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El pringue sobre México

¿Será que somos muy diferentes los mexicanos a los alemanes? | Ernesto Cruz Ruíz

Por
Escrito en OPINIÓN el

Los accidentes son cosa seria en Alemania. Hace no mucho una compañera de oficina llegó tarde a una reunión semanal de trabajo. A primera vista se veía bien, pero su cara reflejaba conmoción. Aún en shock y a punto de romper en llanto nos contó que se trataba de un incidente de bicicleta. El percance no pasó de un moretón para las involucradas, pero como en casos parecidos el estrés para los implicados siempre es muy alto.

Los incidentes son cosa seria en Alemania porque, aunque disputable, la vida en este país es muy tranquila. Por ejemplo, se puede ver a los alemanes sin ningún tipo de paranoia, a cualquier hora del día o de la noche. Tal parece que andan por los espacios públicos en una especie de espacio aséptico. Su vida es tan apacible que, si llegan a hablar de enfrentamientos o peleas, se refieren a hechos que más bien tienen que ver con discusiones en voz alta, y sin llegar a la violencia. Y ni hablar de robos, pues éstos son excepciones.

Paranoia

Sin embargo, existe la paranoia inventada. Desde las trincheras de la extrema derecha, ya institucionalizada en Alemania en forma de partido político, se describen situaciones en las que los ciudadanos alemanes se sienten amenazados. En este caso el peligro viene de los extranjeros, específicamente de los musulmanes. Existe en específico un miedo a los refugiados que llegan de países en guerra como Siria. Y a pesar de que las estadísticas señalan que los crímenes en general han disminuido en Alemania, y que los musulmanes son una mínima parte de ese recuento, la derecha afirma que los alemanes se sienten amenazados por la cultura islamita.

No obstante, las descripciones anteriores me hacen pensar en México, pues la sensación de inseguridad en México es mayúscula. En mi país, sin importar el lugar en el que se encuentre uno, todos estamos en un estado de constante paranoia. Todos vamos por cualquier calle de México con el mínimo de pertenecías, solamente con lo del pasaje, sólo con el dinero para la torta, pero no más. Ya no sólo las calles desiertas sino también los lugares públicos son peligrosos. Todo en México está impregnado de esa viscosa inseguridad, esa que no se quita ya. Es una constante el hecho que todos en México hemos sido directa o indirectamente víctimas de la delincuencia. Robos, asaltos, asesinatos, balaceras, homicidios por doquier.

Violencia e inseguridad

Desde ese mexicanísimo panorama la tranquilidad de los alemanes es envidiable. Dónde quiera que se esté en este país, uno puede encontrar tranquilidad. Cualquier relato de inseguridad o violencia que suceda en Alemania es irrisorio desde la perspectiva mexicana, ¿será que somos muy diferentes los mexicanos a los alemanes?, ¿será que lo violento y lo criminal es propio del mexicano? Quizás la idiosincrasia mexicana siempre ha estado saturada de levedad, como dice la canción: “Allá en mi León Guanajuato, la vida no vale nada”. Y no sólo eso, si se trata de épocas anteriores, el sacrificio humano fue una práctica religiosa ligada a los dioses. En este contexto se puede ser un cínico pesimista, y pensar que estas características son propias del mexicano, pero no, yo he conocido al México no sangriento, no sanguinario.

En este contexto hay que recordar que la violencia que impera actualmente en México no se gestó en un par de años. Ésta la ha generado la delincuencia silenciosamente por decenios, y a la delincuencia los mismos mexicanos indirectamente. Para deshacerse de ese pringue se necesitarán esfuerzos múltiples. Será una tarea ardua, pero no imposible. Y ese “limpiar a México” se puede comenzar con dejar de premiar al que no sigue las reglas y castigar al que las sigue. Requerirá sobre todo dejar de aislarse de lo que sucede en la sociedad e involucrarse en lo público. En una palabra: valentía.

Ese esfuerzo será de todos los mexicanos, cada uno desde su esfera personal. Pero el involucramiento del sector público y privado es necesario. No es aceptable el crecimiento económico, sin el desarrollo económico. La esfera económica no puede desentenderse de lo social. La sinergia entre lo privado, público y social es necesaria para atender los problemas actuales de México. La paranoia de los mexicanos no es inventada como lo hacen los de extrema derecha en Alemania. Esa sensación de sentirse amenazado es real en México, es omnipresente.

Mi México

Sin embargo, en tiempos de la incipiente democracia participativa en México que es el estandarte del nuevo partido en el gobierno ¿cómo articular el tema de la violencia y la delincuencia con los supuestos y principios de tal tipo de democracia? Más participación es definitivamente un elemento central para combatir los problemas que vive México, pero los instrumentos de la democracia participativa son mucho más que consultas populares. Como mexicano, espero que quienes promueven este tipo de democracia en nuestro país entiendan que la democracia participativa ofrece muchos más instrumentos de participación e involucramiento de la ciudadanía en acciones de gobierno. Pues para quitarle el pringue a México se necesita mucho más que consultas populares.

Entre el México de 2006 y el del 2018

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