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Rosario Robles-AMLO, de ser compañeros de lucha a adversarios acérrimos

El distanciamiento comenzó en tiempos en que el PRD era referente, pero la ruptura total llegó con los videoescándalos

Escrito en NACIÓN el

Políticos de izquierda, compañeros de lucha en la época dorada del PRD del histórico Cuauhtémoc Cárdenas, pero desde hace años “adversarios”, si uno se ciñe a la narrativa 4T. En la actualidad Rosario Robles y Andrés Manuel López Obrador están más distantes que nunca, en su historia de claroscuros.

Ella, quien el sexenio pasado se convirtió en funcionaria estelar del entonces presidente Enrique Peña Nieto, seguirá en la cárcel, acusada por esta administración de formar parte del entramado de corrupción denominado La Estafa Maestra.

A él le restan tres años como presidente de México, siempre ha negado que el caso de su antigua aliada sea una venganza personal, que haya derivado de traiciones y golpes bajos que en política siempre abundan.

En 1988 inició la relación entre ambos cuando coincidieron en la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas y fueron aliados.

El distanciamiento comenzó en los tiempos en que el PRD aún era referente incuestionable de la escena política nacional, pero la ruptura total llegó con los “videoescándalos” de 2004.

Así se le conoció a las imágenes grabadas por el empresario argentino Carlos Ahumada, con quien Robles tuvo una relación amorosa, y que revelaron en televisión abierta a René Bejarano, mano derecha de AMLO, recibiendo fajos de billetes.

Robles fue secretaria de gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas, primer jefe de gobierno -y de izquierda- del entonces Distrito Federal; ganó las históricas elecciones del 6 de junio de 1997 y AMLO era dirigente del PRD.

Cárdenas dejó el cargo para competir en las elecciones presidenciales, y Rosario ocupó la jefatura temporalmente, fue en ese periodo cuando conoció a Ahumada, quien después fue un empresario incómodo para muchos perredistas y servidores públicos.

López Obrador asumió como jefe de Gobierno en el 2000; se sabía que no era de su agrado la “incursión” de Ahumada en la administración capitalina y en las filas del PRD.

El escándalo estalló en marzo de 2004, cuando en el programa El Mañanero de Brozo, transmitido por Televisa, se dan a conocer videos en los que Bejarano, operador político de AMLO, recibe fajos de billetes, acción por la que fue conocido como el “señor de las ligas”.

También fue exhibido Gustavo Ponce, secretario de Finanzas de López Obrador, incluso apostando en Las Vegas. Los videos, se supo, fueron grabados por Ahumada como arma política contra la administración de AMLO.

Supuestamente este entramado fue parte de un “complot” en el que participaron no sólo Ahumada y Robles, sino el expresidente Carlos Salinas de Gortari; el objetivo, que AMLO perdiera las elecciones presidenciales de 2006 exhibiendo como corrupto a su círculo cercano.

Rosario se fue alejando del PRD y de la izquierda, hasta que abiertamente mostró su apoyo a la candidatura presidencial de Peña Nieto. En una entrevista, aseguró que “no creía en Andrés Manuel y que no tenía por qué apoyarlo” en la elección de 2012.

Peña Nieto ganó la presidencia; Robles fue secretaria de Estado, titular de la Sedesol y de la Sedatu, aparecía sonriente en los actos públicos; la debacle llegó con el triunfo del actual presidente de la República.

A Rosario la acusaron de formar parte de La Estafa Maestra, que implica un desvío de 5 mil millones de pesos del erario público.

Se le ofreció ser testigo colaborador de la Fiscalía General de la República (FGR), lo que significaba declarar contra Peña Nieto y personajes como el ex secretario de Hacienda y ex canciller Luis Videgaray, así como otras figuras de la administración pasada.

Pero se negó y reiteró su inocencia; continúa bajo proceso  y este miércoles jugó una de sus últimas cartas para intentar salir de prisión, pero le negaron el cambio de medida cautelar y permanecerá en la cárcel por “riesgo de fuga”.