón Gallardo y Arnoldo Martínez Verdugo, ahora es el partido de los Anguiano, Toledo, Lobo, Moreno y Luna.

 

5. El PRI y el PAN obtienen su votación más baja en los últimos años: 7.8 y 10.3% respectivamente. Sin embargo, los 40 designados les suministran oxígeno artificial, es decir, una representación que no obtuvieron en las urnas. El PRI será el partido más sobre representado en la Asamblea Constituyente. Por la vía electoral sólo obtuvo 5 diputados. Pero con 16 designados de Enrique Peña Nieto y del Poder Legislativo federal, ocupará 21 de los 100 escaños. Esto implica una inédita sobre representación del 162 por ciento.

 

6. En contraparte, los más afectados por la regla de integración 60 electos-40 designados son Morena y los candidatos sin partido (en este segundo caso, además, con mayor inequidad porque compitieron en una elección de representación proporcional de manera individual y en contra de listas de partido). Por una parte, si la asignación de los 100 asientos hubiera sido definida exclusivamente por voto popular, Morena pasaría de 22 a 33 constituyentes.

 

Por otra parte, el 8.3% de los electores dio su voto a uno de los 21 candidatos independientes. Sin embargo, debido a la dispersión del voto independiente y a reglas electorales a lo sumo adversas, sólo habrá un constituyente independiente, por lo cual una significativa franja de la sociedad (171 mil votos) que se expresó en contra del sistema de partidos estará sub representada. En otras palabras, 150 mil votos (el único candidato que alcanzó asiento en la Constituyente recibió poco más de 21 mil votos) fueron eliminados, sin más, de la representación popular en la Asamblea Constituyente.

 

Además, su voto no se fue a la bolsa de la basura, sino a la bolsa de los partidos, en donde fue redistribuido para que ingresaran más candidatos por esta vía. Por si fuera poco, debido a reglas de proporcionalidad bastante desproporcionadas para los independientes, para ingresar por esta vía se requirieron 32,110 votos, mientras que por la vía partidista se necesitaron 29,213, es decir, 2897 votos menos.

 

 

 

7. La aprobación de la Constitución de la Ciudad de México requerirá del apoyo de las dos terceras partes de los integrantes de la Asamblea, esto es, más de 66 votos. Tras los resultados electorales, la conformación de una mayoría parlamentaria será un inmenso desafío.

 

Ningún partido por sí solo rebasa los 33 votos para vetarla. En contraparte, ni siquiera la primera y la segunda fuerza unidas alcanzan mayoría calificada. ¿Qué implica esto? Que para aprobar la Constitución serán indispensables negociaciones parlamentarias y acuerdos amplios que involucren a tres o más fuerzas políticas.

 

8. El panorama es adverso. Al desinterés o franco rechazo de la ciudadanía hacia el proceso constituyente, hay que agregar que el camino a la mayoría calificada en la Asamblea estará lleno de obstáculos, mezquindades, cálculos electorales e incluso fuertes discrepancias en torno a derechos conquistados como la interrupción del embarazo y el matrimonio igualitario. En este sentido, preveo dos riesgos:

 

El primero es que para alcanzar un acuerdo se tenga que aprobar un texto constitucional hueco, repleto de vaguedades y que no diga nada relevante. El segundo riesgo es que se llegue al 31 de enero sin acuerdos. Los transitorios de la reforma constitucional contemplan que esta es la fecha límite para que se apruebe la constitución local y se disuelva la Asamblea. Si llegamos a esa fecha sin acuerdos surgiría una situación de muchas incertidumbres y limbos constitucionales que no debemos descartar.

 

9. Vaya lío en el que se metió el proceso constituyente de la capital del país. A estas alturas, la única manera de que no sea un fracaso estrepitoso es que todas las fuerzas involucradas se comprometan a hacer Política con P mayúscula. A decir verdad, en este momento no lo veo en las intenciones de quienes protagonizan esta trama. Sin embargo cuando lo que está en juego es nuestro proyecto como ciudad, se requiere altura de miras. Nuestro devenir como colectividad no puede estar sujeto a visiones cortoplacistas, rencores, cálculos electorales o a un juego de fuerzas para destrozar al adversario. En este sentido, es indispensable que en la Asamblea Constituyente se forme un polo de constituyentes que haga valer la voluntad de un electorado mayoritariamente progresista.

 

10. Si las Constituciones cristalizan pactos sociales, ¿puede concebirse una sin la participación de la sociedad? Convocar a un referéndum en el que la sociedad ratifique o deseche la Constitución aprobada por la Asamblea, quizás sea la única manera de construir, tardíamente, las bases de una legitimidad democrática hasta ahora ausente. Hoy, la ciudad necesita a sus ciudadanos.

 

@EncinasN 

@OpinionLSR