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Derecho a la escritura de las mujeres

Aun cuando las mujeres leen y escriben más, no son visibles como creadoras, como escritoras, como genios. | Verónica Yazmín García Morales

Por
Escrito en OPINIÓN el

Lo que me confunde la vida es escribir.

Clarice Lispector llegó a mí como el silencio, transparente y en una solitud exquisita. Escribidora, así es también la amiga que me acercó a su escritura, una mujer de curiosidad admirable. En el seno de su amistad he crecido como mujer y como lectora, me he convertido en una mujer más creativa, y me encantaría que esta emoción se contagiara a todas mis amigas, a todas las niñas y mujeres que he conocido y que conoceré en mi vida. Porque leer y escribir precisa de una soledad cualificada, de un silencio interior tan inefable como continuo. Nacimos siendo silencio y vivimos en su interrupción constante. Lo sabemos cuando dedicamos un minuto de silencio para traer de nuevo a la vida presente a las muertas, aquellas que se fueron envueltas de miedo, de ausencia de sí mismas, de silencio y de violencia. 

El 25 de noviembre (25-N) se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el marco de Naciones Unidas, que interpela al mundo para conseguir un objetivo global: una vida libre de violencia para las niñas y mujeres. En otras palabras, la igual dignidad y libertad para las niñas y mujeres en su vida cotidiana. A partir del 25-N se llevan a cabo 16 días de activismo contra la violencia de género, hasta llegar al 10 de diciembre, día en que se conmemoran los Derechos Humanos. Este 10 de diciembre de 2020 coincide con el centenario del nacimiento de Clarice Lispector, es un aniversario lleno de significado y simbolismo por su origen judío y su condición de mujer. 

Clarice Lispector fue una destacada escritora judía-ucraniana-brasileña. Ella y su familia consiguieron migrar en 1922 a Brasil desde Europa del Este, huían de los pogromos contra los judíos que culminó en genocidio. Una ‘Ucrania sin judíos’, escrito por Vasili Grossman en 1943, muestra esta terrible realidad: ‘En Ucrania se quedaron sólo aquellos que no tuvieron la posibilidad física de huir. Y a estos –a ancianos, enfermos y niños– los alemanes les organizaron un baño de sangre y los liquidaron a todos sin excepción’. En 1948 se proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), donde la dignidad humana se sitúa como fundamento de la justicia y la paz en el mundo. 

En 2020, los derechos humanos aún no son una realidad en el día a día de muchas personas, donde la discriminación y la violencia afecta de forma específica a niñas y mujeres. De hecho, es hasta 1993 que se recoge la violencia contra la mujer como una vulneración de derechos humanos y una forma de discriminación (Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer); y que se contempla la posibilidad de nombrar a una Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer (a partir de la Conferencia de Viena de 1993). La finalidad de los 16 días de activismo es, entre otras, prevenir la violencia de género. La lectura, los libros, la literatura es nuestra aliada en este cometido. Leer, escribir y ser leída es poner en práctica el derecho humano a la cultura. Y ¿qué es la cultura?, era lo que se preguntaba Macabea, la joven del Noreste de Brasil a la que da vida Clarice Lispector en su novela “La hora de la estrella”. 

La cultura es el derecho humano de participar en la creación artística y literaria de la sociedad en que vivimos. En la lectura nos adentramos en diálogos diversos. En un primer momento es un hablar íntimo entre todo lo que habita en la lectora. A partir de aquí, la conversación se va ampliando hasta quizá formar parte del debate público. Pero sucede que las voces de las escritoras, y las lectoras, no siempre están presentes ni tienen el reconocimiento que merecen. 

En España, los indicadores de participación cultural 2018-2019 señalan que ‘entre las mujeres es mayor la afición por la escritura, 9.2% frente al 8.1% observado en hombres, y por la lectura, 69.4% frente al 52%, con excepción de la lectura profesional y la prensa’. En México, la participación de la vida cultural a través de la lectura tiene indicadores preocupantes, ‘cuatro de cada diez personas, declararon leer al menos un libro en los últimos doce meses’. En este caso, también las mujeres presentan un mayor porcentaje de lectura. Además, ‘de la población que declaró que le leían sus padres o tutores durante la infancia, fue la madre quien la realizaba en mayor proporción con 65%’ (Inegi, Módulo de Lectura, febrero 2020). En los hábitos culturales y de lectura se identifica así que aun cuando las mujeres leen y escriben más, no son visibles como creadoras, como escritoras, como genios (la palabra no existe en femenino), al menos no en términos de igualdad respecto de los hombres, que en España dirigen el 82% de las instituciones culturales.

El derecho humano a la escritura de las mujeres también es el derecho que tenemos de conocer, de indagarnos a través de la creación literaria de tantas mujeres que siguen invisibles, o silenciadas ante la indiferencia o el desconocimiento. La literatura tiene el poder de convocar minutos, horas de silencio para leer, para escribir, para transformar el mundo a través de las letras, para crear universos a partir de las palabras, para alcanzar la igual libertad a través de la escritura de las mujeres. 

El mundo también lo escriben las mujeres. Tenemos el derecho a leer la escritura de las mujeres. Por eso, me permito traer a 18 escritoras que bien pueden acompañarnos en el 2021 que ya se acerca, e invito a todas las personas que reivindicamos la igualdad y un mundo más justo que continuemos leyéndonos a través de la escritura de las mujeres, que nos contagiemos de su creatividad y su inteligencia para pensarnos en la completitud del mundo. Así, Brenda Navarro, Carson McCullers, Chimamanda Ngozi Adichie, Cristina Morales, Dolores Reyes, Emilia Pardo Bazán, Joanna Connors, Leila Slimani, Lidia Chukóvskaia, Mary Shelley, Monika Zgustova, Natalia Ginzburg, Rosario Castellanos, Siri Hudsvedt, Svetlana Alexiévich, Tillie Olsen, Valeria Luiselli, Virginia Woolf. Los invito a leer y continuar…