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Carlos Slim • José Martínez

Los secretos del hombre más rico del mundo.

Por
Escrito en OPINIÓN el

¿Por qué escribir un libro sobre un multimillonario? ¿Es noticia?

Desde que la revista Forbes señaló a Carlos Slim como el hombre más rico del mundo, la trayectoria de este sorprendente hombre de negocios ha despertado el interés de todos aquellos que han intentado descubrir las claves de su éxito con la finalidad de seguir sus pasos.

Ejemplo de liderazgo, confianza en sí mismo y visión de futuro, este polémico empresario, filántropo y virtuoso de las finanzas es puesto bajo la lupa por José Martínez, quien revela aquí aspectos desconocidos de su personalidad y de su singular manera de generar riqueza.

Fragmento del libro “Carlos Slim. Los secretos del hombre más rico del mundo” de José Martínez editorial Océano. Cortesía otorgada por editorial Océano.

José Martínez | Es periodista. Colabora en numerosos medios informativos. Fue miembro fundador de los periódicos unomásuno y El Financiero.

Carlos Slim | José Martínez

#AdelantosEditoriales

 

INTRODUCCIÓN

Retrato del poder

Para unos Carlos Slim Helú es un enigma. Para otros es todo menos eso. Al magnate se le mira con lupa. Sobre él recaen los reflectores. Mucho antes de que fuera investido por la revista Forbes como el más rico del planeta, Slim era ya una de las voces más escuchadas y respetadas en los círculos­ del poder y del dinero. En muchas partes del mundo lo ven como un hombre de éxito, y en el futuro seguirá siendo un símbolo para las nuevas generaciones de emprendedores.

Pero Slim no es de los que alimentan el estereotipo que asocia el éxito con el dinero: él ha logrado un inusitado reconocimiento social no sólo por su liderazgo empresarial, sino por su sensibilidad humana. Para el ingeniero el éxito “no es sólo triunfar en los negocios”: la palabra éxito implica valores y principios, y no necesariamente significa obtener un resultado favorable en lo material.

Algunos expertos en desarrollo personal advierten que el éxito tiene sus secretos. Por ejemplo, los hombres de éxito tienen la cualidad de la persuasión y la seguridad al hablar en público; organizan sus pensamientos y los plasman con claridad al escribir un discurso; son organizados y productivos, innovadores y creativos; tienen pensamiento crítico para analizar y evaluar la información; saben escuchar y saben tomar decisiones, así como responder a preguntas con rapidez y eficacia; tienen la habilidad para hacer estimaciones precisas y trabajar con cifras en la cabeza; saben leer productivamente y utilizar esos conocimientos de manera eficaz; son relajados y enfrentan con agudeza e ingenio cualquier tipo de crisis; saben cómo abrazar a un hijo y cómo realizar un seguimiento y registro de sus gastos y de los ingresos que no son vitales para sobrevivir sino para prosperar.

Desde muy joven Carlos Slim hizo notar los rasgos de su personalidad, lo que le ha permitido un mayor conocimiento de sí mismo. Su intuición para los negocios puso de manifiesto que desde temprano contaba con mucha sensibilidad y capacidad de análisis, lo que le permitió ganar en madurez al asumir las responsabilidades propias. Esto lo llevó a adoptar una forma más libre y congruente de ejercer el liderazgo en sus negocios.

El escritor Héctor Aguilar Camín tiene su propia percepción sobre Carlos Slim Helú:

Lo que nos hace falta es cambiar el “chip” mental nacional. Modificar óptica. En lugar de combatir pobreza aspirar a crear riqueza. Propiciar el bienestar familiar.

Aquí necesitamos “Creadores de riqueza”. México hoy vive la segunda generación de “Combatidores de pobreza”. La primera desarrolló el Coplamar del presidente López Portillo. Felipe Calderón encabeza la que instrumenta Oportunidades.

Contamos con pocos “Creadores de riqueza”. Necesitamos cincuenta como Carlos Slim. Quizá mejor cien como Carlos Slim. ¿Te imaginas a México con doscientos hacedores de riqueza como Carlos Slim? ¡Sería un país fantástico!

¡Es hora —dijo Héctor Aguilar Camín en una memorable entrevista con el periodista Miguel Reyes Razo— de que México sea el país ballena que puede ser, y no el minúsculo ajolote que se cree! ¡Ya es tiempo de tener un país próspero!

Gran cosa sería que la demanda de prosperidad se instalara entre nosotros como la de democracia en los ochenta y noventa del siglo anterior.

Si así ocurriera, los gobiernos se verían obligados a responder a esa demanda. México debe verse a sí mismo como una nación desarrollada. País próspero. Y equitativo. Y democrático.

Con buenas decisiones una generación de mexicanos haría la transformación. Decisiones correctas. Dejar atrás discusiones empecinadas para hacer bien las cosas.

Y abrir la economía a la competencia. Ampliar, profundizar nuestras relaciones con Estados Unidos.

Crear el Sistema de Seguridad Social Universal. Cobrar impuestos serios, justos. Invertir bien en educación. Lo mismo que en seguridad. Se trata de resolver nuestros problemas. Aplicar justicia. Mejorar la rendición de cuentas. Combatir la corrupción…

Encuentros y desencuentros. Para tener una idea de la percepción que tiene la gente sobre Carlos Slim habría que sopesar lo que dicen las encuestas, pues en todos los círculos sociales Carlos Slim está en el debate. Unos y otros hablan de él con pasión. En ese sentido una encuesta de María de las Heras reveló la percepción que los mexicanos tienen del magnate. Los resultados de la encuesta revelaron que 60% considera que Carlos Slim debe ser un ejemplo a seguir.

De acuerdo con dicho reporte, la opinión pública no termina por definirse: están los que consideran que la fortuna del ingeniero Carlos Slim es producto del esfuerzo y visión del empresario, y los que piensan que se ha colocado como el hombre más rico del mundo a costa de cosechar favores y protección del gobierno mexicano.

Para algunos, su fortuna es producto de las dos vertientes; sin duda es un empresario con visión que ha sabido aprovechar como pocos los “favores” (oportunidades) que ha recibido del gobierno mexicano.

Como quiera que sea, son más los que tienen una imagen positiva de él que los que confiesan tener una mala opinión del ingeniero.

Debería ser un ejemplo para los niños, opinan seis de cada diez personas entrevistadas, aunque paradójicamente una proporción similar dice que tener un mexicano encabezando la lista de Forbes no tendría por qué ser motivo de orgullo para México.

María de las Heras opina a ese respecto:

…claro que estas opiniones las hemos recogido a través de una encuesta telefónica y lo que piensan los más desfavorecidos no está debidamente representado en la muestra.

De todas formas es curioso cómo nos quejamos constantemente del abuso en las tarifas telefónicas, en lo costoso y malo que es el servicio de internet que tenemos y también protestamos por lo mucho que pagamos por un servicio de telefonía móvil que está lejos de ser de los mejores del mundo. Y, sin embargo, cuando pedimos a la gente que nos dé su opinión sobre la persona de Slim —por todos sabido prestador de tan mal valorados servicios—, entonces alrededor de seis de cada diez confiesan tener muy buena o buena opinión de él; es decir, que los servicios que presta y de los cuales proviene su fortuna pensamos que dejan mucho que desear, pero de Slim como persona… ¡ah! él es un encanto.

Estoy segura de que en México hay muchos hombres y mujeres que han demostrado que son talentosos y esforzados; pero a la cima sólo llegan los más vivos y no necesariamente los mejores.

Somos una sociedad que premia el gandallismo, la simulación y las complicidades antes que el esfuerzo, el talento, la lealtad y la constancia. Eso como sociedad es nuestra culpa, y en ello llevamos también nuestra penitencia.

En otra encuesta de María de las Heras sobre la televisión de paga, 53% opina que solamente con un competidor del tamaño del señor Slim se podrá romper el duopolio que tienen sobre la oferta televisiva Televisa y TV Azteca. El mismo porcentaje no encuentra ningún peligro en que, además de contar con Telmex y Telcel, el multimillonario incursionara en el mundo de la televisión de paga; por el contrario, la mayoría considera que tomando en cuenta cómo hace sus negocios el señor Slim, seguramente el servicio que proporcionaría sería mejor que aquel con el que hoy contamos.

Seis de cada diez mexicanos quieren a Slim en el mundo de la televisión, pero para el 55%, el presidente Felipe Calderón ya tomó partido en favor de Televisa y TV Azteca y, por ende, en contra de Slim. Mala señal envía el mandatario a un público en el que 67% asegura tener buena o muy buena opinión del empresario multimillonario.

Consciente del papel que entraña el ser considerado el hombre más rico del mundo, Carlos Slim define las tareas en las que está trabajando:

Mi prioridad es crear el capital físico y humano en los países de Latinoamérica. Ése es mi reto. Eso es lo que más me interesa en este momento. Busco que haya salud, nutrición, educación, trabajo e infraestructura. Esto último significa más y mejores obras: aeropuertos, puertos, caminos, carreteras, plantas de energía, telecomunicaciones, etcétera. Y en este rubro también incluyo casas para los que no tienen dónde vivir.

En lo social también se enfrenta al desafío de la pobreza:

Creo que la pobreza no se puede enfrentar a través de dádivas. No puedes luchar contra este flagelo mediante donaciones deducibles de impuestos o con programas sociales. La pobreza la enfrentas sólo con una buena educación y con puestos de trabajo. El empleo es la única forma de luchar contra la pobreza y, en el pasado, el tema de la pobreza era un asunto ético, moral, de justicia social. Hoy, en esta nueva civilización, la lucha contra este problema se ha convertido en una necesidad de desarrollo. Si no enfrentamos a la pobreza ningún país se va a desarrollar. En el pasado había esclavos, luchas por la tierra y, al final, la gente trabajaba para nada. Ahora no necesitamos tanto del esfuerzo físico; lo que se requiere, sobre todo, es esfuerzo mental y el desarrollo de nuestras habilidades. Para eso es necesario contar con una mejor educación y con capital humano. De eso estoy convencido y para eso estoy trabajando.