#ADELANTOSEDITORIALES

Acusáis a la mujer sin razón • Daniela Ancira, Mercedes Becker, Raquel Aguirre, Wendy Balcazar

Feminismo desde la cárcel: voces para desarmar la violencia estructural de género.

Escrito en OPINIÓN el

Porque nos humillan, nos juzgan, nos lastiman… por eso gritamos, exigimos, caemos, lloramos, nos levantamos… nuestros cuerpos están encarcelados con nuestro pasado y dolor, pero no nuestros reclamos de justicia y el anhelo de ser libres y tratadas con dignidad.

Al entrar en prisión, muchas veces por un delito que no cometieronlas mujeres en México enfrentan la dureza que implica su condena, y también, de manera sistemática, severas injusticias en sus procesos penales, desatención en las mínimas normas de higiene y discriminación.

Este libro ofrece un panorama desolador de la forma en la que viven las mujeres encarceladas en este país: humilladas y ofendidas. En estas páginas, las mujeres en prisión revelan que son sentenciadas por juezas y jueces con más severidad que los hombres por el mismo delito; que al entrar a la cárcel son abandonadas en su gran mayoría por sus familias y parejas sentimentales; que en un alto porcentaje están presas por apoyar a sus novios o esposos en actos delictivos, quienes en muchas ocasiones están libres y jamás las buscan; que la atención médica o los programas de recreación son deficientes.

Acusáis a la mujer sin razón es la voz de mujeres privadas de su libertad y de quienes trabajan con ellas en su reinserción que expone una realidad que la sociedad ignora o desprecia; mujeres que expresan una sororidad y un feminismo original, desconocido, que no está en redes sociales ni en las marchas, pero es igual de potente y representa las demandas de justicia, inclusión, respeto a las madres, trabajadoras, estudiantes y compañeras encarceladas con sus palabras ardientes, incansables que sentencian: ¡LIBRES NOS QUEREMOS!

Fragmento del libro “Acusáis a la mujer sin razón”, de Daniela Ancira, Mercedes Becker, Raquel Aguirre y Wendy Balcázar. Editorial Aguilar. Cortesía de publicación Penguin Random House.

Daniela Ancira es licenciada en Derecho por la Universidad Anáhuac y Maestra en Derechos Humanos y Democracia por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, México). Es cofundadora y Directora General de La Cana; abogada en materia de Derechos Humanos y Protección a víctimas a nivel nacional e internacional. Es columnista de El Universal y miembro de diversas organizaciones internacionales como Ashoka, Vital Voices, Women Leaders for the World, Global Good Fund y Future Leaders Connect del Consejo Británico. En 2018 fue nombrada Ciudadana del Año, en 2021 recibió el reconocimiento a la Innovación Intercultural por parte de la Alianza de las Civilizaciones de las Naciones Unidas y en 2022 fue reconocida como una de las 100 mujeres más poderosas de México por la revista Forbes.

Mercedes Becker es psicóloga y maestra en Psicoterapia Clínica Integrativa por la Universidad Anáhuac; cuenta con especialidades en Psicoterapia de Arte, Terapia Cognitivo Conductual y Desarrollo Humano, así como diplomados en Justicia Restaurativa y Violencia de género. Es cofundadora y directora de Reinserción Social de La Cana. Es miembro del Consejo Directivo de Fundación Devlyn y de Nosotras Para Ellas, A.C. Es cofundadora de Entre(nos), clínica de atención psicológica.

Raquel Aguirre es licenciada en Derecho por la Universidad Anáhuac México-Norte y especialista en Sistema Acusatorio en México por la Escuela Libre de Derecho, además de cofundadora y directora ejecutiva de La Cana. En 2022 recibió la Presea 2021 “José María Morelos y Pavón” por parte del Gobierno del Estado de México en el rubro de defensa de los Derechos Humanos, por su labor a favor de las mujeres privadas de su libertad.

Wendy Balcázar es licenciada en Derecho por la Universidad Anáhuac México-Norte y maestra en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Panamericana. Es cofundadora y directora de Incidencia en Políticas Públicas de La Cana. Cuenta con 10 años de experiencia en el Poder Legislativo, ocupando diversos cargos de dirección asesorando a diputados federales y senadores de la República.

 

Acusáis a la mujer sin razón | Daniela Ancira, Mercedes Becker, Raquel Aguirre, Wendy Balcazar

#AdelantosEditoriales

 

Contexto pre carcelario: la vida antes de las rejas

Nada justifica la comisión de un delito, de eso estamos seguras, sin embargo, para entender todo el panorama, tenemos que ir más allá, detenernos a escuchar las historias que existen detrás de cada delito, detrás de cada mujer que se encuentra privada de su libertad.

Hemos aprendido mucho a lo largo de la creación de este libro. Entendimos que hay muchísimos factores que contribuyen para la comisión de un delito. La mayoría de las mujeres en prisión provienen de entornos familiares desfavorecidos y vulnerables, donde la paternidad y maternidad era ejercida de forma violenta, donde existen antecedentes de consumo de alcohol y drogas por parte de sus padres y donde muchas veces, en sus mismos entornos, operaban bandas delictivas.

Es fundamental preguntarnos: ¿Quiénes son las mujeres que se encuentran privadas de su libertad? ¿Cuáles fueron sus historias? ¿Qué las llevó a delinquir? Ya que sin entender estos contextos y sin buscar respuestas, seguimos perpetuando un sistema de “justicia” punitivo y seguimos sin presentar soluciones reales, que busquen profundizar para resolver la problemática, aportar soluciones efectivas sobre dónde sería fundamental intervenir para prevenir la delincuencia femenina pero, sobre todo, la violencia de género.

En estos testimonios, buscamos llegar hasta el fondo de cada historia y aunque cada historia es diferente, sí ´ podemos afirmar que comparten muchos factores de riesgo en común. A lo largo de este capítulo (y del libro en general) vamos a compartir una serie de datos y estadísticas que debemos tener muy en cuenta al momento de reflexionar sobre las mujeres privadas de su libertad.

Por ejemplo, identificamos que la mayoría de las historias que nos fueron contadas están marcadas por una infancia llena de violencia. Aquí va el primer dato, 80% de las mujeres entrevistadas durante nuestra investigación hablaron de núcleos familiares desintegrados y de violencia de género como parte central en el relato de sus historias personales.1

Cuando hablamos de factores de riesgo, nos referimos a condiciones, conductas, estilos de vida o situaciones que nos exponen y condicionan al peligro, ya sea delinquiendo o al poner en riesgo nuestra vida y la de las personas que nos rodean.

Empecemos por hablar de los sistemas familiares. Provenir de familias donde el crimen está presente y normalizado es, sin duda, un factor de riesgo. Para muestra, un gran porcentaje de las mujeres en prisión tienen familiares privados de su libertad, ya sean hermanos, padres, amigos, etcétera, y muchas veces, las mujeres continúan desarrollándose en estos círculos, casándose con una persona que conocieron en prisión o haciendo lazos en el medio. En la gran mayoría de los casos encontramos familias numerosas, desintegración familiar, ausencia emocional o física por parte de uno o ambos progenitores, dificultades económicas, abandono familiar o maltrato infantil. 25% de las mujeres en prisión vivieron con padres con problemas de abuso de sustancias y 32.8% vivieron violencia física, psicológica y/o sexual en sus hogares.2

Además, 42% de las mujeres habló acerca de su sufrimiento durante la infancia y/o la adolescencia, 40% de ellas mencionaron que su familia es un núcleo que produce la violencia de género y seis de cada diez habló de la violencia intrafamiliar. Según la CNDH3 muchas de las mujeres en prisión destacan que antes de su ingreso al centro penitenciario, fue en la familia donde vivieron mayor violencia de género, seguido de la calle, el trabajo y finalmente la escuela.

Otro factor de riesgo son las relaciones de pareja, porque no sólo los principales agresores de las mujeres que se encuentran privadas de su libertad son sus propias parejas (68.9%),4 sino que 30% de ellas se involucraron en el delito debido a sus relaciones amorosas.5 Las parejas de 29% de las mujeres en prisión se encuentran también privadas de su libertad, 74% son sus coacusados y 22% se encuentran por otro delito. Únicamente 45% de las parejas de las mujeres no se encuentran en prisión.6

Otro factor de riesgo es el ausentismo escolar y el bajo nivel educacional, 72%7 de las mujeres tuvieron que abandonar sus estudios debido a problemas económicos en su familia y luego empezar a trabajar a temprana edad, algunas también tuvieron que abandonar sus estudios porque al ser mujeres “no era importante que estudiaran” sino que aprendieran las labores del hogar. El ausentismo escolar está muchas veces relacionado con el aprendizaje de conductas delictivas, ya que al abandonar los estudios, en ocasiones comienzan a frecuentar otros entornos en donde la delincuencia está presente.

Aún nos enfrentamos ante muchos obstáculos para lograr la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, por eso, uno de los principales factores de riesgo es la violencia de género. La cual podemos identificar en las historias sobre el abuso sexual, el matrimonio infantil, el acoso y hostigamiento sexual, la brecha salarial, los infinitos estereotipos de género, la carga desproporcionada de trabajo doméstico no remunerado, entre otros impedimentos a los que nos enfrentamos como mujeres para vivir una vida libre de violencia.

Pero, sin duda, el factor más relevante, más mencionado y que atraviesa de manera transversal el resto de los factores, es la violencia estructural de género, categoría que fue mencionada en múltiples ocasiones por 94% de las mujeres entrevistadas.8 Esa violencia que muchas veces a simple vista parece no existir, marca cada una de las historias. Y hablamos de violencia estructural de género, pues esta violencia produce un daño real en la satisfacción de sus necesidades básicas.

Durante la investigación9 pudimos observar que 73% de las participantes relataron distintas formas de maltrato emocional que han padecido durante sus vidas; ocho de cada diez nos hablo acerca de la violencia fisica padecida y casi una tercera parte de ellas se refirio a la violencia sexual de que han sido objeto. Todas estas violencias, asociadas con su género.

Otra manera de explicar los factores de riesgo que pueden influir para que una persona se convierta en ví´ctima o agresora, es a través del Modelo Ecológico de la Violencia propuesto por Heise en 1994.10 A través de este modelo se busca entender las causas de la violencia y la forma en la que interactúan los factores de riesgo a nivel individual, relacional, comunitario y social. De esta manera podemos ver en un panorama más amplio los diferentes tipos de violencia cometidos hacia la mujer y por la mujer.

Este modelo plantea 4 planos con los que podemos ver que no existe un único factor que influya en el comportamiento violento. Éstos son:

Individual: se fija especialmente en los factores biopsicosociales y de la historia personal que puede influir en el comportamiento de una persona. Considera características como el sexo, edad, nivel educativo, empleo, etcé´tera. En este plano podemos identificar factores de riesgo como: experimentar abuso durante la infancia o adolescencia, ausencia o rechazo de padre o madre, atestiguar actos de violencia, abuso de sustancias, la pertenencia a grupos marginados o excluidos, el bajo nivel educativo, oportunidades económicas limitadas.

Relacional: analiza la influencia de las relaciones sociales cercanas a la persona, tales como las que se establecen en el vecindario, ambiente escolar y laboral. La convivencia con una persona maltratadora, los conflictos en la pareja, el control masculino sobre la toma de decisiones, las actitudes y prácticas que refuerzan la subordinación femenina, la tolerancia a la violencia masculina o que sus amistades utilicen y justifiquen la violencia, pueden ser factores importantes en su uso y aceptación.

Comunitario: analiza cómo son los contextos de la comunidad en los que la persona se relaciona (centro educativo, vecindario…) y de qué manera favorecen la aparición y uso de la violencia. Los actos violentos son más frecuentes en zonas con degradación del entorno físico, con problemas de tráfico de drogas, alto desempleo o aislamiento social, la falta de lugares seguros para las niñas y mujeres, la normalización del uso de la violencia en la familia y sociedad, entre otros.

Social: observa qué´ factores sociales influyen en que haya más o menos violencia, por ejemplo, normas culturales que aceptan la violencia como forma de resolver conflictos, dominio masculino sobre las mujeres y los niños y niñas, políticas sanitarias, educativas, económicas y sociales, que ayudan a mantener desigualdades entre distintos grupos sociales, etcétera.

Otro factor de riesgo es que la mayoría de las mujeres privadas de su libertad se convirtieron en madres durante su adolescencia, 84.4% de las mujeres en prisión son madres,11 67.8% de las mujeres privadas de su libertad tienen hijos menores de edad,12 ya sea que tienen a sus hijos e hijas con ellas o que se encuentran al cuidado de alguien más en el exterior. Esto nos habla de una gran falta de información sobre educación sexual y reproductiva, de adolescentes que muchas veces abandonan su núcleo familiar a temprana edad debido a la violencia y que muchas veces terminan en relaciones abusivas nuevamente. Son demasiadas las historias que hemos escuchado sobre mujeres que a temprana edad encuentran al “amor de su vida”. Historias donde, en un inicio, encuentran un espacio de protección y compañía, pero donde más adelante este espacio se convierte en abusos y violencia. En varias ocasiones, a estas alturas ya tienen hijos pequeños y muchas veces han abandonado los estudios, por lo que dejar a su pareja pareciera una opción poco o nada viable.

Más allá de justificar las historias en este libro, creemos que para cambiar la realidad, necesitamos conocer las causas que llevan a una sociedad a ser delictiva, porque sólo de esta manera podremos proponer políticas públicas que vayan de acuerdo con nuestra realidad como sociedad. Para actuar de manera adecuada, es fundamental entender y analizar el comportamiento de cada sociedad a través de su cultura, a través de las historias de sus cárceles.

Para reducir los factores de riesgo que llevan a las mujeres a delinquir, es fundamental la participación de todos los sectores: social, gobierno, empresas. Sin ofrecer programas de intervención preventivos y adecuados, difícilmente podremos ver resultados diferentes.

En resumen, podemos decir que el perfil de las mujeres que se encuentran privadas de su libertad es, por lo general, de entre 18 y 40 años, con bajo nivel educativo, sin empleo y con hijos e hijas dependientes. ¿Cómo sería el final de estas historias si sus inicios no estuvieran inundados de violencia e injusticia? Hoy es fácil juzgar a la mujer que se encuentra en prisión por robo, homicidio, narco-menudeo, pero, ¿dónde estuvimos cuando esa niña pequeña nos necesitaba para protegerla?, seguramente las historias a continuación serían diferentes.

1. Centro de Investigación para la Paz México, AC. (CIPMEX), et al., “Género y Privación de la Libertad”, México, 2022.

2. INEGI (2021). Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021. Recuperado del sitio web del INEGI: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enpol/2021/ doc/enpol2021_presentacion_nacional.pdf

3. Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) (2022). Informe diagnóstico sobre las condiciones de vida de las mujeres privadas de libertad desde un enfoque interseccional. Recuperado del sitio de internet de la CNDH: https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2022-04/Informe_Diagnostico_Mujeres_Privadas_Libertad.pdf

4. Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) (2022). Informe diagnóstico sobre las condiciones de vida de las mujeres privadas de libertad desde un enfoque interseccional. Recuperado del sitio de internet de la CNDH: https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2022-04/Informe_Diagnostico_Mujeres_Privadas_Libertad.pdf

5. Reinserta, A.C. (2019). Diagnóstico de maternidad y paternidad en prisión. Recuperado del sitio de internet de La Silla Rota: https://lasillarotarm.blob.core.windows.net/docs/2019/10/01/ presentaciondediagnostico.pdf

6. Instituto Nacional de las mujeres (INMUJERES) (2017). Diagnóstico de las circunstancias en las que se encuentran las hijas e hijos de las mujeres privadas de su libertad en once centros penitenciarios de la República Mexicana. Propuesta de políticas públicas para atender de manera integral sus necesidades más apremiantes. Recuperado del sitio web de INMUJERES: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101313.pdf

7. Instituto Nacional de las mujeres (INMUJERES) (2017). Diagnóstico de las circunstancias en las que se encuentran las hijas e hijos de las mujeres privadas de su libertad en once centros penitenciarios de la República Mexicana. Propuesta de políticas públicas para atender de manera integral sus necesidades más apremiantes. Recuperado del sitio web de INMUJERES: http://cedoc.inmujeres. gob.mx/documentos_download/101313.pdf

8. Centro de Investigación para la Paz Mexico, AC. (CIPMEX), et al., “Género y Privación de la Libertad”, México, 2022.

9. Centro de Investigación para la Paz Mexico, AC. (CIPMEX), et al., “Género y Privación de la Libertad”, México, 2022.

10. Olivares, Edith e Incháustegui Teresa. 2011. “Modelo ecológico para una vida libre de violencia de género”. Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. http:// cedoc.inmujeres.gob.mx/lgamvlv/MoDecoFinalPDF.pdf

11. Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) (2022). Informe diagnóstico sobre las condiciones de vida de las mujeres privadas de libertad desde un enfoque interseccional. Recuperado del sitio de internet de la CNDH: https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2022-04/Informe_Diagnostico_Mujeres_Privadas_Libertad.pdf

12. INEGI (2021). Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021. Recuperado del sitio web del INEGI: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enpol/2021/ doc/enpol2021_presentacion_nacional.pdf