“¡Se va a caer todo! ¡Nos vamos a morir! ¡Todo se mueve horrible!”, gritaba despavorida Denisse, de 32 años, no podía ni caminar.
El temblor ocurrió cuando se encontraba dormida en su departamento ubicado en Iztacalco, a unas cuadras del mercado de Jamaica. Era la experiencia más horrible que había tenido en toda su vida.
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Mariana nació en 1985, justo en el año del sismo de 8.1 que marcó a las generaciones anteriores a los millenials, porque fue la mayor catástrofe en México y dejó casi 3 mil 700 muertes, al igual que cientos de edificios derrumbados. Pero ella era sólo una bebé.
Ahora, este jueves 7 de septiembre a las 11:49 se volvió a mover la tierra y con una fuerza sorprendente. La magnitud fue de 8.2 en la escala de Richter.
A pesar de que este fenómeno es común en la Ciudad de México y en el sur del país, ninguno ha sido tan fuerte como el de ayer, después de 1985: éste fue realmente el primer temblor que sintieron los millenials.
También, para otros era su primera vez. La capital del país se caracteriza por albergar a miles de personas provenientes de distintos estados de la República, aunque también de otros países.
Ese fue el caso de María Montijo, originaria de Sonora y también millennal. Lleva sólo seis meses viviendo en la ciudad, desde que llegó de Hermosillo.
El pasado miércoles escuchó por primera vez la bocina que repetía: "Alerta Sísmica". Se asomó por la ventana del departamento que renta en la colonia Ajusco, al sur de la ciudad, pero no vio nada ni a nadie en las calles. Después se enteró que fue una falsa alarma.
Pero este jueves por la noche no escuchó nada. María se encontraba viendo una serie en su computadora, sentada en un sillón de la sala, con los auriculares puestos.
Mary es millennial de Hermosillo y sufrió con el sismo
“¡Mary! ¡Está sonando la alerta sísmica!”, pero ella no escuchó tampoco a una de sus compañeras de casa, quien la llamaba agitando los brazos.
Cuando por fin se quitó los audífonos y volteó a verla, alcanzó a escuchar “¡Hay alerta sísmica!” y en ese preciso instante el suelo se comenzó a mover.
Dos de sus compañeros estaban debajo del marco de una puerta y corrió con ellos. Al levantarse María del sillón, también salió de su cuarto otra “roomie”, asustada por el ruido de su cama y los muebles.
Los cuatro se colocaron en el marco, mientras el suelo temblaba, los focos parpadeaban y todo se movía.
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Cuando paró, salieron a la calle donde ya se encontraba la mayoría de los vecinos. Una de ellas sacó un plato con trozos de pan “para bajar el susto”. Todo era nuevo para María, nunca había experimentado algo igual.
“Me asusté mucho. Nunca había pasado por algo así. Sentí que todo se movía y todo temblaba. Tenía mucho miedo”, relató.
En Sonora, los sismos ocurren rara vez y cuando llegan a pasar, la magnitud es tan menor que la mayoría de la gente no lo siente.
Pero no fue para más, este sismo fue incluso de mayor intensidad que el ocurrido en 1985 y también revivió esa vivencia en muchos capitalinos que sufrieron el terremoto de ese 19 de septiembre.
El presidente Enrique Peña Nieto reportó un saldo de 30 muertos y más de 200 heridos, principalmente en Oaxaca y Chiapas. En la Ciudad de México hubo saldo blanco.
