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“Tienes 42 años y eso es riesgo de covid, no te puedo emplear”

Personas en diferente condición han llegado a la Conapred a denunciar discriminación laboral, social o por dar testimonios a algún por haber tenido covid

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Escrito en NACIÓN el

El 22 de mayo una mujer del Estado de México realizó una llamada telefónica al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Expuso su temor a ser discriminada, luego de que en su familia se registró la escalofriante cifra de cuatro fallecimientos por la covid-19.

El problema es que además de vivir esa tragedia inconmensurable, sus datos se hicieron del conocimiento de las personas de la colonia donde ella vivía, a través de las redes sociales Facebook y WhatsApp. Ante ello, la mujer comenzó a sentir miedo de salir a la calle y sufrir algún daño de parte de sus vecinos.

Ante ello, el Conapred decidió mandar un oficio al Comisario de Seguridad Pública local para tomar las medidas pertinentes y así salvaguardar la integridad de la mujer.

El temor de ella no era infundado, y las agresiones contra personas contagiadas o personal médico son una constante entre las peticiones de quejas presentadas ante el Conapred.

El 30 de junio un hombre del Estado de México, de 42 años de edad se quejó ante el Consejo, de que acudió a solicitar trabajo a una empresa, pero se lo negaron.

El argumento empleado fue que la empresa tenía un criterio para no contratarlo: el de que la personas de esa edad “forman parte de la población en alto riesgo de contraer el covid-19”.

Otro caso se dio el 25 de mayo, en la progresista ciudad de México. Un hombre se quejó, también vía telefónica, de que en la empresa para la cual labora, una paramédica que también ahí trabaja, lo roció con desinfectante de limpieza, luego de que se presentara de vuelta, tras ser diagnosticado con covid-19.

El Conapred desde el 19 de marzo hasta el 3 de julio ha recibido 395 peticiones de quejas de parte de personas que de todos los rincones del país llaman o llenan datos en su página electrónica para acusar que reciben malos tratos de parte de sus jefes, de doctores, de vecinos, por tener la sospecha o por estar contagiados con el coronavirus.

También hay quejas de personas que exponen que sus jefes los obligan a trabajar pese a estar en condición vulnerable, o de médicos y enfermeras que lo hacen pero sin las medidas de protección adecuada.

La Silla Rota presenta un compendio de casos representativos al respecto.

LE PIDEN LAVARSE LAS MANOS CON JABÓN, PERO ELLA USA MULETAS

En Yucatán una mujer con discapacidad reportó el 23 de mayo que fue a un centro comercial con su madre de 76 años para realizar un trámite bancario. La sorpresa es que pese a que la mujer usa muletas, le pidieron lavarse las manos y aplicarse gel. Ella se negó porque con el jabón se le resbalan las muletas, pero aceptó ponerse el gel. Sin embargo, los encargados amenazaron con llamar a la policía. Después accedieron a que usara una silla de ruedas, pero al hacerlo, entró en contacto con las ruedas que estaban sucias y se convertían en un riesgo de contagio.

LA CORREN DE SU PROPIO DEPARTAMENTO

El 13 de mayo una médica de la ciudad de México reportó, vía correo electrónico, que su compañera de vivienda la corrió del departamento que compartían y le pidió irse a otro lugar a vivir. La razón es que su roomie tenía miedo de que la contagiara, ya que trabaja en un hospital donde se atienden pacientes con covid-19.

NO LE VENDEN AGUA POR HABER TENIDO COVID

El 5 de junio un hombre en Tamaulipas llamó al Conapred para quejarse contra una purificadora, que se negó a llevarle el garrafón de agua a su domicilio porque tuvo covid-19. El argumento es que se trataba de una instrucción del gerente de ventas.

AGREDIDA EN UN VELORIO

Ese mismo 5 de junio pero en el estado de México una enfermera reportó que acudió a recoger a su hermana a un velorio. Fue recibida con agresiones por parte de los presentes, que se justificaron al decir que temían ser contagiados.

DIFUNDE DISCRIMINACIÓN RACIAL

El 11 de junio una de las peticiones de queja recibidas por el Conapred fue la que hizo un hombre, que acusó que en Acámbaro, Guanajuato, desde un automóvil alguien perifoneó para pedir a los habitantes del lugar no salir de sus casas. “Aún está entre nosotros el virus del régimen chino”, decía el xenófobo mensaje.

ROCÍAN SU AUTO CON AGUA CLORADA

El 16 de junio una médica de Oaxaca reportó que luego de ir a visitar a su suegra, un encargado de la entrada a un conjunto de viviendas le roció demasiada agua con cloro a su auto y además le recomendó que “si era doctora, no debía salir”.

LO "MULTAN" POR DAR ENTREVISTA A UN PERIÓDICO

El 29 de junio un hombre expuso su caso. Informó que luego de tener la covid-19, buscó regresar a su trabajo pero no le permitieron su reincorporación, pero además le quieren cobrar una multa de 5 mil pesos por haber dado una entrevista a un periódico.

TEME POR SU HIJA

Una médica de una unidad médica del IMSS el 27 de abril se quejó de que, con una hija con síndrome de Down y 11 años de edad, la hicieron regresar a trabajar. Ella consideró que esa actitud era discriminatoria pues podía contagiar a la menor.

LO DISCRIMINAN POR USAR CUBREBOCAS

El 7 de abril, en los inicios de las medidas de distanciamiento social y cuando el uso del cubrebocas aún estaba a discusión, un hombre de Nuevo León se quejó de que acudió a un supermercado, donde sorpresivamente le negaron el servicio por traer tapabocas.

LES PIDEN EL DEPARTAMENTO

El 14 de abril un médico de Puebla recurrió a la página web de Conapred para quejarse de que a partir del inicio de la pandemia él y su pareja comenzaron a ser hostigados con comentarios por parte del dueño del edificio donde rentan un departamento. Les dijo que debido a su profesión eran un riesgo para el resto de los inquilinos, además de que recibieron un mensaje que ya no podían usar el elevador y debían concluir su contrato de arrendamiento.

LA ACOSAN

El 31 de marzo una mujer acudió a un banco en Veracruz. Pese a que lo hizo con un cubrebocas, se sintió estigmatizada como si tuviera covid-19, y la molestaron al grado de que la corrieron de la sucursal bancaria.

(María José Pardo)