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Campamento Matamoros, el fin del símbolo antiinmigrante de Trump

Con el endurecimiento de la política “Permanecer en México”, las familias sin recursos optaron por dormir en una plaza al pie del puente, en Matamoros

Escrito en NUEVA NORMALIDAD el

MATAMOROS.- Durante dos años fue uno de los recordatorios más poderosos de la crisis humanitaria que tuvo el empeño del expresidente Donald Trump de mantener a los migrantes fuera de Estados Unidos.

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Un campamento en Matamoros, donde cientos de migrantes permanecieron en condiciones deplorables, sujetos a una política que les exigía quedarse en México hasta la fecha de su audiencia en una corte de inmigración en EU, fue desmantelado.

Defensores de migrantes calificaron la situación como una crisis humanitaria a pocos metros de la frontera sur de Estados Unidos.

Sin embargo, el presidente Joe Biden puso fin a la política de la era Trump, conocida informalmente como “Permanecer en México”, e inició el proceso de permitir la entrada a los migrantes que habían estado sujetos a ella.

Fotos Cuartoscuro

El campamento de Matamoros fue uno de los muchos lugares donde los migrantes se vieron obligados a quedarse y que se convirtió en un emblema de la política antiinmigrante de Trump.

La esposa de Biden, Jill, visitó el campamento durante la campaña presidencial del año pasado para ser testigo de primera mano de las difíciles condiciones en las que vivían los migrantes.

“Si no hubiera estado este campamento, creo que nunca habría acabado el MPP”, dijo Óscar Borjas, un solicitante de asilo hondureño y uno de los últimos residentes que quedan en el lugar.

Al igual que cientos de solicitantes de asilo expulsados de Estados Unidos a esta ciudad asolada por la delincuencia, Borjas empezó a dormir por miedo y necesidad cerca del puente internacional que cruza el Río Grande, pero también porque él y otros migrantes querían hacer visible el costo humano del programa MPP.

Estábamos ahí para que nos vieran que estamos, que no era justo lo que hicieron a nosotros

Desde 2019, la medida empujó a más de 65,000 migrantes de vuelta a México mientras sus casos de asilo se complicaban en los tribunales estadounidenses. La mayoría renunció a esperar y abandonó México. Miles más se amontonaron en refugios o apartamentos, desapareciendo de la vista.

Pero en Matamoros, con escasos recursos para los migrantes, las familias optaron por dormir en la plaza al pie del puente.

“Decimos ‘nos unimos’ y ahí empezó el campamento de Matamoros”, cuenta el asilado hondureño Josué Cornejo, quien fue devuelto a Matamoros junto con su esposa y sus hijos en agosto de 2019.

FIN DE LA PESADILLA

El Departamento de Seguridad Nacional informó que la administración de Biden, en asociación con organizaciones internacionales, completó el registro de las personas que se quedaban en el campamento.

“Ya no estamos registrando a las personas en el campamento de Matamoros y nadie que llegue al campamento tendrá acceso a este programa escalonado a través de su presencia física allí”, dijo un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional.

Un pequeño número de personas que permanecían en el campamento ha sido reubicadas en otros lugares identificados por nuestros socios de organizaciones internacionales que brindan mayor protección que el campamento informal

Hasta ahora, martes 9 de marzo, Estados Unidos había procesado a más de 700 personas en el puerto de entrada de Brownsville. La administración de Biden estima que unos 25,000 migrantes todavía tienen casos activos bajo el programa.

Los migrantes deben realizar la prueba de covid-19 antes de ingresar a Estados Unidos.

La política de “Permanecer en México”, que entró en vigencia en enero de 2019, fue una desviación sin precedentes de los protocolos anteriores, que permitían el ingreso de migrantes a medida mientras esperaban por sus audiencias migratorias en Estados Unidos.

La administración Trump instaló salas de audiencias improvisadas en Brownsville, justo enfrente de Matamoros, para que los migrantes asistieran a sus audiencias judiciales, lo que resultó en que muchos se quedaran en el campamento mientras esperaban su fecha de audiencia.

Legisladores demócratas iniciaron investigaciones sobre la política y visitaron el campamento, condenando a la administración Trump por expulsar a los migrantes, incluidos familias y niños, de regreso a las condiciones de deterioro en el lugar. En algunos casos, la situación sobre el terreno provocó que los niños se separaran de sus familias para intentar ingresar a Estados Unidos.

Autoridades federales informaron el domingo por la tarde que el sábado se desinstaló el campamento en esa ciudad fronteriza, tras la salida de las últimas 72 personas que lo habitaban desde 2019.