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Se agota la esperanza a cuatro días del sismo

Según información preliminar del Coordinador Nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, el saldo de muertes asciende a 295 víctimas fatales

Escrito en NACIÓN el

Hoy se cumplen cuatro días del sismo de 7.1 grados que ha dejado 295 muertos de manera preliminar en la Ciudad de México y otras entidades del país; las esperanzas de encontrar más personas con vida se agotan.

Sigue aquí toda la cobertura del sismo de 7.1 grados en la CDMX

Según información preliminar del Coordinador Nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, el saldo de muertes asciende a 295 víctimas fatales; la CDMX encabeza la lista con un registro 157 fallecidos; le sigue Morelos con 73; Puebla con 45; Edomex con 13; Guerrero con 6 y Oaxaca uno.      

En el edificio de Álvaro Obregón 286 se tiene la esperanza de rescatar a varias personas, “Hay de todo, tecnología japonesa, americana, israelita y mexicana, además de perros, todo ello ha determinado que hay vida, principalmente los perros, si no supiéramos que hay vida, no estaríamos tantos y todos con tanta fuerza”, dijo Rafael García, encargado de contacto y atención a las familias de las víctimas.

En tanto, se sabe que hay más de 100 personas desaparecidas en la CDMX  y en los estados afectados.

También se informó que al menos  2,500 personas duermen en 48 albergues en la capital del país.

El Tribunal Superior de Justicia de la CDMX informó que al menos son ocho extranjeros los que fallecieron por el sismo: cuatro taiwanesas, un argentino, un español, una panameña,  un sur coreano y en todos los casos ya fueron entregados a sus familiares.

Rescatistas enfrentan estrés postraumático en labores de rescate

Luego de los dos sismos de fuerte intensidad registrados los últimos 15 días, y que han dejado cientos de víctimas mortales, los rescatistas y voluntarios que apoyan en las labores de búsqueda son un sector que necesita una pronta ayuda psicológica para enfrentar de mejor manera el estrés postraumático.

Así lo señaló el psicólogo especialista en Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), Arturo Noria Sánchez, quien puntualizó que muchos de los rescatistas y voluntarios suelen vivir el mismo tipo de estrés por el que pasan soldados que estuvieron en guerra, y que con el tiempo pueden incluso generar fobias.

Y es que si bien, el trabajo al que se enfrentan rescatistas y voluntarios requiere de un gran temple, y muchos de ellos son preparados para poder manejar dichas situaciones, pero “eso no significa que no tengan sentimientos y que sean seres humanos”.

El también tanatólogo destacó que muchos de ellos viven un estrés post traumático casi inmediato que les genera una somatización que se refleja en la falta de sueño, o pesadillas recurrentes, palpitaciones, dolores de cabeza y de estómago, entre otras reacciones.

Los olores, sonidos, e imágenes de los cuerpos rescatados son imborrables, y en casos extremos pueden generar adicciones, aislamiento, fobias, o incluso pensamientos suicidas, subrayó en entrevista con Notimex.

El uso de sustancias son mecanismos de defensa que bajan la ansiedad momentáneamente, sin embargo cuando se quita la sustancia o la ayuda externa, el síntoma continua y con mayor culpabilidad, y se vuelve más grave, donde incluso se necesita ser medicado por un psiquíatra”, apuntó.

Este grupo de personas incluso puede llegar a sentir tanto estrés, que generan culpa de no poder salvar a más personas, de no haber llegado antes o estar a tiempo para realizar su labor exitosamente.

Lo anterior, puntualizó, “son cosas que hacen que el duelo que se vive por las pérdidas y por no poder rescatar a más personas como se hubiera querido, no lo puedan manejar de una forma diferente debido a la necesidad de una ayuda profesional.

“Ellos están expuestos a un sinfín de estímulos que son muy difíciles de procesar, y con el tiempo esto se puede ir agravando de manera impresionante, porque estos pensamientos y recuerdos se vuelven detonadores que generan estrés postraumático que derivan en afecciones muy graves a nivel psíquico".

 

Esto, dijo, "porque son heridas que se quedan en la mente y que muchas veces se presentan como síntomas de ansiedad, o miedos”.

En el caso de los rescatistas que son hombres, subrayó, es más difícil que se les permita expresar sus sentimientos, “nosotros tenemos que ser fuertes, es algo que se nos ha inculcado ancestralmente, mientras que a las mujeres se les permite llorar o expresar sentimientos abiertamente, sin embrago, al final es lo mismo para ambos sexos, el trauma es igual de intenso”.

Mencionó que el trauma es un choque o una impresión emocional intensa por un hecho o acontecimiento negativo que se produce en el subconsciente de una persona, que queda unido a la memoria de corto o largo plazo, y que puede dejar una huella que puede tardar mucho tiempo en superarse.

Sin embargo, dijo, el tiempo en el que se reflejan estos trastornos de recuperación es muy variable, ya que depende del tipo de personalidad que tenga cada individuo.

“Dicen que el tiempo cura todo, pero solo si es acompañado con el trabajo, y de la mano de una profesional. Somos seres humanos, y no se nos olvide que todos tenemos sentimientos, y todo esto nos puede llevar a tener un caos interno que muchas veces es muy difícil de poder manejar”, abundó.

Noria Sánchez destacó que a diferencia del terremoto que sufrió la ciudad de México en 1985, hoy en día como sociedad hemos creado una evolución muy importante en este concepto, donde realmente se le está dando un peso y una importancia real como la que requiere la mente humana.

El psicólogo recomendó validar los sentimientos, y aceptar cuando se está enojado, triste, o angustiado, o deprimido, ya que si bien no hay emociones ni buenas ni malas, dijo, hay algunas que nos pueden sacar a flote o nos pueden hundir.

“Muchas veces debemos revivir los sucesos para afrontarlos, debemos sacarlo, no podemos ir por la vida así, debemos validar la emocionalidad, decir lo que se tenga que decir, desahogarte y volver a repetir la historia una y otra vez, eso en muchas de las veces permite que la mente se vaya sanando”, sugirió.

Finalmente, el especialista puntualizó que es de suma importancia que estos rescatistas y voluntarios que han estado en las zonas de desastre y han tenido contacto con los cuerpos rescatados, vayan a terapia psicológica o con un tanatólogo que les permita enfrentar el trauma de la mejor manera.

Ante ello, Arturo Noria pone a la disposición de este grupo de ayuda y rescate, y también para aquellos que sienten ansiedad o sufrieron una pérdida por los resientes sismos, su número de celular 55 5414 4547, para recibir ayuda y terapia de forma gratuita.

Unicef México donará 4.2 mdd para menores damnificados por sismos

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en México destinará 4.2 millones de dólares para apoyar a niños y adolescentes afectados por los recientes sismos registrados en el país.

El representante del organismo en el país, Christian Skoog, informó en entrevista con Notimex que la prioridad es que los niños regresen lo más pronto posible a la normalidad, vuelvan a disfrutar de su infancia y lo antes posible a clases.

Refirió que son alrededor de 7.1 millones de niños los afectados por los movimientos telúricos del 7 y del 19 de septiembre y de los cuales 2.1 millones están en zonas vulnerables del país, como Chiapas y Oaxaca, mientras que cinco millones más se ubican en el centro de la República Mexicana.

“Nuestra prioridad como ha sido en Oaxaca y en Chiapas, y ahora en el centro del país, es intentar apoyar a los niños a regresar a una semblanza de normalidad; priorizamos en general el retorno a clases, ya que muchos no pueden regresar a sus escuelas, y estamos trabajando con las autoridades para asegurar espacios temporales”, subrayó.

Destacó que otra de las prioridades de la Unicef México es gestionar el trauma y el estrés que han vivido y viven los niños, dado que tan solo del sismo registrado el pasado 7 de septiembre, se han tenido más de cuatro mil réplicas, que si bien la gran mayoría no llegan a ser percibidas por las personas, generan un sentimiento de revivir un poco la experiencia del fuerte sismo.

Ante ello, expresó, ya se buscan “espacios amigables” en albergues, que son carpas o tiendas de campaña donde 20 o 30 niños pueden jugar, cantar, bailar, hacer música o crear arte, bajo la supervisión y organización de una educadora, un psicólogo o un facilitador.

Dichas tareas “muchas veces son una forma muy útil y rápida para ayudar a regresar a los niños a ser niños, bajar la tensión y estrés que tienen en su cuerpos”, resaltó.

Aunque admitió que hay casos más serios y difíciles que necesitan ayuda más profesional y médica, consideró que la mayoría de los niños pueden, a través de estas actividades, mejorar rápidamente.

“Ya se han abierto varios de estos espacios amigables en Oaxaca, y en el centro del país ya se evalúa la situación, pero vemos situaciones similares, aunque la ayuda y la capacidad de las autoridades es mejor aquí en el centro”, anotó.

Christian Skoog mencionó que si bien la ayuda la recibirán todos los niños, los esfuerzos se concentrarán en estos momentos a apoyar a aquellos de otros estados como Oaxaca, Chiapas, Morelos y Puebla.

“En Morelos la situación es más seria que en la Ciudad de México, ya que la respuesta a las comunidades por parte de las autoridades no es tan fuerte y rápida como en esta ciudad”, reconoció.