ADELANTOS EDITORIALES

Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial • Ray Dalio

Por qué triunfan y fracasan los países.

Escrito en OPINIÓN el

Una guía práctica para prepararse para el futuro a partir del estudio del pasado.

Los tiempos que vienen serán radicalmente diferentes a los que hemos vivido hasta ahora, pero se parecerán mucho a otras etapas de la historia. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el experto inversor Ray Dalio, después de un titánico estudio de episodios análogos al presente en los últimos quinientos años: los ciclos históricos siempre han sido muy similares entre ellos.

Después de su bestseller mundial Principios, Dalio vuelve con un nuevo libro, en el que descubre los ciclos que explican del auge y la caída de los grandes imperios, como el holandés, el inglés y el estadounidense. En nuestros días, aparentemente, asistimos al declive de Estados Unidos, y al progresivo ascenso de China como potencia dominante. Si hacemos caso a estas «señales», interpretadas bajo un análisis comparativo con periodos históricos anteriores, estamos a las puertas del alumbramiento de un nuevo orden mundial.

En este libro encontraremos una panorámica global de las fuerzas que han impulsado históricamente el éxito de los países y su posterior decadencia. La historia se repite, sostiene Dalio, en un «Gran Ciclo arquetípico»: todos los nuevos imperios han vivido una fase de liderazgo, crecimiento pacífico y prosperidad; una pérdida de competitividad y productividad, con una crisis fruto de la sobreexpansión; y un periodo de declive, en la forma de pérdida de poder financiero, conflictos internos y guerras o revoluciones. Todas estas «señales», que podemos identificar también hoy, preludian la consagración de la nueva potencia mundial, reiniciándose de nuevo el «Gran Ciclo».

Basándose en este descubrimiento de los patrones del cambio económico y social, Dalio aspira también a brindar algunas valiosas pistas, para líderes políticos y empresariales y para todos nosotros, sobre cómo puede ser el futuro próximo. El «Steve Jobs del mundo de la inversión», como ha sido apodado, nos ofrece un mapa incomparable que nos permitirá anticipar el porvenir a partir del estudio del pasado.

Fragmento del libro “Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial” de Ray Dalio. Editado por Paidós, 2021, Traducción: Diego Sánchez de la Cruz. Cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México.

Ray Dalio es uno de los mejores y más importantes emprendedores de nuestra época. Destacado inversor macro a nivel global durante casi cincuenta años, es el fundador y codirector de inversiones de Bridgewater Associates, una firma de inversión líder en la industria financiera y el hedge fund más grande del mundo.

Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial | Ray Dalio

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CAPÍTULO 1

EL GRAN CICLO

(EN POCAS PALABRAS)

Como expliqué en la introducción, el orden mundial está cambiando con rapidez, como nunca lo había hecho a lo largo de nuestra vida, pero muchos de estos procesos sí han tenido lugar históricamente. Mi objetivo es analizar esos episodios del pasado lejano y entender las mecánicas que los impulsaron para, con esa nueva perspectiva, intentar imaginar el futuro.

Lo que sigue a continuación es una descripción resumida de la dinámica que he detectado al estudiar el auge y declive de los tres últimos imperios que lograron que sus divisas se convirtieran en la moneda mundial de reserva (es decir, los imperios holandés, británico y estadounidense), así como otros seis imperios importantes de los últimos quinientos años (Alemania, China, Francia, India, Japón y Rusia). En el caso de las dinastías chinas, me remonto a la de los Tang (alrededor del año 600). El propósito de este capítulo es simplemente proporcionar un modelo arquetípico que podremos emplear para analizar todos los ciclos y, de esa forma, entender el momento actual de forma más clara.

Al estudiar estos episodios pasados, detecté patrones claros que ocurrieron por razones lógicas que resumiré brevemente, puesto que los comentaré de manera más completa en capítulos posteriores. Si bien el enfoque de esta sección en concreto y de todo este libro está en medir las fuerzas que propiciaron y desencadenaron los grandes cambios cíclicos en las dinámicas de la riqueza y el poder, también he encon-trado otros patrones que como un efecto dominó actúan en todas las dimensiones de la vida, como la cultura y las artes, las costumbres sociales, etcétera. También lo abordo con detalle en páginas posteriores. Entre este arquetipo simplificado y los casos que se detallan en la parte II podrás ver que los casos individuales se ajustan al arquetipo. Ése es, precisamente, el objetivo de mi investigación: encontrar los patrones comunes más allá de comprobar algunas discrepancias. De esta manera, creo que uno consigue entender mejor todo lo que está sucediendo en el mundo actual.

Me he propuesto la misión de descubrir cómo funciona el mundo y la tarea de extraer principios universales y atemporales para afrontarlo con mayor solvencia. Para mí, esto es tanto una pasión como una necesidad. Si bien las curiosidades y preocupaciones que describí con anterioridad me impulsaron a realizar este tipo de análisis, el proceso en sí mismo me ha otorgado una comprensión mucho más amplia de lo que creía posible. Por eso lo quiero compartir. Ahora tengo mucho más claro cómo las personas y los países triunfan y fracasan, porque este análisis de períodos históricos muy largos revela grandes ciclos subyacentes que nunca antes imaginé que existían y que ayudan enormemente a poner en perspectiva dónde estamos ahora.

Por ejemplo, a través de mi investigación he aprendido que el factor determinante a lo largo del tiempo y en todos los países ha sido, por encima de cualquier otra cuestión, la lucha por la creación y la distribución del poder y de la riqueza. En menor medida, también considero que han sido muy determinantes otros aspectos como las ideologías o la religión. Estas luchas se han sucedido de manera intemporal y universal y han tenido enormes implicaciones en todos los aspectos de la vida de las personas. Su desarrollo cíclico es comparable a la marea, que sube y baja.

Por esta vía también he entendido mejor cómo, a lo largo del tiempo y en todos los países, las personas que tienen la riqueza tienden a ser también las personas que poseen los medios de producción de esa riqueza. Para mantener o aumentar su riqueza, trabajan con las personas que ostentan el poder político, con quienes tejen una relación simbiótica, estableciendo de esta forma nuevas leyes y normas. Esto ha sucedido de forma similar en todos los países a lo largo del tiempo. Si bien la manera exacta ha evolucionado y seguirá evolucionando, el fenómeno se ha mantenido prácticamente inalterado. Las clases de los ricos y los poderosos han evolucionado con el tiempo (por ejemplo, antaño eran monarcas y nobles que debían su posición al hecho de ser terratenientes en una economía en que la tierra era, precisamente, la fuente más importante de riqueza, mientras que en un sistema como el actual, la riqueza y el poder está más determinada por los liderazgos capitalistas y políticos, sean los segundos democráticos o autocráticos, en el marco de un sistema en que el capitalismo coordina la producción y el poder cambia de manos dependiendo de distintos criterios no hereditarios), pero de uno u otro modo podemos ver que las formas de cooperar y competir son básicamente las mismas.

A lo largo del tiempo, esta dinámica lleva a que un porcentaje muy pequeño de la población llegue a amasar y controlar porciones excepcionalmente grandes de la riqueza y el poder, pero su predominio puede llegar a sobreextenderse y a sobrepasar un cierto equilibrio, y cuando llegan momentos malos que perjudican a los menos ricos y los menos poderosos, es habitual que estos últimos se revuelvan y terminen desencadenando conflictos, revoluciones o guerras civiles. Cuando estos enfrentamientos llegan a su fin, emerge un nuevo orden mundial y el ciclo vuelve a empezar.

En este capítulo compartiré esta síntesis general y algunos de los detalles que la acompañan. Si bien lo que estás leyendo aquí son mis propios puntos de vista, debes saber que las ideas que expreso en este libro se han puesto en común con numerosos expertos. Hace aproximadamente dos años, cuando sentí que necesitaba responder las preguntas que describo en la introducción, decidí sumergirme en esta tarea de estudio de la mano de mi equipo de investigación, buscando en los archivos, pero también hablando con los mejores académicos y profesionales del mundo, para buscar más profundidad y perspectiva. Tras procesar cantidades ingentes de documentación, leer libros de referencia, conocer la opinión de autores perspicaces y reflexionar sobre todo ello, he incorporado estas lecciones a mi experiencia como inversor en todo el mundo, tarea que he desempeñado durante casi cincuenta años.

Creo que se trata de un reto exigente que requiere una actitud audaz. La tarea se me antoja tan necesaria y fascinante como compleja, de modo que entiendo que debo abordarla desde la humildad. Al asumir una tarea tan ambiciosa me da miedo perderme cosas importantes y equivocarme, por lo que mi proceso es iterativo. Hago mi investigación, la escribo, se la muestro a los mejores académicos y profesionales del mundo para someter mis ideas a su test de estrés, analizo e incorporo todas las mejoras posibles, reescribo el trabajo, lo vuelvo a poner a prueba, y así sucesivamente, hasta que llego a un punto de rendimientos decrecientes. Este estudio es producto de ese tipo de ejercicio. Si bien no puedo estar seguro de tener la fórmula perfecta que explica qué es lo que hace que los imperios más grandes del mundo y sus mercados hayan experimentado auges y declives a lo largo del tiempo, sí estoy bastante seguro de haber acertado a la hora de entender estos procesos de manera general. También sé que lo que aprendí a lo largo del camino es esencial para poner en perspectiva lo que está sucediendo ahora, y que eso también nos ayuda a imaginar cómo podemos lidiar con acontecimientos importantes que nunca han sucedido a lo largo de nuestra vida, pero que sí han ocurrido repetidas veces a lo largo de la historia.

ENTENDER EL GRAN CICLO

Por las razones que se explican en este libro, creo que hoy en día estamos viendo un gran cambio arquetípico relativo a la riqueza y el poder que afectará al orden mundial y a todos los países, alterando de manera profunda sus situaciones. Este gran cambio en las estructuras del poder y la riqueza no es evidente a primera vista, porque la mayoría de la gente no tiene en mente los patrones de la historia y, por tanto, suele ignorar las similitudes del hoy con episodios del ayer. Por eso, en este primer capítulo, describiré de una manera muy breve cómo veo el funcionamiento de la mecánica arquetípica que se esconde detrás de los auges y declives de los imperios y de sus mercados. He identificado dieciocho factores determinantes importantes que han explicado casi todos los procesos básicos de expansión y caída imperial a lo largo del tiempo. Como veremos en un momento, estos acontecimientos ocurren con mayor frecuencia a través de ciclos clásicos que se refuerzan mutuamente, hasta crear un único ciclo de gran alcance que explica los altibajos. Como modelo arquetípico, el Gran Ciclo describe y proyecta el auge y declive de los imperios e influye totalmente en la situación de esas potencias, por ejemplo, en sus monedas y mercados (esto último me interesa en especial). Los tres ciclos más importantes son los que mencioné en la introducción: el ciclo que siguen los mercados de capitales y la deuda a largo plazo, el ciclo de orden (y desorden) interno y el ciclo de orden (y desorden) externo.

Debido a que por lo general estos tres ciclos son los más importantes, los describiré con cierta profundidad en capítulos posteriores. Pero, a continuación, me remonto a la historia y regreso al presente para que el lector pueda ver cómo se desarrollan los ciclos a través de ejemplos reales.

Estos procesos impulsan oscilaciones de un lado a otro: nos llevan de la paz a la guerra, del boom a la recesión, de un extremo político a otro, de la expansión a la desintegración territorial, etcétera. A menudo, cuando empujamos la capacidad del sistema hasta extremos que superan los niveles de equilibrio, se desencadenan respuestas que sobrepasan su capacidad de gestión y todo el paradigma se despeña bruscamente en la dirección opuesta. En las oscilaciones que llevan al mundo por una dirección están también recogidos los ingredientes que pueden conducir a futuras oscilaciones en la dirección opuesta.

Esta idea de equilibrio es muy importante para entender cómo se sostiene el orden de cualquier sistema. Los ciclos han permanecido en esencia inalterados a lo largo de los siglos, básicamente por la misma razón que los fundamentos del ciclo de vida humano han seguido siendo iguales durante el paso del tiempo.

Al final, es cierto que con el tiempo la naturaleza humana no cambia mucho. Por ejemplo, el miedo, la codicia, los celos y otras emociones básicas se han mantenido constantes y siguen teniendo una gran influencia impulsora de los ciclos humanos. Si bien es cierto que los ciclos de vida de dos personas jamás son totalmente iguales, el arquetipo del ciclo de vida humano sí es más o menos constante: los niños son criados por los padres hasta que son independientes, momento en el que crían a sus propios hijos y se dedican a trabajar, cosa que harán hasta que envejezcan, tras lo cual se jubilarán y morirán. Ese círculo sigue siendo en esencia el mismo. De modo similar, el ciclo económico del dinero, el crédito y los mercados de capitales tiende a repetir un patrón: se acumulan demasiadas obligaciones (por ejemplo, se emiten bonos de deuda pública en exceso), y cuando esas deudas no se pueden devolver pagando con dinero fuerte, se genera un desequilibrio. Ese patrón ha sido y sigue siendo en esencia el mismo. Así, esto lleva a cada vez más personas a intentar vender sus activos de deuda para conseguir liquidez, pero tarde o temprano descubren que no pueden hacerlo, porque hay demasiados activos de deuda en relación con la cantidad de dinero disponible. Una vez que esto sucede, los incumplimientos impulsan a quienes han creado dinero a ganar más. Desde hace miles de años ese ciclo ha sido en esencia el mismo. También ocurre algo parecido en los ciclos del orden (y desorden) interno y externo. En los próximos capítulos analizaremos cómo la naturaleza humana y otras dinámicas impulsan tales ciclos.

LA EVOLUCIÓN, LOS CICLOS Y LOS ALTIBAJOS A LO LARGO DEL CAMINO

La evolución es la mayor y única fuerza permanente en el universo. Sin embargo, nos cuesta ser totalmente conscientes de su verdadero alcance. Vemos lo que existe y lo que sucede, pero no vemos su evolución ni las fuerzas evolutivas que hacen que esas cosas existan y sucedan. Mira a tu alrededor. ¿Acaso ves un cambio evolutivo en marcha? Por supuesto que no. Sin embargo, sabemos que lo que estamos viendo está cambiando, sin duda podemos decir que muy lentamente desde nuestra perspectiva, pero está cambiando. Y sabemos que con el tiempo, el orden actual no existirá y habrá otras cosas que lo reemplacen. Pero para entender ese cambio de largo plazo tenemos que inventar nuevas formas de medir cómo cambian las medidas. Luego, una vez que podamos entender y visualizar el cambio, podemos estudiar mejor por qué ocurre. Esto es lo que debemos hacer si vamos a pensar con éxito en los cambios que se avecinan y cómo podemos afrontarlos.

La evolución es el movimiento ascendente y tendente a la mejora que ocurre a raíz de la adaptación y del aprendizaje. En torno a esa evolución hay ciclos que encierran auges y declives relativos. Es como un sacacorchos que apunta hacia arriba, pero describe bucles con trayectorias sujetas a oscilaciones:

La evolución permite una mejora relativamente suave y constante de las cosas, porque la adquisición de conocimiento es más rápida e intensa que la pérdida de conocimiento. En cambio, los ciclos se mueven hacia delante y hacia atrás, produciendo excesos y empujando los acontecimientos, provocando retrocesos y excesos en ocasiones, pero promoviendo avances en otras, como el balanceo de un péndulo oscilante. Por ejemplo, con el paso del tiempo vemos que nuestros niveles de vida aumentan porque tenemos muchos más conocimientos, lo que nos conduce a una mayor productividad, pero al mismo tiempo hay altibajos en la economía, porque existen ciclos largos de deuda que si bien impulsan la actividad económica hacia arriba durante un tiempo prolongado, después mueven hacia abajo la producción, cuando resulta evidente que esa tendencia alcista desborda los niveles de equilibrio. Estos cambios evolutivos, y a veces revolucionarios, se desarrollan en torno a la tendencia y no siempre son suaves e indoloros. De hecho, a veces son muy bruscos y dolorosos, ya que se cometen errores que tienen consecuencias, pero, en última instancia, lo cierto es que a largo plazo se produce un aprendizaje y se obtienen mejores adaptaciones.

Juntos, la evolución y los ciclos forman los movimientos ascendentes con forma de sacacorchos que nos topamos en todo tipo de ámbitos: la riqueza, la política, la biología, la tecnología, la sociología, la filosofía, etcétera.

La productividad humana es la fuerza más importante que hace que la riqueza, el poder y el nivel de vida del mundo puedan aumentar con el tiempo. La productividad, es decir, la producción per cápita, impulsada por la educación y la capacidad de innovación, es algo que ha mejorado constantemente con el tiempo. Ese aumento se ha dado a diferentes ritmos, y ha sido explicado por las aportaciones especiales de personas muy diferentes, pero siempre con las mismas razones detrás: la calidad de la educación, los niveles de innovación, la ética de trabajo, el dinamismo de los sistemas económicos, etcétera. Es importante que los formuladores de políticas públicas lo comprendan para lograr los mejores resultados posibles para sus países. Esto es como el proceso de los inversores y las empresas, que también tienen que investigar los factores que permiten determinar dónde están las mejores inversiones a largo plazo.

Esta tendencia hacia un aumento constante es producto de la capacidad de la humanidad para evolucionar, que evidentemente es mayor que la de cualquier otra especie, porque nuestro cerebro nos da una capacidad única para aprender y pensar de manera abstracta. Como resultado, nuestros inventos tecnológicos y nuestras formas de hacer las cosas han avanzado de manera única. Esa evolución ha dado lugar a continuas evoluciones que forjan el cambiante orden mundial. Los avances tecnológicos en las comunicaciones y el transporte han hecho que hoy estemos más cerca que nunca los unos de los otros, lo que ha cambiado la naturaleza de las relaciones interpersonales, pero también ha tenido un efecto profundo sobre los imperios y sus estructuras. Vemos tales mejoras evolutivas en casi todas partes: mayor esperanza de vida, mejores productos, mejores formas de hacer las cosas, etcétera. Incluso nuestra forma de evolucionar ha progresado, porque hemos encontrado mejores maneras de crear e innovar. Esta tendencia a mejor está presente en toda la historia de la humanidad. Como resultado, los gráficos dedicados a todo tipo de cuestiones socioeconómicas suelen mostrar pendientes claramente alcistas.

Así queda de manifiesto en los siguientes gráficos. Reflejan la producción estimada (el PIB real) por persona y la esperanza de vida, en ambos casos tomando como referencia temporal los últimos quinientos años. Por imperfectas que sean, es probable que sean las dos medidas de bienestar más ampliamente aceptadas. Como puede verse, las magnitudes de las tendencias evolutivas alcistas que describen son similares a la mejora de los cambios que se han sucedido a nuestro alrededor.

El hecho de que las tendencias positivas sean tan pronunciadas muestra cuánto más contundente se ha vuelto el poder de la inventiva humana en relación con todo lo demás. Como se muestra desde esta perspectiva de panorama general de arriba abajo, la producción per cápita parece estar mejorando de forma constante, evolucionando con mucha lentitud en los primeros años estudiados y mucho más rápido a partir del siglo xix, cuando la pendiente se vuelve muy acusada y empinada, lo que refleja ganancias de productividad mucho más intensas y rápidas.

Este cambio, de ganancias de productividad más lentas a más veloces, se debió principalmente a las mejoras en el aprendizaje y a la conversión de ese aprendizaje en nuevas formas de producción. Todo ello vino provocado por una serie de factores que se remontan a la introducción de la imprenta de Gutenberg en Europa, a mediados del siglo xv (la imprenta se había utilizado en China desde algunos siglos antes), lo que a su vez aumentó el conocimiento y la educación disponible para muchas más personas, contribuyendo al Renacimiento, la revolución científica, la Ilustración, la aparición del capitalismo y la Primera Revolución Industrial en el Reino Unido. En páginas posteriores profundizaremos en estos temas.

Las mejoras de la productividad de base amplia que se derivaron de la invención del capitalismo, el auge del espíritu empresarial y la Revolución Industrial cambiaron las estructuras de la riqueza y el poder, alejando al mundo de una economía basada en la agricultura, en la que la propiedad de la tierra era la principal fuente de poder, y los monarcas, nobles y religiosos trabajaban juntos para mantener su control. El cambio nos movió hacia una economía basada en la industria en que los capitalistas innovadores crearon y controlaron los nuevos medios de producción de bienes industriales. Una vez consolidaron su nuevo poderío, trabajaron junto con aquellos que estaban en el gobierno para mantener en pie ese sistema, lo que les permitió retener la riqueza y el poder. Dicho con otras palabras, desde la Revolución Industrial, que desencadenó este cambio, hemos estado operando en un sistema en el que la riqueza y el poder provienen principalmente de una combinación de educación, innovación y capitalismo, lo que a su vez ha generado una nueva alianza de poder entre quienes dirigen los gobiernos y quienes controlan la mayor parte de la riqueza.

Conforme se siguen desarrollando los grandes ciclos, la forma en que este sistema evoluciona también sigue sujeta a cambios. Por ejemplo, mientras que hace siglos la tierra y la producción agrícola valían más que cualquier otra cosa, hoy ocurre lo mismo con muchas cosas digitales que no tienen una existencia física aparente (por ejemplo, el procesamiento de datos e información), pero que, en la práctica, atesoran más valor. (5) Esto está creando una disputa en torno a quién obtiene los datos o cómo se usan para generar riqueza y poder.

5. En este momento, la humanidad está cambiando sus formas de pensar, y está aumentando la productividad de maneras mucho más drásticas que nunca antes, incluso más espectacularmente que tras el descubrimiento y uso del método científico. Los cambios tienen que ver, por ejemplo, con el desarrollo de la inteligencia artificial, que es una forma alternativa de pensar a través de un cerebro alternativo que puede hacer descubrimientos y procesarlos siguiendo instrucciones para saber qué debe hacer. En esencia, la humanidad está creando una especie alternativa que tiene una enorme capacidad para detectar patrones y procesar con rapidez muchas ideas diferentes, aunque esta fórmula tiene problemas para comprender la lógica detrás de las relaciones y es evidente que no tiene emociones. Por tanto, esta especie es a la vez inteligente y estúpida, útil y peligrosa. Ofrece un gran potencial, pero debe controlarse bien y en ningún caso ser desarrollada a ciegas.