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EU en pandemia, protestas y elecciones

Quienes vivimos en Washington, D.C., como en otras ciudades de EU, estamos enfrentándonos a tres realidades -pandemia, protestas y elecciones-. l Aura Guerrero

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Escrito en OPINIÓN el

Washington D.C., Estados Unidos. Estos han sido unos días de mucha actividad en la capital de Estados Unidos (EU). El viernes 29 de mayo comenzó la reapertura de espacios públicos después de meses de confinamiento por el covid-19. Casi de manera paralela, cuando muchos se preparaban para regresar a una rutina, más o menos regular, empezaron las protestas con motivo del asesinato del afroamericano George Floyd cuando estaba bajo custodia policial en Minnesota. Además, el 2 de junio, hubo elecciones primarias en D.C. para elegir oficialmente al candidato presidencial del partido demócrata y a otros funcionarios. Estos tres sucesos, la reapertura después del confinamiento, las protestas y las elecciones primarias, quedarán en la memoria de los washingtonians. 

Las manifestaciones en EU parecen quitar de la agenda mediática el covid, sin embargo, se trata de temas que están correlacionados. A George Floyd le quitaron la vida a causa del racismo y del uso de violencia desproporcionada, pero él perdió su trabajo como consecuencia de los despidos ocurridos una vez iniciada la cuarentena. La comunidad más afectada por el desempleo y los contagios es, en términos globales, la afrodescendiente. Ésta constituye el 13.4% de la población total de EU (poco más de 328 millones de personas, de acuerdo con las últimas cifras oficiales). 

Al mismo tiempo, los afroamericanos tienen una tasa de desempleo de 16.7%, más de dos puntos porcentuales que la tasa de la población considerada como blanca. Además de perder el trabajo por motivo del coronavirus, los afrodescendientes también pierden la vida como resultado de los contagios por covid. Según un estudio realizado por los investigadores de APM Research Lab, la tasa de mortalidad de los afrodescendientes por causa de covid es de 50% entre cien mil personas, esto es más del doble que la existente en otros grupos sociales. 

La gente protesta no solo para mostrar el repudio del homicidio de George, sino también en reprobación de otros casos semejantes ocurridos durante la pandemia. Como el homicidio, en Kentucky, de Breonna Taylor, una mujer también afroamericana que fue asesinada en su casa por la policía. Breonna era enfermera, es decir, una trabajadora esencial hoy. De este hecho no se cuenta con información ni video como el caso de George. Solo a Floyd, a través de una grabación, lo podemos seguir acompañando en sus últimos momentos de vida. Su agonía ha sido ya vista por millones. Sus últimas palabras: “no puedo respirar”, ahora están escritas en cientos de pancarta vistas durante las protestas y expresan una sensación compartida por miles en EU. 

El hartazgo causado por el racismo, la desigualdad social y el disparejo impacto del coronavirus en algunos sectores de la sociedad han orillado a los ciudadanos estadounidenses a salir a las calles, a pesar del riesgo, todavía presente, de contagio del covid, y de la posibilidad de una confrontación violenta. En D.C., aunque las protestas han sido relativamente más pacíficas, se siguen observando muchas patrullas, helicópteros y carros estilo militar; esto sin contar que durante el fin de semana se podían percibir a agentes con armas en los techos de edificios gubernamentales, y que hubo también enfrentamientos directos y violentos entre autoridades y manifestantes.

Ahora, todo esto acontece en un año fundamental en la vida política de EU. En muchos estados las elecciones primarias se han pospuesto por el covid, además las autoridades electorales y locales se han tenido que adaptar, de manera constante, a los nuevos retos que la situación sanitaria y las protestas sociales presentan. Por ejemplo, en las casillas electorales en D.C., en la jornada del 2 de junio, se mantuvo la sana distancia entre los presentes (de casi dos metros), solo podían estar diez ciudadanos en el área de votación, y todos ellos debían tener cubrebocas. En caso de no contar con cubrebocas, las autoridades proporcionaban uno. Esta elección se dio mientras estaba vigente una orden de toque de queda de siete de la noche a seis de la mañana del día siguiente. Los votantes estuvieron exentos de cumplir con esta orden, dictada por la alcaldesa de D.C., hasta en tanto se cerraran las casillas electorales. 

Quienes vivimos en Washington, D.C., como en otras ciudades estadounidenses, estamos enfrentándonos a tres realidades —pandemia, protestas y elecciones— que al confluir nos exigen mantener resiliencia, pero también defender los derechos fundamentales de las personas, y ejercer el derecho a votar en miras a una elección presidencial que será más competitiva y trascendental.