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"Van a frustrarse quienes esperan ser presidenciables"

El exlíder nacional del PRI y coordinador de los diputados aclara que la definición de la candidatura presidencial no se decidirá en la XXII Asamblea Nacional

Escrito en NACIÓN el

El expresidente nacional del PRI y coordinador de este instituto político en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz, aseguró que es viable ampliar la figura de “candidatura simpatizante” para permitir que un externo sea abanderado para contender por la Presidencia de la República en 2018; no obstante, apuntó que se debe cuidar en este proceso el bien más valioso del partido: “su militancia”.

En entrevista con La Silla Rota, el líder camaral afirmó que el tricolor ya está en la dirección para abrirse a más opciones, por lo que también es viable que la designación del candidato presidencial se defina a través de una consulta abierta y ciudadana.

No obstante aclaró que no será en la Asamblea Nacional del próximo 12 de agosto, como algunas afirman, donde se discuta y defina el método por el cual se designará al candidato presidencial del PRI, sino en el Consejo Político Nacional, lo cual podría ser hasta finales de este año o principios de 2018.

¿Cómo se prepara el PRI de cara a su 22 Asamblea Nacional, especialmente en el preámbulo del proceso electoral 2018?

La Asamblea Nacional se tiene que hacer por disposición estatutaria cada tres años, con márgenes que el INE suele admitir de hasta cuatro años o cinco años.

Creo que es importante decir que la Asamblea no está atada al 2018. No es una Asamblea de coyuntura, no es la Asamblea para prepararnos para el 2018, es la Asamblea para el 2018, el 2019 y el 2020. Es poner a tono, actualizar las visiones partidarias sobre los grandes asuntos nacionales.

¿Cuáles son esos asuntos en los que el partido deberá trabajar el próximo 12 de agosto?

La Asamblea es el ejercicio de deliberación más importante que hacemos para que el PRI se pueda mantener como un partido atractivo para la sociedad y eso demanda afinar su estrategia, poner al día sus principios. La dirigencia le ha dado un espacio al tema de la ética y a la rendición de cuentas que le imprimen calidad a la política y la representación pública.

Al PRI le importa mucho hacer esta especie de refrendo de confianza y de crédito en el desempeño directo de sus dirigentes y de los militantes convertidos en autoridad. Hacer una reprobación a quienes defraudan la confianza de los priistas y de los ciudadanos, hacer muy severa su posición cuando alguien transgrede la ley y cerrarle espacios a la impunidad.

Creo que en el ámbito del programa de acción debemos ser un partido que ratifique su confianza en el presidente Enrique Peña y su gobierno, y lo acompañen en el último tramo de su gestión, porque justamente la Asamblea anterior fue la que dio plataforma para las reformas transformadoras. La reforma energética, la reforma educativa, sólo pudieron tener verificativo por -en el caso de los priistas- el cambio de nuestra declaración de principios y el programa de acción. Por eso creo que el PRI tendrá que mantener su actitud abierta a la participación de los ciudadanos, de los simpatizantes.

El PRI además debe ratificar el valor y el aprecio a su militancia que es el más grande de sus activos, al mismo tiempo tender más puentes, ensanchar las puertas para la participación ciudadana y de los simpatizantes en sus propios procesos políticos, incluida la selección de candidatos.

Precisamente en lo que respecta a su selección de candidatos, algunas voces en el PRI están pidiendo ciudadanizar los procesos, que las candidaturas se definan en consultas abiertas…

Creo que la consulta más amplia posible es a la ciudadanía, la consulta más amplia posible para la determinación de sus candidatos es a la ciudadanía y eso ya está en los estatutos. De suerte que estrictamente no puede ser objeto de discusión porque ya está en los estatutos.

La posibilidad de que el PRI seleccione sus candidatos, no sólo al de la presidencia, por diversos métodos incluida la consulta a la ciudadanía ya está determinada.

Específicamente sobre la candidatura presidencial ¿Se requiere una consulta abierta? ¿Cuál es el método indicado para tomar esa definición?  

Si alguien lo plantea, lo he escuchado y lo he leído, que se tiene que consultar a la ciudadanía puede ser, pero eso ya está establecido en nuestros estatutos. Hay un principio jurídico que dice que donde la ley no distingue, no cabe distinguir, en consecuencia si está establecido como posible método, es para todos, incluida la candidatura presidencial.

Pero este tema -hay que aclarar- no se define en nuestra Asamblea, van a frustrarse quienes esperen que la Asamblea diga cuál es el método para elegir candidato a Presidente, eso no va ocurrir, porque el partido no se puede autolimitar. El partido debe tener amplia variedad de opciones para postular candidatos, ya las tiene, desde respetar el uso de costumbres en las comunidades indígenas, hasta la más amplia que es la consulta a la ciudadanía, no a la militancia sino a la ciudadanía, y eso ya está.

Ahora ¿cuál será el método específico que se va a seleccionar para la candidatura a la presidencia?, eso no lo sabemos y no se va a discutir en la Asamblea, por qué no se necesita, porque no es una Asamblea para el 2018. La Asamblea no lo va a decidir, la selección del método le toca el Consejo Político Nacional. ¿Cuándo va a resolver el PRI cual será el método? cuando estemos listos,  que quizás sea finales del año, principios del próximo.

Hay posturas encontradas en relación a abrirle la puerta o no a un candidato externo para la elección presidencial ¿Cuál es su postura en este tema?

Un candidato externo existe para gobernador, también para senadores y diputados. En la redacción de los estatutos actual esto está permitido para integrantes del Congreso de la Unión, gobernadores y para jefe de gobierno del entonces Distrito Federal. Esa figura se introdujo hace cuatro años. Lo que quiero significar con ello es que ésta ya es una discusión que dimos para que se permitiera esa posibilidad, esto no quiere decir que así ocurra necesariamente, si no para ver la posibilidad de que un simpatizante participe en procesos de selección de candidatos.

Puede ser, eso sí, que se discuta en la Asamblea si también se incluye la candidatura a la Presidencia de la República, entre estas opciones, esto puede ser.

                                                    

¿Ve condiciones para que así suceda?

Las veo viables para que así suceda. Mi postura es que ya estamos en la dirección de abrir las opciones, un partido práctico, un partido que quiere tener más base de sustentación social es un partido abierto a todas las posibilidades.

Sin embargo, también será muy importante amacizar a la militancia, cuidar a la militancia, que es nuestro bien más preciado y tender un puente a la sociedad con la eventual posibilidad de que un simpatizante partícipe.

¿Cómo llega el PRI al 2018? ¿Qué ajustes son necesarios para garantizar triunfos en las próximas elecciones?

Debemos tener una plataforma, un programa de acción socialmente atractivo. Un PRI que tienda puentes a la ciudadanía que el elector -que por cierto mayoritariamente no milita en ningún partido- advierta que el PRI está comprometido con las causas ciudadanas y que escapa de ejercicios endogámicos.

Lo que quiere el partido es tender puentes a la ciudadanía, hacia quienes tienen afinidad con sus principios, con su programa de acción y sobre todo que acredite ser un programa eficaz. Debemos refrendarnos como un partido que no solamente presenta posiciones declarativas sino que es congruente, un partido que llama a sus militantes a ser congruentes, a actuar con legalidad y a ser un partido de gente de fiar. Más que atenerse a los discursos, atender a los resultados.

¿El partido logró recuperarse de los tropiezos electorales que tuvo en el pasado?

Bueno, esto es parte de nuestra historia reciente, ya nos pasó. En el año 1997 perdimos la mayoría en la Cámara de Diputados, en el 2000 perdimos la Presidencia, en el 2012 la recuperamos, en 2006 tuvimos el resultado más adverso, en 2015 ganamos la mayoría en la Cámara.

Hemos aprendido que en una democracia ni las derrotas ni los triunfos son para siempre, que hay que trabajar procesando las lecciones que dejan las elecciones.