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"Se nos complica cada vez más nuestro trabajo y nos aplastan"

La crisis económica por el covid le ha pisado los talones a Jóse Enrique, quien tuvo que buscar un nuevo lugar para intercambiar premios de feria por despensas

Escrito en NACIÓN el

Tristemente, la suerte de José Enrique Ramírez no ha cambiado; pero no ha quedado en él. La adversidad económica y los efectos secundarios de la pandemia le van pisando los talones aquí y allá. Hoy, ya no se encuentra en Iztapalapa intercambiando por despensa o trabajo, los premios del puesto de feria que tenía antes de la emergencia sanitaria. Tuvo que buscar un nuevo lugar (después de cinco semanas fuera del centro comercial Parque Tezontle), porque la gente dejó de apoyarle; y la razón es natural: ellos -como ninguno de nosotros- es inmune a las consecuencias económicas que dejó el coronavirus.

 

Estuve allí un mes y tres semanas, nos quitamos en la primera quincena de junio porque no podemos exigir más ayuda de la gente. El reto es que nuestras familias sigan comiendo; ellos no saben si hay o no hay dinero. La gente nos ayudó mucho, honestamente. Decidimos movernos porque ya no queremos molestar ni causar la impresión de que sólo estamos estirando la mano, tampoco queremos que nos mantengan. Estamos agradecidos, pero seguir ahí era meter presión

Don Enrique cuenta a La Silla Rota (quien dio a conocer su historia el 30 de mayo) que ahora prueba suerte en la zona sur: misma lona informativa, mismos premios de feria y la novedad son los coloridos algodones de azúcar que buscan endulzar la amarga realidad por veinte pesos. Lleva ahí tres días; esta mañana preparó quince algodones, pero sólo se vendieron cuatro; y la lluvia no le permitió quedarse más tiempo para intentar vender los otros once y no quedarse con un ingreso mínimo.

Estamos en Coapa cerca de un Costco y una Mega que están juntitos, pegados a la barda del Tecnológico de Monterrey. Ahora también ofrezco mis servicios de herrería, electricidad, pintura, lavado de cisternas e impermeabilización, para que la gente comprenda que no solo nos sentamos a pedir dinero, porque no es la idea. Antes estuvimos por el parque Patolli en Iztapalapa, en Periférico, pero la gente de esa zona es trabajadora y están igual que nosotros, batallando por subsistir

 

Acá las ventas están muy bajas porque somos mucha la gente de ferias haciendo la misma labor; unos en Coapa, otros en Coyoacán. La gente nos apoyó por varios lados, pero está muy difícil. Desgraciadamente cada vez es menos, es muy poquito lo que nos están respondiendo, por eso trajimos algodones de azúcar para vender un poquito más. Los afectados somos nosotros y tenemos que buscarle, pero no podemos darnos por vencido ni derrotarnos

“Estaremos aquí hasta esta semana para ver cómo nos va, de alguna manera venir acá son gastos extra de gasolina por la distancia; y más ahora que es más cara, es muy poquito lo que sacamos y no nos está haciendo redituable en el aspecto de llevar un peso a la casa para comer”, lamenta.  

Sin fecha para regresar a trabajar

Al igual que los salones de fiestas y gimnasios, las ferias también siguen sin fecha de reapertura. Y para don Enrique, eso es más preocupante aún. “No nos han dicho cuándo, se dice que, hasta marzo, mínimo, porque de aquí a diciembre está perdido. Y como le decía la ocasión anterior, enero y febrero son meses perdidos para nosotros porque no tenemos ferias en esas fechas donde instalarnos. Así que prácticamente regresaríamos a trabajar hasta marzo por no ser esenciales en cuanto a actividades”.  

Aunque el semáforo epidemiológico diga otra cosa, para él y su familia, comer y subsistir sí es esencial. “Ni modo ¡Hay que echarle ganas! Y seguir adelante, no nos podemos acongojar. Ahorita lo que sea, así sea limpiando carros porque todos son trabajos dignos; ojalá alguien nos puede echar la mano con chamba de alguno de los servicios que ofrezco, para poder dar algo a cambio y poder disfrutar de esta moneda que nos llega con buena voluntad”.

(María José Pardo)