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“Temo por mi vida”: José Manuel del Río; demandará y exigirá reparación del daño

Señala al gobernador de Veracruz, a la fiscal y al secretario de gobierno de cualquier cosa que le pueda pasar a él y su familia, a Monreal y a Dante Delgado

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La sobremesa de la cena se alargó hasta la medianoche en un hotel de Tuxtepec. Familiares de José Manuel del Río sabían que al día siguiente él saldría temprano a Córdoba, acompañado de su esposa y su pequeña hija de seis años de edad. Al menos un par de sujetos los rondaban y fueron percibidos.

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Al día siguiente muy temprano, apenas desayunaron. “Los dos hombres que estaban anoche en el restaurante están ahí en la esquina y nos han estado tomando fotografías”, alertó ella a José Manuel. Pensó que quizá estaba vigilando la llegada en ese momento de una camioneta que estaba cargando de billetes un cajero automático.

Pero no. La ribera del Papaloapan está muy cerca de ahí. Apenas cruzando están en tierras veracruzanas. De pronto, un vehículo se les aventó encima y casi vuelca el vehículo donde viajaba Del Río con su familia. Otro auto se colocó detrás de ellos y bajaron sujetos con armas largas.

 

José Manuel del Río pensó que iban por su auto. “Les damos el auto y todo lo que quieran, no vamos a oponer ninguna resistencia”, le decía a su esposa. “Venimos por ti”, le soltó uno de los hombres. Y se lo llevaron. No era un asalto.

Lo treparon a su vehículo en medio de palabras altisonantes. “Es un secuestro”, pensó José Manuel… pero se dio cuenta que su esposa pudo seguir a sus captores. Aun así, los policías dejaron pasar unos minutos, eternos, antes de decirle: “estás detenido”.

“¿Y cuál es el delito?”, preguntó José Manuel del Río. “Homicidio de René Tovar Tovar y aquí está la orden de aprehensión”, le respondió el hombre. “Déjame llamar a mi esposa”, solicitó. Y enseguida le pidió avisarle a sus jefes políticos: Ricardo Monreal y Dante Delgado.

Así comenzó una pesadilla de 178 días de la que resultó liberado. Lo acusaron con falsedades. Ahora dice comenzar una nueva vida en la que volverá al trabajo en el Senado y a sus clases de economía en el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Dejó en Pacho Viejo una vainilla, amigos, y la enseñanza a hacer manualidades y lavar su ropa en el “chaca-chaca”.

En algunas ocasiones otros presos se acercaban a Del Río. Con mensajes que regularmente no ocurrían. Una ocasión alguno le dijo que alistara sus cosas, que a tal hora llegarían por él en un helicóptero para llevarlo a un penal de máxima seguridad. La aeronave efectivamente llegó a Pacho Viejo… pero nunca fueron por José Manuel.

{"quote":"Me deja una lección de autoritarismo, de abuso del poder de un gobernadorzuelo que cree que él puede decidir la vida de los ciudadanos como quiera. Me deja mucha tristeza porque se quedaron muchos inocentes en el penal, desafortunadamente. Me deja un gran dolor ver a jóvenes que les inventaron cargos, como a un joven a quien también sacó Ricardo Monreal"}

José Manuel del Río da la entrevista en un restaurante del sur de la Ciudad de México. El lugar está lleno de familias desayunando para celebrar el Día del padre. A un lado está su esposa e hija esperando. Una de esas familias es la de Armando Quintero, alcalde de Iztacalco, de Morena, quien se acerca a saludarlo afable.

El político aprendió que una bolsa de papas no tiene más de 32 papitas y que por 15 pesos podía comprar una dentro de Pacho Viejo. Los cigarros costaban un poco menos. También en shorts o pantalones se ponía a lavar su ropa y la escurría en una cubeta con un extraño implemento al que llaman “chaca-chaca”, como aquel anuncio de un detergente de hace décadas.

{"quote":"Yo le enviaba cartas al senador Monreal, porque no podía tener comunicación con él. Al principio llegué a una celda con 47 personas privadas de la libertad, pe-pe-ele les llaman, luego me pasaron a una con 17 y al final estuve en una celdita de un metro por dos con una parrilla para calentar comida”, recuerda"}

En entrevista, Del Río describe muchos casos de personas presas injustamente en Veracruz. Muchos. “Hay un caso emblemático de una muchacha que compra un Honda blanco, lo mete de Uber y un día la detienen. Le dicen que porque ese Uber se ve que está en un escenario de muerte. Ella les dice que no sabe, que lo compró en tal fecha, pero la mandan a la cárcel. Hay casos horripilantes”, relata.

¿Alguna autoridad debe responder por estos seis meses que estuviste en una celda en Pacho Viejo?

-Claro, la CDNH ha identificado a los que tienen que responder por haberme metido a la cárcel injustificada, mañosa y dolosamente. Uno de los argumentos del juez de control fue porque “se trata de un hombre muy preparado, licenciado con maestría y doctorado”. Y dijo que iba a usar la jurisprudencia que dice que si no hay autor material no hay autor intelectual y que la iba a usar al revés, ya tendiendo al autor intelectual se iba a llegar a los autores materiales. Francisco Reyes Contreras es un juez de consigna.

¿Qué va a pasar con ellos? ¿Los vas a demandar?

-Sí, haré lo que dijo la CNDH que se tenía que hacer. No me voy a salir de la institucionalidad y la CNDH señaló culpables, ministeriales, fiscales y el juez de distrito señala que el juez de control, cuando inició mi proceso el 22 de diciembre, no tenía personalidad porque estaba de vacaciones y el oficio le llegó hasta el 23 de diciembre para empezar a actuar en contra mía y él comenzó el 22 de diciembre. Esa es la mejor prueba de que es un juez de consigna.

¿Vas a exigir la reparación del daño?

-Voy a exigir la reparación del daño, pues si me tuvieron en la cárcel seis meses, pagué abogados y ahora debo pagar terapias de mi esposa, de mi hija, de mi sobrino y yo mismo. Hoy cuando veo un coche que se acerca a mi lado me da miedo. Por eso ahora que está declarando el gobernadorzuelo Cuitláhuac García digo lo siguiente: si algo me pasa a mí, a mi familia, al senador Ricardo Monreal Ávila o al senador Dante Delgado, el único responsable es Cuitláhuac García, su fiscal Verónica Hernández y su secretario de Gobierno, Erick Cisneros Burgos. Temo por mi vida, sí, temo por mi vida y temo que le hagan algo a mí o a mi familia.

Yo nunca he tenido un solo enemigo, jamás. Nadie me acusa que haya peleado ni por un incidente de tránsito. Soy víctima de él (Cuitláhuac) y de la fiscalía de Veracruz. Por eso le pido al presidente Andrés Manuel López Obrador que pare a este muchacho, porque él dice que es buena persona. Pero pues simplemente que el presidente de la república lea las recomendaciones de la CDNH y si no le hace caso él tiene bajo resguardo la medalla Belisario Domínguez que se le entregó a doña Rosario Ibarra de Piedra. López Obrador tiene que acabar con la narrativa de que, sí en Veracruz hay feminicidios, homicidios y matan a periodistas “pero los atrapamos”, aunque están atrapando inocentes.

¿Qué les dirías al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ministro Arturo Zaldívar?

-Hay casos flagrantes de defensores de oficio del fuero común en Pacho Viejo que dejan caer el asunto, le pasó a un compañero de celda que se llama Alejandro “N”, y este tal Alejandro no pudo ir al amparo porque a su defensor de oficio se le barrieron los tiempos y lo dejó en estado de indefensión. Ese caso lo debe atraer la Corte, cuando un defensor abandona a su defendido también debe ir a la cárcel…

Y también cuando toman decisiones contra personas…

-Claro, en el caso del juez de control debe responder por haberme girado una vinculación a proceso que no ha lugar, como lo dijeron el juez de distrito y el tribunal colegiado de circuito.

José Manuel del Río explica que le tienen que regresar su plaza en el IPN y a su trabajo en el Senado. “Porque tengo que comer. Y comienza para mi una segunda vida, la verdad temí en el penal por mi vida. Nunca tuve elementos para pensar que el director del penal     quisiera hacerme algo, nunca, al contrario. Pero por ser una persona con hipertensión arterial, con 68 años, temí por mi vida. Tengo una hija de seis años…”

El dos veces ex diputado federal y ex alcalde de Papantla dice que no tiene rencores, pero sí “miedo de que Cuitláhuac mande a alguien a meterme un balazo. Porque sí lo hacen. Ellos son capaces de todo, por lo que oí en el penal. Que quieran quebrar un proyecto como el de Ricardo Monreal a base de sangre. Tengo mucho miedo de que quieran hacerle algo a Dante Delgado, porque es veracruzano como yo y viaja mucho a Veracruz y es nuestro dirigente nacional en Movimiento Ciudadano”.

Lo que sí es que “quiero retomar mi vida con mi hija, con mi esposa, quiero ir este lunes al Senado y a la SEP para retomar mi cátedra en la Escuela de Economía del IPN”.

Y, sobre todo, “prepararme. Soy doctor en ciencias jurídicas y quiero preparar bien mi instrumentación jurídica para demandar. La voy a hacer con mucha calma. Voy a demandar con mucha calma y también visibilizar otros casos de compañeros que conocí en la cárcel y que son absolutamente inocentes”.

La idea, agrega, “es demostrar que hay un estado fallido, jurídica y políticamente en Veracruz. Que no pueden seguir construyendo culpables, por ningún motivo, no pueden seguir construyendo culpables. Puedo documentar 200 casos más y son personas privadas de su libertad a quienes les ha ido muy mal”.

José Manuel del Río va a la mesa donde está su familia. Carga a su pequeña y se sienta a saborear unos huevos rancheros. Y un croissant porque dice que ya se le antojaba.  




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