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4T Claves para descifrar el rompecabezas • Hernán Gómez Bruera

Vivimos en un México polarizado en el que hemos dejado de escucharnos y de dialogar.

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Escrito en OPINIÓN el

El espacio para la conversación y el debate se ha ido cerrando cada vez más en medio de la confrontación entre dos polos radicales: uno de apoyo incondicional y otro de desprecio profundo hacia el presidente López Obrador y su “Cuarta Transformación”.

Hasta ahora, la 4T ha carecido de un relato sobre sí misma, armado con razones y no sólo con discursos, emociones y actos de poder. Tanto el obradorismo como el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) cuentan, hasta ahora, con una producción intelectual limitada para darle sustento.

Al mismo tiempo, el análisis que nos ofrece la mayor parte de los intelectuales públicos suele tomar como punto de partida la descalificación o la extrema caricaturización del gobierno actual, antes que un genuino interés por entender y explicar lo que no necesariamente se comprende.

Blanca Heredia y Hernán Gómez reúnen en este libro a reconocidos académicos y expertos en distintas temáticas quienes, desde posturas y ángulos muy diversos, pero animados por el deseo compartido de entender, hacen una revisión crítica de los aciertos y desaciertos durante el periodo presidencial en curso.

A lo largo de 17 ensayos se busca entender el fenómeno obradorista en su conjunto y se revisan políticas, temas y acciones gubernamentales específicas.

4T, claves para descifrar el rompecabezas ofrece nuevas preguntas y miradas analíticas frescas que buscan aportar pistas para entender el programa político del gobierno actual en sus propios términos.

Fragmento del libro “4T claves para descifrar el rompecabezas” Blanca Heredia y Hernán Gómez Bruera (coords.) de Grijalbo. Autorización de reproducción Penguin Random House Grupo Editorial.

4T Claves para descifrar el rompecabezas | Hernán Gómez Bruera

#AdelantosEditoriales

 

Introducción

Blanca Heredia y Hernán Gómez Bruera

Vivimos un momento peculiarmente confuso y enormemente crispado. El México leído desde el discurso y la mirada de las élites tecnocráticas que durante tanto tiempo dominó nuestra conversación pública perdió su predominio monopólico casi de un día para el otro. En julio del 2018 irrumpieron en la escena nacional una nueva constelación de fuerzas y un líder político que ha sacudido las certezas, los lenguajes, la concepción del gobierno y su relación con la sociedad, así como la idea misma de México que logró imponerse como hegemónica.

En medio de la polarización y la incertidumbre reinantes, el impulso a favor de entender ha sido arrinconado o, de plano, cancelado. Lo de hoy es tomar partido y usar cada quien los datos que mejor le sirvan para descalificar en paquete o para glorificar a bulto el gobierno del presidente López Obrador. No es raro que así sea en un contexto tan dividido en términos de intereses, valores y visiones del mundo. Sin embargo, abdicar del intento por entender —por entender realmente— tiene costos. Costos importantes para el diálogo necesario y posible; costos significativos, también, en términos políticos tanto para los partidarios de AMLO como para sus detractores.

Entender la llamada Cuarta Transformación no es tarea sencilla, como tampoco lo es descifrar el tipo de juego político —si acaso un nuevo régimen— que se inauguró en México a raíz de las elecciones de julio de 2018. Aunque uno de los objetivos centrales parece ser resquebrajar el orden oligárquico que caracterizó la transición y nuestra democracia realmente existente con sus múltiples contradicciones, hasta el momento no se ha logrado esclarecer el tipo de orden que el gobierno de López Obrador está buscando configurar, mucho menos el que de facto se está edificando. Estamos, en ese sentido, ante un juego en construcción, un rompecabezas que se va armando sobre la marcha, con muchas dificultades, vacilaciones e incertidumbres.

No es sencillo entender lo que estamos viviendo, en parte porque, hasta ahora, la autoproclamada 4T ha care­cido de un relato sobre sí misma, armado con razones y no sólo con discursos, emociones y actos de poder. Hasta el momento, el único vocero e intérprete autorizado es la misma persona que lleva las riendas de la operación cotidiana del aparato gubernamental. Por otra parte, tanto el obradorismo como el Movimiento Regeneración Nacional cuentan, hasta ahora, con una producción intelectual limitada para darle sustento. Además, el análisis que nos ofrece la mayor parte de los intelectuales públicos suele tomar como punto de partida la descalificación o la extrema caricaturización del gobierno de AMLO, antes que un genuino interés por entender y explicar lo que no necesariamente se comprende.

Este libro busca aportar claves para hacer inteligible la llamada 4T desde su lógica interna, a fin de poder efectuar una primera valoración de sus aciertos, logros, debilidades y puntos ciegos. Se trata de contribuir a hacer entendible el programa político que se ha planteado impulsar este gobierno en sus propios términos y no desde las visiones de lo que ese programa debería ser según sus críticos o simpatizantes. En suma, lo que pretendemos es ofrecer pistas, preguntas e hipótesis para encontrarle sentido a un cúmulo de acon­tecimientos, aparentemente inconexos y que escapan a la ra­cionalidad­ dominante, producto del ritmo acelerado que ha adoptado la política en México, en gran medida por el ímpetu que le ha impuesto un líder que muestra una muy baja aversión al riesgo en un país donde ésa no suele ser la cualidad que caracteriza a su clase política.

Los autores que convocamos para participar en esta empresa analítica se sitúan, en su mayoría, en el campo de la izquierda, aunque incluyen una variedad de posturas y ángulos muy diversos. No todos se reconocen como obradoristas ni votaron por AMLO en 2018. Lo que nos aglutina a todas y todos es la curiosidad y el asombro, así como la noción básica de que, para poder comprender, hace falta hacernos cargo de lo mucho que ignoramos. Que debemos incluso cuestionar nuestras propias premisas y nuestras propias certezas.

Sabemos que AMLO no necesariamente nos interpela como comunicadores, académicos, intelectuales o comentócratas; que no somos a quienes le interesa hablar ni escuchar ni leer. En cierta forma, es bueno que así sea, pues es un indicador de que el poder político, al contar con una amplia legitimidad popular, ya no requiere de la legitimación de una minoría de intelectuales, estudiosos o comentaristas encumbrados en la Ciudad de México como ocurría en el pasado. Al mismo tiempo, también somos conscientes de que eso que el presidente quiere y busca —en términos de su ideal de sociedad, visión del mundo, futuro o idea de lo que debe ser una familia— no es necesariamente lo que nos mueve; incluso, no es lo que probablemente más convenga a nuestra posición de privilegio en un país caracte­rizado por desigualdades insultantes. Sin embargo, también intuimos que lo que el presidente imagina como deseable para México se acerca mucho más a lo que hoy quiere la mayor parte de los mexicanos, a quienes, difícilmente, los autores de este libro representamos.

Nos une también el interés frente a un personaje de la política con características muy singulares; alguien que se cocina aparte. Un líder lleno de contradicciones, pero también de contrastes poco habituales. Alguien que privilegia la estabilidad macroeconómica, pero enarbola una postura nacionalista en cuanto al control de nuestros recursos energéticos. Un presidente con un discurso antineoliberal que, sin embargo, ha recortado y debilitado a la burocracia gubernamental y ha respetado a pie juntillas la autonomía del Banco de México. Un hombre de izquierda que no le asigna al Estado y a su aparato burocrático la misma prioridad que un representante típico de ese signo político. Un populista que no rehúye al conflicto y asume la polarización como una fuerza transformadora, pero que no se pelea, por ejemplo, con Estados Unidos y es selectivo en elegir a sus adversarios dentro del gran capital. Un político que interpela al pueblo, pero no apuesta a su organización autogestiva. Un crítico acérrimo del conservadurismo, quien, sin embargo, defiende a capa y espada las tradiciones, la familia, la historia de bronce y a las Fuerzas Armadas. Un mandatario que forma el primer gobierno paritario en la historia, con igual número de secretarios y secretarias, pero no prioriza el combate a la violencia de género ni reconoce la legitimidad de los colectivos de mujeres que luchan por sus derechos. Un político que, final y paradójicamente, ha incrementado sus niveles de aprobación en medio de una pandemia que no ha sido manejada de la mejor manera y de una crisis económica que ha dejado a millones sin empleo.

La caracterización de un personaje a tal punto atípico y complejo no puede resolverse, como algunos parecen creer, con etiquetas e insultos del tipo “es un inepto”, “un ignorante”, “un provinciano anticuado” o “un enfermo de poder”. Para hacerlo asequible tampoco resultan suficientes los casilleros habituales de las ciencias sociales, las metodologías convencionales y las geografías y mapas mentales a las que nos acostumbramos durante varias décadas. Claramente estamos ante un fenómeno que no solamente requiere respuestas distintas. Lo que necesitamos para entender a AMLO y el conjunto de nuestro presente son nuevas preguntas y miradas analíticas frescas y más dispuestas a tomar riesgos.

La colección de ensayos que aquí presentamos busca atender ese enorme reto. El libro se dirige a todas aquellas y aquellos a quienes López Obrador y la autoproclamada Cuarta Transformación les despiertan intriga y asombro, pero también duda y desconcierto. A esos que, desde la humildad de reconocer que carecen de respuestas completas, están tratando de entender, ya sea al personaje en particular, sus políticas o el proceso en el que el país está inmerso. Este volumen puede resultarles útil a personas que aprueban algunas acciones de esta administración y desaprueban otras, pero que están intentando formarse una opinión más razonada. Va dirigido, también, a los que votaron por AMLO y su partido y hoy se están preguntando si tomaron la decisión correcta; a quienes tenían una postura muy positiva y se han desencantado, o una muy crítica que han suavizado. Para todos ellos este libro puede ser de utilidad. Difícilmente lo será, sin embargo, para quienes creen haber comprendido ya todo sobre López Obrador, lo que es y representa; para los que se han formado un juicio inamovible e implacable sobre su figura y liderazgo, ya para criticarlo o denostarlo, ya para engrandecerlo o endiosarlo.

Lo que ofrecemos en los siguientes 17 capítulos, todos ellos ejercicios ensayísticos, es acercarle al lector reflexiones, preguntas y claves interpretativas orientadas a entender la naturaleza de un gobierno que, juzgado desde paradigmas distintos al cual le da sustento, aparece como carente de toda lógica y sentido. En ese tenor, ésta no es una obra que busque emitir juicios inapelables, tampoco presentar definiciones acabadas o anteponer a la interpretación del fenómeno que estamos viviendo un ideal del deber ser, donde nuestras opiniones personales y agendas particulares monopolicen la conversación. Se trata, más bien, de un conjunto de aproximaciones a un fenómeno en construcción, en plena evolución, y que todavía tiene un amplio potencial para seguirnos sorprendiendo.

Este libro se divide en dos grandes partes: la primera provee miradas de gran angular en las que se abordan distintos aspectos del fenómeno obradorista en su conjunto, mientras que en la segunda parte hacemos un zoom in a algunas políticas y acciones emblemáticas del gobierno de AMLO. La primera parte abre con un texto de Lorenzo Meyer, donde se ofrece una perspectiva histórica de las tres transformaciones por las que ha atravesado México a lo largo de su historia: la Independencia, la Reforma y la Revolución, y donde la llamada “Cuarta Transformación” se ve como una suerte de interrogatorio al pasado desde el presente, a partir de un proyecto de nación de izquierda que busca modificar instituciones y prácticas muy arraigadas. Meyer plantea que la Cuarta Transformación, de ser tal, buscaría revigorizar lo positivo de las tres anteriores y superar sus fallas, con la particularidad de hacerlo por la vía pacífica y democrática. Hasta ahora, señala el autor, esa transformación

no ha ofrecido cambiar el modo de producción del régimen, sino algo menos radical, aunque no por ello menos impor­tante:­ eliminar los aspectos socialmente más dañinos del régimen neoliberal vía una lucha contra la corrupción endémica, así como dar al sector público la centralidad que había perdido para llevar a cabo políticas en beneficio de los grupos más dañados por las deformidades de la estructura social mediante acciones redistributivas y de expansión de los servicios públicos.

Un tercer capítulo, a cargo de Viri Ríos, avanza una interpretación sobre las razones por las cuales ganó López Obrador las elecciones presidenciales de julio del 2018 según la cual su candidatura “fue electoralmente exitosa porque, a diferencia de otros candidatos, proveyó un diagnóstico concreto, creíble y sistémico: su campaña se basó en exponer,­ en tiempo real y con absoluta transparencia”, la existencia de lo que ella denomina la “élite tropical”. Para Ríos, la élite tropical está formada por aquellos “grupos sociales enquistados en la economía y la política mexicana que no fueron debilitados ni con la democratización electoral de principios de siglo ni con las reformas estructurales de Peña Nieto”. Según esta lectura, “López Obrador llegó al poder porque identificó la toxicidad de estas élites y vocalizó el descontento con su actuar”. En ese sentido, el triunfo del hoy presidente se construyó en gran parte “gracias a que fue capaz de mostrar con prístina claridad que México había adole­cido de un verdadero proceso democratizador y que el resultado era un país desigual, pobre e inseguro”.

En su texto, “El régimen oligárquico mexicano y su complejo desmontaje”, Blanca Heredia analiza cuál es el régimen que quiere cambiar López Obrador y la forma en que aspira a conseguirlo. Ese régimen que pretende alterar, apunta, “es el arreglo oligárquico que durante décadas ha gobernado —en los hechos— al país”. La particularidad de este cambio es que no solamente busca ser pacífico, sino que además pretende evitar poner en jaque la estabilidad y la gobernabilidad. Heredia sostiene que el proyecto de López Obrador consiste en “domesticar a nuestros ricos, no en acabar con ellos”. De lo que se trata es de “acotar su poder para reducir la pobreza y la desigualdad, y, con ello, destrabar el desarrollo de México”. Este proceso de domesticación no es en absoluto fácil, pues si bien los oligarcas mexicanos ya no cuentan con una élite política servil y complaciente como antes, todavía conservan su enorme riqueza y el poder que ello les confiere para limitar los alcances del proyecto de cambio. En este capítulo se explica también que

la confusión y el desacuerdo de fondo en el que nos encontramos en relación con todo lo concerniente a este gobierno tiene que ver no solamente con el encontronazo entre diferentes valores e intereses, sino también con una guerra soterrada entre diferentes lentes conceptuales, lenguajes analíticos y visiones del mundo.

En el capítulo 4, Gustavo Gordillo revisa el dilema de la gobernabilidad para AMLO en un contexto en el cual las élites económicas se encuentran divididas, las élites políticas han sido desplazadas, el sistema de partidos está roto y las fuerzas sociales están fragmentadas. Gordillo argumenta que el presidente pretende resolver ese dilema de la gobernabilidad

a través de una transformación del Estado endeble y desarticulado que heredó. Para ello, busca paralizar y, en su caso, anular a sus principales contrincantes al tiempo que intenta movilizar a la coalición electoral que lo llevó al triunfo usando algunos instrumentos —simbólicos y reales— de la nueva forma de gobernar. Ambos procesos (anular a los contrincantes y movilizar a los simpatizantes), complejos de por sí, generan en el funcionamiento del régimen un punto ciego relacionado con las dinámicas de actores locales que no pueden encasillarse ni en las categorías sociales tradicionales ni en la oposición élites-pueblo, definida por AMLO como la contradicción social central a resolver.

En su texto “De la sociedad civil al pueblo: AMLO, la izquierda y los límites de la democracia liberal en México”, Alejandra Leal revisa la noción de pueblo en el discurso de López Obrador como una que “interpela y moviliza precisamente a aquellas mayorías que se vieron excluidas del discurso y del proyecto político nacional en las últimas décadas”. Al efectuar un recorrido histórico y conceptual, la autora señala que en el discurso político liberal que predominó en la narrativa de la transición a la democracia en México el pueblo había salido del escenario.

De ser el sujeto nacional legítimo del régimen posrevolucionario —y el sujeto de los derechos sociales prometidos por el mismo— el pueblo había sido desplazado por una incipiente sociedad civil autónoma, conformada por ciudadanos que se veían a sí mismos como “libres” e “independientes”.

Según aquel discurso, “el pueblo estaba supuestamente en los márgenes, permanecía en el corporativismo y el clientelismo”. Conforme pasaron los años, sin embargo, la idea de sociedad civil se fue acotando cada vez más a un tipo par­ticular de organizaciones que “se presentan como apolíticas” (en realidad, sin filiaciones­ partidistas) y su representatividad “fue sacrificada en el altar de una supuesta pureza”. Finalmente, el triunfo de López Obrador el 1 de julio de 2018, al derrumbar el triunfalismo de ese consenso liberal, rescató la idea de pueblo como una que remite precisamente al “regreso no sólo de aquellos que fueron excluidos del proyecto económico en las últimas décadas”, sino también de formas de organización, acción y pertenencia política que habían sido marginadas o consideradas ilegítimas en México.

En su texto, “Lo entendible y lo inentendible de la 4T”, Alberto Díaz-Cayeros lleva a cabo un análisis del discurso de López Obrador, donde apunta a la necesidad de reconocer la seriedad de la Cuarta Transformación como “un proyecto político de refundación nacional”, a pesar de que su expresión concreta es con frecuencia caricaturizada por sus detractores. El autor ofrece una lectura de este proceso, “aceptando que lo ‘imaginario’ de sus propuestas es en realidad una utopía pasada y futura, que busca presentar como natural una reconstitución moral, presumiblemente atractiva para neoliberales y progresistas por igual”. Díaz-Cayeros examina tres importantes documentos de índole programático producidos por la presente administración que reflejan de manera más fiel la manera como el presidente entiende su proyecto político y su legado, además de ser escritos en que él mismo ha puesto un sello personal. A partir de esa revisión, su ensayo busca entender mejor los propósitos, premisas y mensajes de fondo de la 4T para elucidar la visión del mundo de la que parte y la forma en que imagina un futuro mejor.

La segunda parte de este libro presenta un acercamiento a temas y acciones gubernamentales específicas, en las cuales esta administración ha mostrado algunos de sus resultados más destacados —como es el combate a la corrupción, la política salarial y laboral o la política tributaria—, así como una serie de áreas política y socialmente sensibles en las que el gobierno actual ha logrado poco avance, a saber, la inseguridad y la violencia contra las mujeres.

Esta segunda parte abre con un trabajo muy original e incisivo del politólogo mexicano-americano Edwin F. Ackerman. En su texto, “El combate a la corrupción como economía­ política”, el autor apunta que “lo que distingue histórica y comparativamente el discurso anticorrupción de AMLO es la conexión que hace de ésta con el neoliberalismo” realmente existente en México. Ackerman explica cómo la 4T concibe la corrupción como el componente de una economía política­ específica, y plantea que “más que entenderla como una serie de crímenes individuales o de escándalos aislados”, para AMLO ésta es una “consecuencia del reordenamiento en la relación Estado-economía de las dé­cadas anteriores”. En la medida en que la corrupción se convirtió en parte de un régimen de acumulación privada a través del Estado, nos dice este autor,

el neoliberalismo produjo una especie de ‘Estado rentista en reversa’, en donde miembros del gobierno y una compleja red de contratistas drenaban el dinero público a través de una serie de mecanismos —no siempre ilegales— que iban desde la tercerización de funciones gubernamentales hasta la creación de estructuras paralelas de empresas fantasma y facturas falsas en los casos más extremos.

El libro continúa con un texto de Pablo Yanes sobre la política social del gobierno actual en el que explica cómo éste llevó a cabo una recomposición del presupuesto público —poco estudiada hasta ahora— a través de la cual en el año 2019 tuvo lugar una de las mayores reasignaciones presupuestales de la historia reciente del país. Dicha reasignación, señala Yanes, fue “de un impacto mucho más significativo y profundo que el tan anunciado presupuesto base cero durante el gobierno de Enrique Peña Nieto”, en la medida en que permitió reorientar una importante cantidad de recursos —no necesariamente los suficientes— a los programas sociales prioritarios para el nuevo gobierno. Una novedad importante de la administración presidencial en curso, señala también Yanes, es que “ha vuelto a discutirse la política salarial y laboral como parte de la política social”, con lo que los términos de la conversación han cambiado significativamente.

En su ensayo “La lucha contra los intermediarios: ¿De la dádiva al derecho?”, Esteban Salmón Perrilliat analiza cómo el gobierno de López Obrador, que ha emprendido una lucha contra los intermediarios políticos, “combina dos tácticas de gobierno neoliberal para crear lo que podría denominarse una estrategia populista de gobierno” consistente en “eliminar a los intermediarios políticos mediante las transferencias directas”. Esta estrategia, señala Salmón, “presenta riesgos para la distribución de recursos y servicios públicos que ha dependido tradicionalmente de los intermediarios y es fundamental para la gobernabilidad del país. También abre un nuevo horizonte político que podría replantear la función redistributiva del Estado sustentado en el derecho legítimo de cada persona a una parte de la riqueza nacional”. El éxito o fracaso de este proyecto, argumenta el texto, “se sostiene sobre una cuerda floja: ¿las transferencias directas universales se considerarán una dádiva o un derecho?, ¿el impulso populista del gobierno es más personalista o más democratizador?”

Mario Campa estudia la política económica del obradorismo. Plantea que el cambio de gobierno ofreció a los sectores olvidados la esperanza de que el sur del país, la región más rezagada, junto a los grupos marginados, estuvieran en la primera línea de atención. “La interpretación económica amoral del neoliberalismo”, plantea Campa, “dejó a los hogares de bajo ingreso expuestos a trampas mortales que el Estado está en posición de remover”. La promesa de transformación económica consiste en esencia en “un replanteamiento­ presupuestal para priorizar el gasto social y la inversión pública, acompañado de una reducción del gasto corriente para garantizar el congelamiento de la deuda, las tarifas de gobierno y los impuestos”. La apuesta de arranque, se plantea en este capítulo, parece un “antineoliberalismo moderado”, donde políticas como la austeridad desafían los encuadres tradicionales. El porvenir es incierto, pero se han sentado bases más sólidas para lograr que la prosperidad sea en adelante compartida.

Diego Castañeda examina la política fiscal de la 4T y la asemeja a la estrategia de un agricultor, por ser una que toma su tiempo para cultivar cambios graduales, aunque con los años, y de forma acumulativa, podría hacer posible cambios más importantes. El autor explica cómo, a pesar de que este gobierno no ha hecho una reforma fiscal —donde se aumenten tasas de forma progresiva—, las medidas orientadas a combatir la evasión y elusión fiscales, así como a cobrarles impuestos a los grandes contribuyentes, han permitido incrementar la recaudación tanto como el equivalente a tres puntos y medio del pib, una sexta parte del Presupuesto de Egresos de la Federación en un año. Además, hacer que las grandes trasnacionales, corporativos mexicanos y famosos hombres de negocios paguen sus adeudos fiscales ha per­mitido enviar una señal fuerte para la población sobre el principio de un trato fiscal más justo, donde pagan tanto los empresarios como los causantes cautivos.

El capítulo “Trabajo, salarios y relaciones laborales en la 4T”, de Irvin Rojas, aborda las implicaciones económicas, políticas y legales de las modificaciones en el ámbito laboral propuestas e implementadas durante los primeros dos años del gobierno de AMLO. Se discuten las características y posibles efectos de la reforma laboral, los cambios legales y las consecuencias económicas de los incrementos al salario mínimo —el cual ha inaugurado una nueva etapa en la que se registran ganancias reales sustanciales para los trabajadores—, además de los intentos por regular la subcontra­tación. El texto se va atrás en el tiempo para efectuar un análisis de la precariedad del empleo en México y lleva a cabo un recuento de las reformas laborales neoliberales y sus consecuencias. Se discute también el rol de la organización sindical para mejorar los ingresos de los trabajadores y cómo este gobierno ha generado una oportunidad para revitalizar este gremio a partir de una reforma que implica renunciar a una fuente de control político sobre los sindicatos y la pérdida de la eficacia de los sindicatos blancos.

Al analizar la política exterior de la 4T, la internacionalista Natalia Saltalamacchia argumenta que ésta es concebida como “un instrumento al servicio de la consecución de los objetivos de la denominada Cuarta Transformación”. Saltalamacchia apunta que el gobierno de López Obrador “retoma la importancia de la autonomía frente al exterior en ciertos nichos que él considera estratégicos para cambiar estructuralmente al país y en los que sabe que encontrará resistencia nacional e internacional”, tales como

la política pública en el sector energético; la política de seguridad, especialmente cuando se tocan los intereses de las Fuerzas Armadas, factor de poder en el cual se ha apoyado fuertemente para gobernar; y la posibilidad de llevar a cabo sus grandes proyectos de infraestructura. […] Lo notable es que, al mismo tiempo, López Obrador demuestra un alto grado de conciencia respecto a los límites que imponen la vecindad con Estados Unidos y el nivel de integración eco­nómica­ y demográfica de México con ese país.

La autora sostiene también que el presidente López Obrador basa su política exterior en cuatro premisas básicas: 1) que “México debe refundarse o reinventarse, por lo cual es necesario que la energía gubernamental se concentre principalmente en el interior del país”; 2) que “la política exterior tiene la función principal de estabilizar y defender el proyecto transformador de los riesgos y amenazas externas; es decir, tiene un talante defensivo”; 3) que “la relación con Estados Unidos debe guiarse por el pragmatismo, es decir, orientarse­ a obtener resultados a partir de costos razonables”; y 4) que AMLO percibe “la diplomacia como un quehacer elitista, por lo que él personalmente deriva mayor capital político disociándose de ella que abrazándola en primera persona”.

Eduardo Guerrero escribe sobre la seguridad pública. Apunta que el balance en los dos primeros años del gobierno de AMLO no es satisfactorio, aunque tampoco catastrófico, e incluso se registran algunos logros. El autor señala que la llegada al poder de Morena y sus aliados

representó un rompimiento con varios de los principios que, sin dar resultados, habían regido la política de seguridad durante los dos sexenios previos: la lógica de confrontación con el crimen organizado, el desdén hacia la represión y las violaciones graves a los derechos humanos, un esquema federalista disfuncional y una política de supuesto fortalecimiento institucional de corporaciones policiales que, en los hechos, estaba plagada de simulaciones.

Sin embargo, el nuevo gobierno no ha logrado su objetivo de avanzar hacia la pacificación del país, por diversas razones.

Durante el periodo de transición y los primeros meses del gobierno el presidente y su círculo cercano parecían tener convicción de que, ante los gestos pacifistas del gobierno, habría una disminución significativa de la agresividad del crimen organizado. Esta convicción se sintetizaba en el eslogan “abrazos, no balazos”, que, por cierto, va cayendo en el desuso conforme­ avanza el sexenio y las ejecuciones se acumulan.

En su abordaje sobre la agenda del presidente frente al sistema de justicia, Ana Laura Magaloni detecta un punto ciego y un reto. El punto ciego tiene que ver con el hecho de que, aunque a López Obrador le interesa quitarle a la élite económica el poder de manipular e interferir con el sistema de justicia, no incluye en su proyecto de transformación impulsar el acceso a la justicia de las mayorías marginadas o renunciar al control político del sistema de administración y procuración. Se trata de omisiones trascendentes, señala Magaloni, pues la falta de acceso a la justicia para la población marginada y el control político de ésta han sido históricamente dos de los pilares centrales a través de los cuales la justicia realmente existente ha cimentado la desigualdad y el privilegio en México. El reto que enfrenta AMLO, por otra parte, es conseguir que los jueces le otorguen legitimidad jurídica a acciones de su gobierno que no necesariamente se ajustan al marco constitucional y han sido impugnadas, en consecuencia, por una variedad de personas y grupos sociales cuyos intereses han sido afectados por el proyecto de cambio del presidente (empresas, burocracias federales, comunidad científica, organismos autónomos, usuarios del sistema de salud o de las estancias infantiles, entre muchos otros). El desafío en cuestión resulta muy sensible, pues, de acuerdo con la autora, una democracia descansa sobre dos tipos de legitimidad: la electoral y popular, por un lado, y la jurídica, por otro. El gobierno de López Obrador cuenta con abundante legitimidad del primer tipo, pero la segunda ha batallado más en conseguirla, especialmente porque, al buscarla, no ha estado necesariamente dispuesto a sujetarse al marco constitucional vigente.

Violeta Vázquez Rojas Maldonado examina en su ensayo la relación entre las mujeres y la Cuarta Transformación a partir de cuatro ejes temáticos: la violencia de género, donde acusa el incremento alarmante en el delito de feminicidio y la violencia familiar en los últimos años; los apoyos económicos a las mujeres, donde señala que los esfuerzos no son inexistentes, aunque sí insuficientes; el aborto, un tema ante el cual el presidente ha sido renuente a enviar una señal clara en favor de la interrupción legal del embarazo (aunque ha terminado por aceptar una consulta en la que participen las mujeres); así como la política de paridad gubernamental en altos puestos del sector público como un mecanismo de acción afirmativa sin precedentes que ha sido la política para la que tanto el presidente como los miembros de su círculo han mostrado mayor voluntad de implementación. La autora apunta que, evidentemente, algo no encaja entre un proyecto nacional que tiene como eje la erradicación de las desigualdades si el vocero principal de la Cuarta Transformación no atina a tocar el tema de las mujeres sin remover indignaciones.

Finalmente, en el último de los capítulos de este libro, Samuel Ponce de León y Mauricio Rodríguez abordan la estrategia del gobierno de López Obrador frente a la pandemia causada por el covid-19. Antes que emitir juicios, los autores reparan en una serie de factores estructurales que dificultaron la respuesta de las autoridades, como “el precario sistema de atención, pobremente equipado, insuficiente y sin personal”. Rodríguez y Ponce de León hacen en su texto un balance de aciertos y errores. Entre los primeros destacan, por ejemplo, una buena coordinación del sector y una exitosa reconversión del sistema hospitalario, medidas inicialmente oportunas para mitigar la transmisión, y una comunicación de gran impacto, con un abordaje predominantemente técnico. Más adelante, sin embargo, los autores apuntan que la reconversión hospitalaria enfrentó la falta de insumos, equipo y personal especializado, además de la insuficiencia de equipos de protección personal para los trabajadores del sector salud. Además, Ponce de León y Rodríguez señalan que “las medidas para mitigar la transmisión enfren­taron la falta de claridad y la inexplicable resistencia de las autoridades a recomendar el uso generalizado del cubre­bocas, lo que provocó una innecesaria confrontación con múltiples sectores y sembró confusión en la ciudadanía”. A juicio de los autores es en la comunicación donde la gestión ha tenido su mayor dificultad, pues el discurso técnico intentó en más de una ocasión “justificar acciones equivocadas de la cúpula política, y su participación en el debate con actitud condescendiente alimentó la polarización”.

Deseamos que este libro contribuya a despertar en nuestros lectores nuevas preguntas y a aportarles claves para empezar a descifrar el rompecabezas en el que estamos metidos. Si logramos que quienes lo lean duden aunque sea un poco de sus certezas previas, vean ángulos nuevos del problema que no habían visto, y se vayan con más preguntas de las que tenían antes, nuestro trabajo habrá cumplido su cometido.

Ciudad de México, 24 de marzo de 2021