A 51 años de la represión militar hacia jóvenes miembros del Consejo Nacional de Huelga -estudiantes de universidades como la UNAM o el IPN- aún son insuficientes los archivos que con el paso del tiempo han aportado y clareado el camino hacia la reconstrucción de la verdad sobre la noche en que la Plaza de las Tres Culturas se tiñó de rojo.
Bajo este tenor, en LA SILLA ROTA retomamos parte de los documentos del Archivo General de la Nación revisados en 1998 por una comisión especial de la Cámara de Diputados que investigó sobre lo ocurrido el 2 de octubre del 68.
En dicho material, se detalla que Luis Echeverría, secretario de Gobernación durante el conflicto y quien a la postre sucedería a Gustavo Díaz Ordaz en la presidencia de la república, ordenó la participación del ejército, incluso desde meses atrás.
“Todo lo que hizo el ejército partió desde el despacho de Echeverría Álvarez. Todas las decisiones clave salieron de Gobernación, incluyendo el desalojo de la Plaza de las Tres Culturas”, expuso en abril del 98 para Milenio Semanal, quien fuera diputado por el PRD e integrante de la mencionada comisión, Armando López Romero.
De acuerdo con el legislador, entonces en funciones, el objetivo de Echeverría fue el “involucrar a sus contendientes en la carrera presidencial como instigadores del movimiento estudiantil”.
LA CARTA
Una carta fechada el 28 de julio de 1968, enviada por el titular de la Segob y Alfonso Corona del Rosal, Regidor del Distrito Federal; a quien fungía como secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán, da cuenta de la petición de “enviar un respaldo del Estado Mayor para garantizar la seguridad en la ciudad”, de acuerdo con el archivo analizado por la revista.
Sin contar al Olimpia, distinguido con un guante blanco en la mano siniestra durante el operativo de aquel 2 de octubre, siete batallones a cargo del general Mario Ballesteros Prieto protagonizaron distintos enfrentamientos con los grupos estudiantiles, tal como el bazucazo a la puerta de la preparatoria no. 1, o las ocupaciones de Ciudad Universitaria y el Casco de Santo Tomás.
(Bazukazo a la puerta de la Prepa 1)
A consideración del diputado que revisó las tres hojas de extensión de la carta, lo más conveniente a los intereses de Echeverría era que se dejara crecer el calor de las manifestaciones e intervenir en momentos clave.
Asimismo, legisladores de la comisión especial sobre Tlatelolco, destacaron el hallazgo de un croquis donde se precisa la ubicación de Cancillería, Chihuahua, Oaxaca, Dos de abril e ISSSTE: edificios aledaños a la Plaza de las Tres Culturas.
Sobre estos inmuebles se colocaron varios francotiradores desde la madrugada del día en que se llevó a cabo el mitin afuera de la sede de Relaciones Exteriores. En el edificio Chihuahua el Batallón Olimpia aguardaría el arribo del contingente.
LA PRESIDENCIA, EL OBJETIVO
En adición, cartas ministeriales emitidas por la extinta Procuraduría General de la República vinculan a políticos y contrincantes directos de Echeverría por la silla presidencial como el disidente de la presidencia del PRI, Carlos Madrazo; Emilio Martínez Manatou, nombrado secretario de la Presidencia por Díaz Ordaz; y Juan Gil, entonces titular de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, en la detención de estudiantes registradas desde el 30 de julio del 68, pues se les señala como financiadores e instigadores de los “subversivos”.
“¿Quién te da el dinero? ¿Quién les paga? (...) ¿Gil Preciado? ¿Madrazo? ¿Martínez Manatou?” se escuchaba en las sesiones de tortura por parte de elementos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), bajo el mando de Fernando Gutiérrez Barrios, a los estudiantes detenidos.
(Carlos Madrazo; Emilio Martínez Manatou y Juan Gil Preciado)
ACUERDO ECHEVERRÍA-ORDAZ
Por otro lado, también se resalta un documento titulado “Acuerdo con el Señor Presidente”, en el que, entre otras cosas, llaman la atención las anotaciones “Mitin y manifestación, hoy” y “$19,000.00.- Sócrates”, en probable referencia a Sócrates Sánchez Lemus, quien junto con Ayax Gutiérrez -identificado como agente de la DFS, habrían delatado a sus compañeros del movimiento estudiantil, pues sus declaraciones iniciaron la cacería del aparato judicial contra estudiantes, activistas, profesores e intelectuales.
En declaraciones ministeriales del siete de octubre los detenidos aseguraron haber visto a estudiantes abrir fuego en medio de la plancha de la Plaza, sin embargo distintos reportes forenses de niños, mujeres y hombres que murieron ese día detallan que las balas atravesaron los cuerpos de arriba hacia abajo, lo que apuntaría hacia los francotiradores desplegados por las autoridades.
Por su parte, en el marco de la conmemoración del 50 aniversario, Sánchez Lemus dijo tener la conciencia tranquila respecto a lo acontecido las noches posteriores a la matanza de Tlatelolco.
“¿A poco ellos creen que el Ejército no sabía ya sus nombres y los tenía ubicados?”, justificó en conferencia de prensa.
“A todos nos dieron de putazos, te pegaban en todos lados, menos en la cara; yo llegué orinando sangre, ese es uno de mis problemas, los riñones. Pero lo más cabrón es que tú escuchabas gritos, por ejemplo de mujer y los soldados te decían: ‘Es tu mamá, hijo de tu puta madre’", agregó.
BATALLÓN OLIMPIA
Concretamente, el Batallón Olimpia participó en dos de los enfrentamientos entre el ejército y el Consejo Nacional de Huelga, el primero en la Vocacional 7 del IPN y el segundo en la llamada Operación Galeana.
Según los archivos, el batallón se integró con elementos provenientes de distintas zonas militares del interior de la república, con el fin de resguardar la seguridad en el Distrito Federal previo y durante la realización de los Juegos Olímpicos.
Fue disuelto luego de terminada la justa deportiva.
El Batallón Olimpia nació tras un acuerdo de la Sedena, Segob y el Comité Olímpico Mexicano. Dicho convenio establece que el cuerpo militar estaría a cargo de Luis Echeverría.
El coronel Ernesto Gutiérrez Gómez-Tagle, señalado como responsable inmediato del actuar del batallón, en su lecho de muerte aceptó ser quien disparó las luces de bengala que dieron luz verde a la matanza.
djh