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También la 4T da contratos a empresas fantasma: MCCI

A la llamada Cuarta Transformación también se le han aparecido fantasmas del pasado, pero en lugar de ser espectros, se trata de empresas y contratos

Escrito en NACIÓN el

El fantasma de las navidades pasadas fue uno de los espíritus que apareció en el cuarto del viejo Scrooge para mostrarle sus errores anteriores y ayudarlo a darse cuenta que necesitaba cambiar su forma de ser y actuar, por su propio bien. A la llamada Cuarta Transformación también se le han aparecido fantasmas del pasado, pero en lugar de ser espectros, se trata de empresas y contratos: en lo poco que va de 2019, el gobierno ha entregado cinco contratos por 16.7 millones de pesos a empresas fantasma. ¿Quién los entregó? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quiénes son estas empresas? Y, tal vez lo más importante, ¿por qué esto ha sido posible si se supone que la corrupción ya había sido desterrada?

Los Contratos

De acuerdo a una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), el 7 de febrero de 2019, la oficina del IMSS en Tapachula, Chiapas, extendió una cordial invitación a una adjudicación directa para la «adquisición de materiales diversos». Para poder recibir el contrato, la compañía invitada tenía que enviar su cotización a través de la plataforma Compranet cinco días más tarde. Cumplido el requisito, el 14 de febrero de 2019 la compañía recibió un contrato por 294 mil pesos.

Unas semanas antes, el 31 de diciembre de 2018, la delegación del ISSSTE en Michoacán publicó una convocatoria de licitación pública para la adquisición de material para osteosíntesis (tratamiento de fracturas), material de curación de alta especialidad y material de laboratorio. Tres empresas hicieron preguntas para saber si podían cumplir con los requisitos específicos de la institución, pero solo una de ellas –Desarrollos Biotecnológicos del Bajío (DBB)– acabó haciendo una propuesta.

A la licitación también acudió otra compañía -Interacción Biomédica- la cual no se molestó en hacer ninguna pregunta y solo envió su cotización. Después de revisar la documentación y analizar las ofertas, el 21 de enero de 2019 el ISSSTE determinó que DBB no había cumplido con todos los requisitos porque no presentó una muestra de cada producto, por lo que firmó tres contratos con la única empresa que «resultó solvente, por cumplir con los requisitos legales, administrativos, técnicos y económicos». El monto total asignado fue de 10.8 millones de pesos.

En los dos casos anteriores la empresa ganadora fue Interacción Biomédica S.A. de C.V. y los cuatro contratos que ha recibido este año no deberían generar mayor controversia de no ser por un pequeño detalle: desde el 26 de julio de 2017 el Servicio de Administración Tributaria (SAT) había publicado de manera definitiva que Interacción Biomédica S.A. de C.V. era una empresa fantasma.

Y este no es el único episodio. El 30 de enero de 2019, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes publicó la convocatoria a una licitación para la verificación de la calidad en las «obras de construcción, modernización, reconstrucción y observación de la Red Carretera Federal» en Sonora. Cinco empresas hicieron preguntas al respecto y, finalmente, dieciocho hicieron propuestas económicas y dejaron su documentación correspondiente. De acuerdo con la convocatoria, los participantes debían entregar varios documentos, entre los que se encontraba una «constancia de situación fiscal emitida por el SAT, expedida no mayor a 20 días a la fecha de la apertura y presentación de la proposición». Al recibir las propuestas, tres de los dieciocho participantes no habían cumplido con este requisito.

En la SCT evaluaron las diferentes cotizaciones y documentos durante poco más de un mes y el 5 de marzo de 2019 emitieron su fallo: ocho empresas fueron desechadas porque incumplían con requisitos de la convocatoria y se consideraron insolventes. De entre las diez restantes que pasaron el «filtro», la SCT eligió a la que aseguró «las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias pertinentes» y firmó un contrato por 6.6 millones de pesos.

La empresa ganadora, Índico RT S.A. de C.V., era una de las licitantes que no había hecho preguntas y que tampoco entregó su constancia del SAT. Esto pasó por una buena razón: desde el 21 de noviembre de 2018 aparecía en el Diario Oficial de la Federación (DOF) de manera definitiva como una empresa fantasma. En teoría, de haberse respetado las bases de la convocatoria, así como el artículo 50, fracción XIV de la Ley de Adquisiciones, una persona física o moral listada por el SAT de manera definitiva no debería poder obtener contratos del gobierno, pero no fue así.

Las Empresas

Interacción Biomédica S.A. de C.V.

Esta primera empresa no solo es fantasma en las listas oficiales del SAT, también lo es cuando se trata de encontrar a las personas que están detrás de ella.

La compañía se constituyó el 25 de mayo de 2012 en Metepec, Estado de México, y como domicilio oficial registró el ubicado en la Avenida Primero de Mayo, número 1715, de la Delegación Santa Ana Tlapaltitlán, en Toluca. El inmueble de dos pisos está ubicado justo al lado de una de las Delegaciones del ISSSTE, en el Estado de México.

MCCI visitó el domicilio a mediados de abril, pero el personal de seguridad del inmueble aseguró que desde hace tiempo la empresa dejó de funcionar. A pesar de ello, la compañía sigue recibiendo contratos con el gobierno.

Cecilia Guadalupe Orta Sosa y María Cecilia Guadalupe Parada de Sosa fueron las dos accionistas que fundaron la empresa. De acuerdo con el acta constitutiva que aparece en el sistema en línea del Registro Público de Comercio, ambas socias dieron como domicilio particular una casa ubicada en Hacienda Campo Alegre, número 3, Fraccionamiento Santa Elena, en el municipio de San Mateo Atenco, en el Estado de México.

En una visita realizada por MCCI se encontró que en dicho domicilio no vive ninguna de las dos socias de la empresa. El inmueble es habitado por una familia que lleva tres años rentándolo y dijeron no conocer a ninguna de las dos personas, pero destacaron que no es la primera vez que escuchan esos nombres porque:

Sí han venido a buscarlas varias veces [a las accionistas], bueno varias personas han venido a buscarlas pero yo no sé […] no sé de dónde vienen pero preguntan por ellas dos. Nosotros no tenemos contacto como tal con los dueños, tratamos con otra persona. Han venido a dejar correspondencia, pero como no viven aquí al final no lo dejan.

El pago de la renta del inmueble, señalan, es mediante la intermediación con una persona llamada Ignacio Blas, pero aclararon que él no es el dueño y que saben que la casa es de Alejandro Sosa Parada, quien no solo comparte apellidos con las socias de la empresa Interacción Biomédica, sino que en la documentación oficial aparece como uno de los apoderados legales de la compañía. También destacaron que ese inmueble, antes de que fuera habitado por ellos, se rentaba a otra familia sin relación con el dueño.   

En el domicilio de la empresa no hay actividad y las socias no viven en donde ellas mismas declararon. Estas dos situaciones probablemente ayudaron a que el SAT señalara a Interacción Biomédica como una posible empresa fantasma el 14 de marzo de 2017. Durante cuatro meses la autoridad tributaria analizó el caso y, finalmente, el 26 de julio declaró de manera definitiva a la compañía como fantasma.

A pesar de ello, después de estar listada por el SAT la empresa consiguió en 2017 cuatro contratos por 10.7 mdp, en 2018 recibió otros 12 contratos por 6.8 mdp y en 2019, ya con la nueva administración, recibió 10.9 mdp con los cuatro contratos relatados previamente, que suman un total de 28.5 mdp.

CONTRATOS DE INTERACCIÓN BIOMÉDICA REGISTRADOS EN COMPRANET DESPUÉS DE HABER SIDO DECLARADA EMPRESA FANTASMA

(Gráfica tomada de MCCI)

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