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NL: en tiempos de “El Bronco”, vuelve violencia como en años de Medina

La disputa por las plazas protagonizada por cárteles de la droga ha disparado los números de violencia en varias etapas de la reciente vida de Nuevo León

Escrito en ESTADOS el

Eduardo tenía pocos meses de haber salido de prisión, pasó 20 años encerrado, cuando fue “levantado” por narcotraficantes de la zona; fue ahí cuando pensó que esta vez no tendría salida.

“Creían que estaba vendiendo droga, solo esperaba el camión, ellos pasaron y me golpearon. Al final me dejaron libre. Me creyeron. Ya me habían hincado en un monte, tienen instrucciones de acabar con los golfos (cártel del Golfo) y lo que queda de los Zetas”

Tras 20 años de estar preso, luego de salir del penal gracias a un general que conoció y que le “echó la mano”, Eduardo vuelve a las calles, pero conoce el riesgo que representa. Es consciente de la batalla que hay en la región, la disputa entre cárteles y la presencia de cuatro grupos delictivos que ya ha reconocido el secretario de Seguridad Pública en el Estado, Aldo Facsi.

La disputa por las plazas ha disparado los números de violencia en varias etapas de la reciente vida de Nuevo León.

En un conteo de datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el año que registró la mayor cifra de homicidios en el estado fue en 2011, con poco más de 2 mil homicidios en el año. Eran mediados del gobierno del priista Rodrigo Medina. Las cifras de años precedentes no llegaban a los 900 homicidios.

Ese año Nuevo León vivió sus peores días en mucho tiempo. A mediados de año, tan sólo en un día se registraron 34 ejecutados, entre ellos, dos escoltas del gobernador en turno.

Para el siguiente año, la violencia perpetuaba. Aunque los números bajaron a 1459 homicidios, 2011 y 2012 fueron considerados los tiempos más crudos de inseguridad del gobierno medinista.

El entonces gobernador atribuía esto a la disputa entre el cártel del Golfo y el bastión de los Zetas.

“Son los grupos delincuenciales que ustedes conocen, los cárteles que operan acá en el noreste del país, algunos de ellos están relacionados precisamente con narcomenudeo, venta de droga, se presume que en algunos de los casos podrían ser ajustes de cuenta y reacomodos de estas propias organizaciones criminales”, dijo Medina en una ocasión.

A partir del 2013, las cifras de asesinatos disminuyeron significativamente, entregándole al próximo gobierno un panorama de 2.7 homicidios diarios. Nada mal comparándolo con los días sangrientos de los que venía saliendo en los últimos años el estado.

A tres años de haber tomado protesta como gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, “El Bronco” arrastra el problema de la disputa entre cárteles que terminó con la seguridad de los ciudadanos.

Sin embargo, el problema de la inseguridad de los neoloneses no solo radica en la infiltración del narco en el estado. Desde tiempos pasados, también se ha hablado de las autoridades coludidas con el narcotráfico y de policías municipales al servicio del crimen en Nuevo León.

Las cifras que miden la violencia en el estado no han bajado desde en día en que tomó protesta como gobernador. En 2016 se registraron 1,171 homicidios durante ese año; en 2017, 1,099 homicidios; y apenas el año pasado, la cifra ascendió a 1,284 homicidios.

Además, hubo un despunte en los feminicidios ocurridos en el estado.

De tres feminicidios registrados en 2016, para 2017, Nuevo León ya contaba 43 casos más, y 2018 cerró con una cifra de 79 casos.

En 2017, año en que “el Bronco” pidió licencia para contender por la presidencia del país, en la entidad ya se sabía de la disputa reciente por la plaza entre cuatro cárteles.

En el municipio de Escobedo buscaban el control los cárteles de Los Zetas y del Noroeste. Por otro lado, en Santa Catarina, se sumaban los cárteles del cártel del Golfo y el de los Beltrán Leyva.

El encargado de la seguridad, Aldo Fasci, señaló estos dos municipios como los más violentos del estado, a causa de estos criminales de la droga.

Al poniente de Monterrey, el narcotráfico ronda en cada esquina de cada colonia. Todo se sabe, pero nada se dice.

Ángel Abraham vivía en la colonia Valle Verde con un perfil bajo. Sin embargo, a sus sólo 21 años, era una de las cabecillas de un grupo delincuencial y que había participado en actos delictivos como homicidio.

En 2018, el joven se quitó la vida al mismo tiempo que agentes de la policía llegaron a su domicilio a buscarlo.

Desde 2017, se informó que más de la mitad de los homicidios que ocurren en el estado se relacionan con grupos delictivos.

En ese entonces se comparó la situación de Nuevo León con los años medinistas, donde repuntó la violencia que dejó miles de víctimas.

Las cosas no han cambiado mucho; la violencia continúa, el miedo ronda entre los habitantes, la seguridad pasó a segundo término, y los cárteles de la droga seguirán la disputa a cualquier precio.

Apenas en los primeros dos meses del 2019, en el estado se registraron 288 homicidios. Además de 11 feminicidios.

La presencia de los cárteles resonaba con mayor fuerza en los primeros días de febrero. Cuando los neoloneses amanecían entre restos humanos en varias zonas del estado.

La mañana del lunes 4 de ese mes se localizaron diversas hieleras con restos humanos en su interior, cerca de los penales de Apodaca, Topo Chico, y en las inmediaciones de la Agencia Estatal de Investigaciones de Monterrey. 

En todos los casos aparecieron mensajes de grupos del crimen organizado.  

Dos días después, fue localizada una bolsa que contenía restos humanos abandonados a espaldas de la iglesia Santa María Goretti en la colonia Garza Nieto.

Y posteriormente, el 12 de febrero, la Policía encontró un costal en Ciénega de Flores, que aparentemente tenía dos cabezas humanas. De misma forma, en el lugar se encontró un narcomensaje.

Ante la urgencia y la alerta de no caer en los negros números de seguridad del exgobernador Rodrigo Medina, el secretario de Seguridad señaló que tendrán que pasar “dos años para que retorne la tranquilidad” en el estado.

¿De dónde salió ese término tan largo? cuestionan empresarios, quienes también, dicen, se han visto afectados por los altos índices de inseguridad.

Y es que la violencia también tocó el gremio de los empresarios, ya que ellos también sufren otro tipo de violencia, como el robo en sus comercios, las extorsiones y los asaltos.

Según datos oficiales, el 82.3 por ciento del total de asesinatos, registrados en el estado, se cometieron en el área metropolitana de Monterrey.

En un contexto de violencia que vive todo el país, y que va al alza, según los números, Facsi sostiene que no es fácil arreglar el problema y atribuye las ejecuciones tan elevadas en número, a que se están eliminando los generadores de dinero de grupos delictivos contrarios, entre ellos factureros, extorsionadores y a las reacciones del gobierno.

El tiempo de dos años de espera para la tranquilidad ha alertado a los pobladores, pues parece ser una eternidad, cuando sólo en los primeros cinco días de marzo se presentaron cinco ejecuciones en la zona metropolitana, tres asaltos millonarios en estacionamientos de centros comerciales de alto poder adquisitivo y al menos una veintena de robos a viviendas de colonias de la periferia regia.

Es decir, los neonolenses tienen el reto de vivir todos los días entre la violencia, pero con la certidumbre de que en 24 meses esos días sangrientos terminarán.