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Va hasta 2025 etiquetado más duro; hoy se resisten a versión light

Se espera que en los próximos tres y cinco años se volverán más estrictos los criterios para que un producto tenga estos sellos

Escrito en NACIÓN el

Dos octágonos negros resaltan en la caja del un cereal de avena integral, dos en una barra de chocolate amargo y otros dos se muestran en un yogurt sabor mango, poco a poco los pasillos del supermercado se empiezan a llenar del etiquetado de advertencia que entre en vigor el próximo 1 de octubre.

La industria de alimentos procesados ha mostrado resistencia para implementarlo, pero ésta es sólo la etapa “light” de este nuevo etiquetado, ya que en los próximos tres y cinco años se volverán más estrictos los criterios para que un producto tenga estos sellos.

El cambio de etiquetado de alimentos se hará en tres fases, de acuerdo con lo que se indica en la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051) que se publicó el 27 de marzo de este año.

La primera fase es la que estamos viendo actualmente, la cual entra en vigor el 1 de octubre y concluye el 30 de septiembre de 2023. En esta etapa el cálculo para determinar si un producto tiene sellos se realiza con base en los nutrimentos críticos añadidos.

En la NOM-051 se establece que si se agregan azúcares añadidas se debe evaluar azúcares y calorías; si se agregan grasas, se revisa grasas saturadas, grasas trans y calorías, mientras que si se agrega sodio a un alimento procesado, sólo se deberá evaluar el sodio.

Aunque entrará en vigor en menos de dos semanas, las autoridades dieron una prórroga hasta el 30 de noviembre para que las empresas cumplan con este nuevo etiquetado, si el 1 de diciembre aún no lo tienen, se podrán hacer acreedores a multas.

La segunda fase del etiquetado de advertencia inicia el 1 de octubre de 2023 y concluye el 30 de septiembre de 2025. En esta etapa se vuelven más estrictos los lineamientos para establecer el exceso de nutrimentos críticos.

Los ajustes serán en casi todas las áreas que se miden, por ejemplo, en la primera etapa el límite para que una bebida no tenga el sello de exceso de calorías es de 10 kilocalorías de azúcares libres, pero en la segunda etapa éste se reduce a 8 kilocalorías.

Asimismo, se eliminará la excepción que evitaba que las bebidas con menos de 10 kilocalorías de azúcares libres tengan el sello de “exceso de azúcares”. En el caso de la leyenda “exceso de sodio”, los límites cambiarán de 350 miligramos en alimentos sólidos, a mayor a un miligramo de sodio por caloría o 300 miligramos.

Sin embargo, a largo plazo estas medidas se volverán aún más estrictas, ya que en la fase tres que iniciará el 1 de octubre de 2025 la evaluación para que un producto tenga un sello se realizará considerando los nutrientes añadidos y no añadidos.

El Poder del Consumidor lo explica con los helados, un postre común y que a la mayoría de la población le gusta. En el caso de estos, se considerará la grasa saturada de forma natural en la leche, además de la que se añadió en su elaboración.

Esto quiere decir que si la industria no apuesta a la reformulación de sus productos para hacerlos más saludables, en los siguientes años tendrán más sellos de advertencia de lo que tienen en este momento.

“TODAVÍA HAY AMPAROS CONTRA EL ETIQUETADO EN VARIAS PARTES DEL PAÍS”

La Silla Rota realizó una revisión y en algunos pasillos del supermercado ya es evidente la presencia del nuevo etiquetado. En algunos casos no sorprende, como en las botanas, pero en otros llama la atención que tengan sellos alimentos que la población podría considerar saludables como las avenas preparadas o cereales integrales.

Mientras que en el pasillo de los dulces ya la mayoría de los chocolates y caramelos tienen sellos como los de exceso de azúcares, de calorías y de grasas saturadas, en otras áreas como la de los lácteos son contados los productos con el nuevo etiquetado, ya que éste sólo se observó en dos tipos de yogurt bebible.

En entrevista con este medio, Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, destacó que a menos de dos semanas de que entre en vigor este nuevo etiquetado, persiste la resistencia de parte de la industria de alimentos procesados.

"Sí hay todavía resistencia, se han presentado una treintena de amparos, varios de ellos siguen vivos, más de 20. Se han presentado en diferentes regiones, en diferentes estados de la República”, señaló.

Calvillo recordó que la resistencia incluso provino de otros países, como el caso de Suiza que presentó críticas al señalar barreras al comercio, así como el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea, situación que también sucedió en Chile y Ecuador cuando hicieron el cambio de etiquetado.

Calvillo dijo que ahora con este cambio de etiquetado otro de los temas pendientes es revisar su correcta implementación, ya que se han encontrado productos que tienen estos octágonos en sus empaques y que no tienen por qué tenerlos.

“Por ahí nos han llegado fotos de una bolsa de sal que dice exceso de sodio y no debería llevar, los únicos productos que llevan son los que tienen agregada la sal o agregada el azúcar o la grasa, pero una botella de aceite no va a tener exceso de grasa, ni un empaque de azúcar va a decir exceso de azúcar, o sea no lleva”, indicó.

El director de El Poder del Consumidor recordó que a partir de abril de 2021 se tendrán que eliminar los personajes y dibujos de productos para niños, que es otro de los aspectos más importantes, ya que estos cambios van encaminados a proteger la salud de toda la población, pero en especial la de los menores de edad.

Al respecto, Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), destacó que a lo largo de una década se han implementado diversas medidas para proteger a los niños como el impuesto a los refrescos y que este nuevo etiquetado complementa estas acciones.

“Son componentes de una respuesta de Estado, no garantizan que esto cambie la realidad, lo que sí va a poderlo modificar es una política pública articulada, que eso ahora mismo no lo tenemos'', indicó el director de Redim.

Destacó que es necesario que se articulen el sistema de salud y el de educación pública con las áreas vinculadas a programas sociales, e involucrar a los ciudadanos en lo que significa transitar nuevamente a nuestro patrón de alimentación mexicano.

“Esto implica que nuestra comida tradicional no incluye bebidas azucaradas ni alimentos ultraprocesados. Son como pedacitos o fragmentos de una acción positiva, pero en este momento todavía es un rompecabezas sin mucho orden”, indicó.