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Tres extranjeras, y cómo la muerte las encontró en México

En los últimos diez años en México asesinan en promedio a 210 extranjeros al año, lo que a su vez representan 17 cada mes

Escrito en NACIÓN el

La violencia que azota al país no sólo se ve reflejada en los datos y afecta la cotidianidad de los mexicanos, sino que ésta también toca a los extranjeros que residen en México.

De 2006 a 2016, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó 2 mil 102 extranjeros asesinados en México. Mientras que de 1990 a 2005, en 15 años, solo registró mil 439 casos de homicidios a extranjeros.

Es decir, en los últimos diez años en México asesinan en promedio a 210 extranjeros al año, 17 cada mes.

Por ellos en La Silla Rota recordamos tres casos de extranjeros asesinados en México en condiciones sospechosas.

Pilar Garrido, el sospechoso homicidio de una española

El caso más reciente fue el de la española Pilar Garrido, quien desapareció el primero de julio, cuando, supuestamente, un grupo armado interceptó el auto donde viajaba la europea, junto con su esposo Jorge Fernández González y su hijo de meses de nacido.

Los sujetos se llevaron a la mujer y dejaron ir al mexicano, así como el menor.

Pese a lo grave de la situación, Jorge, quien es criminólogo y profesor la Universidad de Seguridad y Justicia, denunció el secuestro de su esposa ante la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas hasta dos días después de los hechos, el 3 de julio.

Las declaraciones de Jorge hicieron posible realizar un retrato hablado de uno de los presuntos plagiadores, siendo de un joven de 17 a 21 años, de piel morena, nariz ancha, 1.70 de altura, delgado, pelo negro corto.

El gobierno estatal informó que el estatus de Pilar Garrido era de persona no localizada, no de secuestrada, debido a que no habían pedido un rescate por ella.

Casi un mes después, el 26 de julio, fueron encontrados unos restos los cuales serían identificados posteriormente como los de Pilar.

Los peritos de la fiscalía determinaron que Pilar murió estrangulada, primero recibió un golpe en la nariz, se cayó y se golpeó la nuca. Luego, la asfixiaron.

Dos meses después de la desaparición, las autoridades sorprendieron con el arresto de Jorge Fernández como el presunto asesino de Pilar.

Irving Barrios Mojica, titular de la Procuraduría de Justicia del Estado, reveló que durante las indagatorias el esposo de la víctima incurrió en una serie de contradicciones en particular sobre el lugar donde habían ocurrido los hechos.

Tras de efectuar 30 entrevistas, 20 periciales, 10 búsquedas y otras tantas diligencias se estableció que Jorge Luis Fernández, quien tiene licenciatura en criminología, es el presunto responsable del homicidio de la española María del Pilar Garrido.

La fiscalía sostiene que "se encontraron diversas contradicciones en el dicho del esposo, lo cual llevó a redireccionar la búsqueda. Eso permitió que en la décima búsqueda, el 26 de julio, se localizaran diversos restos óseos".

El caso aún no se ha cerrado, el juicio aún no inicia y la familia de Garrido está sorprendida y desconfía que el asesino de Pilar sea Jorge.

María Villar Galaz, secuestro exprés que terminó en homicidio

La española María Villar Galaz trabajaba como ejecutiva en la División de Servicios de Consultoría de Negocios de IBM, puesto en el que llevaba un año y tres meses, aunque tenía más de cuatro años viviendo en México.

Era sobrina del presidente de la Federación Española de Futbol, Ángel María Villar. Estaba casada con el brasileño Cristiano Do Vale y tenía 39 años.

La última vez que la vieron con vida fue el 13 de septiembre del 2016. María Villar salió de su trabajo y abordó un taxi frente a Patio Santa Fe, centro comercial que se ubica en la acera de enfrente de las oficinas de IBM.

Se dirigía a Polanco, lugar donde residía. Durante el trayecto, fue secuestrada. La obligaron a sacar dinero varias veces de cajeros automáticos durante la noche y madrugada del 13 y 14 de septiembre.

Las autoridades federales consideran que se trataba de un secuestro exprés perpetrado por una banda criminal no organizada, que al identificar la voz extranjera de Villar Galaz intentó obtener más dinero.

Pese a haber vaciado sus cuentas bancarias, los secuestradores llamaron a la familia de Villar para solicitar el pago de un rescate.

Los familiares de María Villar se pusieron en contacto con las autoridades españolas. Desde el primer momento, un equipo negociador de España estuvo al pendiente. En México, las autoridades también acompañaban al marido de Villar Galaz.

Según las autoridades españolas, pagaron de rescate una cantidad menor a la solicitada en algún punto de la delegación Iztapalapa; previamente habían recibido una prueba de vida. Horas después, su esposo pierde contacto con ella.

Alrededor de las 14:00 horas del 15 de septiembre, la policía municipal de Santiago Tianguistenco notificó a la procuraduría mexiquense del hallazgo del cuerpo de una mujer en el cauce de un canal de aguas negras en el paraje de Tierra Blanca, zona limítrofe con el Ajusco, en la Ciudad de México, la cual no tenía identificación.

El cuerpo correspondía a María Villar.Pese a que los secuestradores recibieron dinero, la mujer fue hallada muerta, atada de pies y manos y con una bolsa en la cabeza que le causó la muerte por asfixia.

De acuerdo con la Procuraduría mexiquense, la muerte de María se produjo entre 18:00 y 20:00 horas después que los plagiarios llamaron a su familia. De acuerdo con los resultados de la necropsia, ella fue asesinada ese día.

Dos semanas después, 3 de octubre, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que imputó a dos sujetos por el plagio y crimen de María Villar. Uno de los sujetos ya fue detenido y es identificado como Óscar N.

El identificado está acusado de participar en el plagio de la española, manejaba el supuesto taxi que abordó Villa Galaz afuera de una plaza comercial y además, fue quien avisó a un cómplice para que los alcanzara y secuestrara a la víctima.

Stephanie Magón, el feminicidio que se “convirtió” en suicidio

El primero de agosto de 2016, la joven modelo colombiana Stephanie Magón Ramírez fue encontrada con signos de tortura, totalmente desnuda y abandonada en una calle de Colonia Nápoles, en el centro de Ciudad de México.

Con 24 años, Magón buscaba una vida mejor en México y terminó frente al portal de su casa con las costillas rotas, la mandíbula y el cráneo fracturado y sin algunos dientes.

Stephanie cursaba estudios en el Instituto Nacional de Telecomunicaciones (Instel) donde estaba próxima a graduarse.

Según datos aportados por la institución y familiares, esta joven llegó a México en el mes de mayo a cumplir compromisos con una importante empresa de modelaje y publicidad.

Sus familiares le habían advertido sobre los peligros que podía correr en una ciudad extraña para ella y sobre la violencia en México.

Sobre la muerte, el Tribunal Superior de la capital, Edgar Elías Azar, sentenció sin preámbulos: "Son lesiones proferidas, o sea, la mataron a golpes".

Por su parte, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México tuvo su propia versión: la joven se cayó de su azotea y que no hay ninguna evidencia de "lucha, defensa, forcejeo o sometimiento".

"No hay ninguna duda: estaba drogada y se cayó", contó a El País uno de los directivos de la agencia de modelos para la que trabajaba en México, New Icon Model, que no quiere dar su nombre.

"La chica salió la noche anterior de fiesta, la vieron muy mal en un baño y cuando la llevaron a casa estaba tan ebria que se cayó de su azotea", detalló el jefe.

Daniela, una chica que la vio, supuestamente, en los aseos de una discoteca la noche del viernes dijo que "la conocía pero no sabía con quién iba" y que "estaba desnuda".

Por su parte, compañeras de Stephanie Magón, consultadas también por El País, rechaza las afirmaciones de las autoridades capitalinas.

"Ella no se drogaba, eso lo sabemos, jamás la vimos ebria. Pero esa noche le tuvieron que dar algo fuerte. Ella tenía mucho calor y por eso se quitó la ropa. Se pondría a bailar porque le encantaba y se cayó desde la azotea donde vivía", explicó Sharon Núñez, una de sus amigas en México.

"Si uno se fija bien, es imposible que al saltar desde la azotea acabes en medio de la carretera. Lo lógico es que termines en la banqueta. Para avanzar tantos metros habrías tenido que tomar impulso", detalló en su momento una vecina de la calle que se encarga además de la limpieza del edificio contiguo al de la víctima.

Otro vecino de una casa cercana apunta que cuando la vio en el suelo tenía golpes en el rostro, por el lado donde no se había caído.

Pasa el tiempo y el misterio sigue rondando en la muerte de Stephanie Magón