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“Viene un ejército de nuevos ‘Chapos’, ha fallado estrategia contra el narco”: Fixer

¿Te has preguntado cómo se realizan reportajes en zonas controladas por el crimen organizado? Miguel Ángel Vega nos cuenta lo que significa ser fixer

Escrito en NACIÓN el

Al ver jugar a los niños de Badiraguato, menores que oscilan entre los cinco y ocho años de edad, se puede pronosticar que entre alguno de ellos se encuentra un futuro capo de la droga como el que actualmente libra una sentencia de cadena perpetua en Estados Unidos, Joaquín Guzmán Loera.

“Cuando miro los niños que están jugando, inocentes, que andan de arriba para abajo, no puedo evitar pensar que quizá entre alguno de ellos está el próximo ‘Chapo’ y es labor del gobierno y de nosotros como sociedad tratar de evitarlo”, comenta para La Silla Rota Miguel Ángel Vega, quien se ha dedicado a ser fixer.

“Creo que estamos a tiempo, pero por lo que he visto, no está ocurriendo eso y viene un ejército de ‘Chapos’ nuevos que van a dar de qué hablar, en su momento, de una manera negativa”, lamentó el también periodista y director de cine.

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Trabajar como fixer, es decir, tejer los puentes entre reporteros y documentalistas con jefes de cárteles, sicarios, narcomenudistas, cocineros de droga; o bien con agentes federales,  miembros del Ejército y policías corrompidos por el crimen; le han permitido a Vega darse cuenta de que “el tema del tráfico de drogas no es un tema de Seguridad, sino de Salud pública”.

Para este fixer mexicano, “el gobierno ha fallado de una manera muy grande”, pues “mientras la gente siga consumiendo drogas ilegales, el tráfico de drogas ilegales va a continuar”.

Pondera, además, que en zonas donde no hay desarrollo social -donde lo único que las familias pueden hacer para generar más ingresos es la siembra de amapola y marihuana-, es muy común que a madres como Consuelo Loera -a quien conoció alrededor de una década atrás al abrir camino para la filmación de un documental para la televisión británica-, a pesar de sacar a sus hijos adelante, estos “se salgan del camino” pero “no porque han querido, sino porque la misma situación, supongo yo, los ha obligado y después han sido asaltados por la avaricia”.

“Es muy fácil juzgar pero hay otra versión que poca gente conoce”, concluye Miguel Ángel Vega.

En El Fixer (Ed. Aguilar, 2021), el cineasta plasma su testimonio sobre lo que es ejercer esta profesión nulamente conocida en México.

LA GESTIÓN DEL MIEDO COMO HERRAMIENTA DE TRABAJO

Es común que la gente, al ver documentales o reportajes sobre zonas de guerra o regiones dominadas por el crimen organizado, se pregunte ¿cómo le hizo este periodista?. “Bueno, es que él no lo hizo realmente, quien lo hizo fue el fixer”, nos cuenta Vega.

“Para cuando el corresponsal o el presentador, periodista o documentalista llega es porque ya todo está arreglado, ya tiene el acceso asegurado y simplemente es empezar a cubrir, a grabar, a destrabar estos accesos y lo demás es parte misma de la inercia”, afirma el autor del libro para LSR.

Lo más difícil de ser fixer, apunta, es que los criminales confíen en tí, además del evidente peligro que representa el inmiscuirse en el mundo del narcotráfico y el crimen organizado.

En este sentido, el autor del libro afirma que el miedo es un elemento con el que laboran y con el que tienen que lidiar todas las personas que hacen trabajo de fixer.

“Se dice muy fácil sobre el papel, pero ya en la práctica, estamos hablando de días de trabajo, de estar tratando de ganarse la confianza, de que de pronto te ponen una pistola en la frente y te dicen :¿quien eres tú, eres gobierno, para quién trabajas? ellos no solamente temen que trabajes para el gobierno, sea la DEA o la Fiscalía, sino que pertenezcas a un grupo rival”, expone.

Aún habiéndose preparado con cursos para lidiar con situaciones extremas, al estar ante un ataque armado, de primeros auxilios, de armamento, para manejar un vehículo en situaciones de peligro, de defensa personal, de psicología, entre otros, nunca se está listo en el momento en que se desata una balacera.

“En menos de un segundo tú escuchas los disparos y un segundo tardas en recuperarte de la confusión y otro medio segundo estás lidiando con el miedo y al tercer segundo ya estás reaccionando, ya perdiste tres segundos. Estar en un ataque armado por tres segundos, representa una eternidad completa, una eternidad de ida y vuelta al horror en toda su plenitud”.

“Si nosotros quedamos en medio del fuego cruzado, nadie se va a detener a preguntar, van a empezar a disparar y si bien nos va, salimos vivos de ahí, pero es complicado”.

Miguel Ángel Vega no podría asegurar que confía en los criminales, “lo que sí sé es que yo quedo en sus manos”, “no nos queda otra más que confiar y esperar que pase lo mejor”.

EL FIXER QUE RESCATÓ AL CINEASTA

“Empecé a trabajar como Fixer por necesidad”, narra Miguel Ángel Vega en su libro la forma en que se inició en esta profesión, pues se quedó sin recursos luego de escribir, dirigir y hasta distribuir su segunda película, Cáliz (2006). “Derrotado y sin un solo centavo, me encontré de pronto deambulando por las calles de Culiacán sin rumbo fijo y sin un plan inmediato”, prosigue la narración. 

“Terminaría siendo el periodista quien rescataría al realizador de la pobreza absoluta”, luego de ser contactado por un periodista estadounidense para contratarlo como guía que hablara inglés puesto que un grupo de reporteros realizaría un documental en Culiacán, de donde Vega es oriundo.

Pronto se dio a conocer entre la prensa internacional, nos cuenta en entrevista. Medios extranjeros sabían que había un fixer en México que podía abrir la puertas con los miembros del crimen organizado, que estaba decidido y que sabía cómo hacerlo.

“En esta profesión vi una oportunidad para generar ingresos suficientes para sacar adelante mi proyecto de cine”, detalla, y agrega: “si quería seguir dándome a conocer como fixer, tenía que ser el mejor de los fixers que hay en el mundo”.

Antes que amanezca, es una película que retoma el mito del vampiro en México y en la que actúan Luis Felipe Tovar, Edgar Vivar y que es el último filme de Rogelio Guerra, fue financiada en buena medida por la labor de Vega como fixer. “La única forma de yo poder terminar esta película era teniendo buenos ingresos”, detalla.

“He llegado a un punto en el que yo ya hice todo lo que tenía que hacer” como fixer, afirma el cineasta al detallar que escribió el libro para narrar su experiencia y destacar la figura de un fixer, ya que no se conoce en México, como se hace en escuelas de Periodismo de Europa o Estados Unidos.

(djh)