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Detrás de la votación migrante del 6 de junio

En el registro nominal de esta elección, únicamente se registró el .27% de la población total de mexicanos fuera de nuestro país. | Rafael Pulido

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Escrito en OPINIÓN el

Madrid, España. Finalmente, y después de varios meses, ha terminado este proceso electoral. Puedo decir que se respira un aire de cierta tranquilidad acompañado, obviamente, de los reclamos normales de vencedores y vencidos, pero el hecho de que haya finalizado esta contienda se agradece. Hemos vivido una jornada electoral en la que se ha destacado la participación de la ciudadanía por ser unas elecciones intermedias con más del 50% de participación, algo atípico para este tipo elecciones, sin embargo, una cifra que llamó la atención de los especialistas, no solamente en México, sino también en el extranjero, y a la que se le dedicaron varios espacios en los medios de comunicación, es la que tiene que ver con la baja participación de los migrantes mexicanos en estas elecciones.

De acuerdo a cifras del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, existen 12 millones de mexicanos fuera del país, alrededor del mundo; estos datos se toman de la información que proporcionan las representaciones diplomáticas de México en el mundo por registro consular, con lo cual, pueden existir variaciones ya que de este número no todos pueden votar; no obstante, conforme a los datos del Instituto Nacional Electoral en el registro nominal de esta elección, únicamente se registraron poco más de 33 mil personas, es decir el .27%, ni el 1% de la población total de mexicanos fuera de nuestro país, una cifra que, por supuesto, no representa a la población de migrantes mexicanos y que dista mucho de lo que se requiere para cualquier tipo de elección.

Pero vayamos despacio y analicemos cuidadosamente para saber ¿qué pudo ocasionar esta baja participación o apatía por parte de los migrantes mexicanos en las urnas el 6 de junio? De acuerdo a mi percepción como un migrante mexicano, yo podría citar algunos factores, posiblemente existan más, pero me atrevería a decir que estos fueron los principales.

Definitivamente, creo que la indiferencia de algunos Estados de la República Mexicana hacia su población migrante, pues solo así, con la palabra indiferencia, se entiende que únicamente 11 Entidades Federativas se hayan integrado al proceso del voto en el extranjero, el cual implica obviamente cambios de tipo legal a la Legislación de cada Estado, pero también una inversión en infraestructura para que el migrante oriundo de la entidad federativa pueda emitir su voto, ya sea de forma electrónica o a través del correo postal. Esto, sin duda, acotó considerablemente el número de personas que podrían tomar parte en estas elecciones desde el extranjero. En 2018, la votación en el extranjero incluyó a todos aquellos que radicamos fuera, sin discriminar por Estado, pero se debió a que fue para presidente de la República y por ello fue gestionada en su totalidad por el Instituto Nacional Electoral (INE), pero en el caso de estas elecciones intermedias de 2021, dependía en algunos casos de los Organismos Estatales y es ahí donde existe esta discrepancia para que únicamente una tercera parte de los Estados cuente con la modalidad de voto en el extranjero. Por ejemplo, en mi caso, por más que quisiera votar, no podía hacerlo, pues Tamaulipas, de donde soy originario, no cuenta con esta modalidad y esto es algo que se repite con amigos de Nuevo León, en donde a pesar de haber celebrado una elección de gobernador, no pudieron emitir su voto.

En lo que refiere al Diputado Migrante a nivel federal, considero que ha sido un gran avance después de tiempo de lucha y trabajo por parte de organizaciones de mexicanos en Estados Unidos que durante años han pedido un espacio en el recinto de San Lázaro para velar y trabajar por los derechos de los migrantes, y finalmente, estas voces fueron escuchadas y en el mes de marzo, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, emitió en su sentencia, la figura del Diputado Migrante Federal, así como los requisitos que tendrían que presentar los partidos políticos para presentar a sus candidatos, pero lamentablemente por la cercanía/premura del tiempo, se estipuló que estos deberían integrar una candidatura migrante en el listado por cada circunscripción para la elección por vía plurinominal, y esto, lejos de ser un ejercicio por parte de los partidos políticos para mirar hacia fuera y buscar perfiles en las organizaciones de la sociedad civil en el extranjero, fue aprovechado para incluir compromisos o cuotas al interior de los partidos. En muchos casos, los candidatos que se presentaron bajo esta modalidad levantaron sospecha entre los migrantes mexicanos, ya que muchos de ellos no contaban con un vínculo real con la migración mexicana, pues en su mayoría, contaban con toda una carrera política hecha en México, e incluso, en algunos casos, eran servidores públicos con licencia. Además, si revisamos la resolución de la Sala Superior, dentro de los requisitos para cumplir con este tipo de candidaturas, se incluía la credencial de elector en el extranjero, la matricula consular, y hasta aquí, creo que todo bien, pero el último punto señalaba el contar con una membresía activa dentro de organizaciones migrantes con vínculos a nuestro país, y aquí fue donde muchos partidos utilizaron este punto a su conveniencia, pues con el sólo hecho de formar parte, de alguna manera, con alguna organización en el exterior, cumplían. Todo lo anterior, aunado a la falta de transparencia por parte de los partidos políticos, trajo consigo desconocimiento del electorado migrante en todos los sentidos, que incluso muchos no se enteraron de la elección del diputado migrante federal, y ello originó que no hubiera mayor participación. 

Por otro lado, el tema de figuras como el Diputado Migrante a nivel local, por supuesto que impulsa una mayor participación por parte de los mexicanos que residen en el exterior. En este sentido se pudo constatar cómo los residentes en el extranjero, originarios de la Ciudad de México, estuvieron muy activos en este tipo de elección. Empezando desde la definición de las candidaturas, la propuesta y plan de trabajo de cada uno de los candidatos, y que se reforzó con la realización de un debate virtual entre los aspirantes, hasta emitir su voto de manera electrónica o por envío postal y conocer finalmente al ganador de este ejercicio ciudadano. Definitivamente en este campo existe una importante área de mejora para exigir en nuestros Estados la incorporación de esta figura que da voz a los mexicanos que por distintas razones y circunstancias hemos dejado nuestra tierra natal para establecernos en otro país. 

Por último, un factor que tiene que ver con nosotros como sociedad: la apatía de la comunidad migrante mexicana, y quiero ser cuidadoso al usar esta palabra, pues no me refiero únicamente al hecho de participar en las elecciones emitiendo nuestro voto, sino que va más allá e incluye una intervención activa en la política para incluir el voto de los mexicanos en el extranjero por parte de los Estados de la República. Obviamente esto requiere de tiempo y dedicación, el cual muchas veces no se dispone por parte de la comunidad debido a las distintas actividades que tienen que ver con el trabajo, estudios, negocios, familia, etc.; a diferencia de los activismos que pueden existir en nuestro país en donde muchas de estas expresiones van de la mano de gente que se dedica a esto, entiéndase: partidos políticos, organizaciones civiles, servidores públicos, sindicatos, académicos, etc. Pero si queremos que la voz y opinión de la comunidad migrante mexicana sea escuchada por parte de los distintos actores políticos de nuestro país, va a requerir de un sobre esfuerzo y de una participación que va más allá de la simple emisión de nuestro voto. De no ser así, continuaremos con estas cifras de baja participación, que están muy lejos de reflejar el verdadero aporte de los connacionales en el extranjero; y con el desconocimiento que finalmente nos lleva a estar lejos de formar parte activa en las decisiones y rumbo de nuestro país.