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Refugio de migrantes en Oaxaca ha rebasado su capacidad

Un grupo de al menos unas 30 personas, la mayoría jóvenes, hombres, mujeres y niños, aguardan, sentados en la sombra a que se abra el viejo portón del COMI

Escrito en NACIÓN el

OAXACA (La Silla Rota).- Salieron huyendo de la violencia y pobreza que los asola en sus países y en su ruta en la búsqueda de un nuevo destino se encontraron con más violencia. Este es el éxodo que viven miles de migrantes centroamericanos que en su paso por Oaxaca han sido víctimas de delito, pero también han encontrado un refugio temporal y quizás su nuevo hogar.

 

Un grupo de al menos unas 30 personas, la mayoría jóvenes, hombres, mujeres y niños, aguardan, sentados en la sombra a que se abra el viejo portón del inmueble ubicado en el callejón Guadalupe Victoria, en la capital oaxaqueña, en cuya fachada se lee Centro de Orientación al Migrante de Oaxaca (COMI) A.C.

 

Vienen de Chahuites, Istmo de Tehuantepec, uno de los primeros puntos que tocan los migrantes centroamericanos al ingresar a territorio estatal. Hasta hace unos meses, puesto que por una riña que se registró en el albergue de esa región y a petición de los pobladores, quedó clausurado.

 

Esto ha complicado la situación del COMI en Oaxaca capital, ya que ha triplicado el número de personas que solicitan albergue, donde los migrantes pueden tramitar sus denuncias si fueron víctimas de algún delito, solicitar una visa humanitaria para transitar libres en el país, mientras  otros buscan reponer fuerzas para retomar su trayecto rumbo a los EU.

 

El COMI funciona desde hace 15 años en la capital, fue fundado en 2013, explica su coordinador, el párroco Fernando Cruz Montes quien advierte que enfrentan un panorama difícil debido al incremento de migrantes en más de un 30%, la mayoría de origen guatemalteco, hondureños y salvadoreños.

 

El albergue tiene capacidad para 25 personas y actualmente hay unas 65, familias enteras que a causa del cierre del COMI en Chahuhites se vieron obligados a viajar a la capital en lugar de acudir al albergue de Ciudad Ixtepec, debido a los peligros que ahí los aguardan.

 

De manera mensual, el Centro está atendiendo a un promedio de entre 800 a mil personas, al año a poco más de 12 mil migrantes decididos a cruzar la frontera con los EU y otros que abandonan su sueño para establecerse en el país.

 

Sin financiamiento gubernamental, la asociación civil se mantiene de donaciones que hace la comunidad católica de las parroquias Cristo Rey y San Juan de Dios, dónde predica el padre Fernando, "la mayoría de los feligreses son locatarios de mercados, así que todos los martes recorremos los mercados y ellos nos apoyan con donaciones de víveres, así nos hemos mantenido".

La violencia los hace huir de sus países

 

El padre Fernando Cruz asegura que en su experiencia y labor de apoyo a los migrantes en tránsito ha observado como la pobreza y falta de trabajo para llevar el sustento familiar ha sido desplazado a la segunda causa principal por la que centroamericanos deciden emigrar de su país de origen.

 

"Es la violencia ahora la que los hace salir, dejarlo todo y llevarse a su familia, los grupos de bandas o maras y las bandas de la delincuencia organizada que operan no les permite vivir tranquilos, viven amenazados, tienen que pagar derecho de piso y si no los matan", refiere el párroco.

 

Lo más preocupante, añade, es que mientras en el país existe indignación por el trato que reciben los connacionales que residen en los Estados Unidos y las medidas antimigratorias del presidente Donald Trump, en México hay tratos muchos peores para los migrantes.

 

"Desde que ingresan son víctimas de robos, extorsiones, secuestros y violaciones, no solo por las bandas que operan también por las autoridades migratorias, que incluso están coludidos con el crimen organizado".

 

Recordó que hace poco más de dos meses, al COMI llegó una joven hondureña  que había sido violada tres veces y la obligaron a abortar, en el albergue recibió no solo atención médica, sino apoyo para que pudiera interponer su denuncia penal y recuperarse.

 

En Oaxaca las zonas que se han detectado como las más peligrosas son la frontera de Chiapas con Oaxaca, ahí en Chahuites y Ciudad Ixtepec, que es donde se registran el mayor número de atracos contra los migrantes.

 

De acuerdo con el sacerdote, muchos han optado por tomar una nueva ruta que es la Sierra Mixe, sin embargo los grupos delictivos y agentes migratorios también la tienen detectada. Otros más lo hacen por mar, una novedosa y peligrosa ruta.

 

"Lo que no se entiende es que con  la construcción del muro y las políticas antimigratorias impuestas el fenómeno no se va a detener, al contrario va a buscar cómo pasar , el muro no es la solución solo  va a incrementar los peligros porque la gente va a buscar la forma de pasar".

 

Otra de las situaciones que ha observado el presbítero es que muchos han optado por estacionarse en México como una mejor opción después de salir de sus países. "Aquí (Oaxaca) se han quedado muchos, también en México. Monterrey y en cada ciudad donde van  transitando".

 

Cierran albergue en Chahuites por riña entre migrantes

 

Dentro del grupo de 62 personas que se albergan en el Centro de Orientación al Migrante, se encuentra el ex coordinador del albergue en Chahuites, Elmer Ernesto Cardoso Arellano, un joven de 25 años de edad de origen guatemalteco que viaja junto a su esposa de 22 y su pequeño de 4.

 

Elmer relató que en el COMI ubicado en  el Istmo de Tehuantepec, fue una riña entre migrantes lo que motivó a pobladores exigir el cierre del albergue, además de que el predio donde se encontraba está siendo reclamado por el dueño.

 

Según contó, a ese sitio llegó un grupo de migrantes a quienes se les brindaría el apoyo, pero antes se hizo una reunión con ellos para informarles de las reglas. Dentro de ellos había una persona lleno de tatuajes, presunto mara, quien se levantó e interrumpió la reunión para amenazarlos a todos, "nos dijo que nos iba a secuestrar y a descuartizar cuando llegáramos a Sonora".

 

El resto del grupo, unos 50 más o menos, se le fue encima tratando de lincharlo, por lo que Elmer y uno de su compañeros intervinieron, los vecinos que se percataron de lo sucedido llamaron a la policía y fue detenido acusado de ser el responsable de lo sucedido, además se interpusieron dos denuncias en su contra pero gracias a testimonios del resto de sus compañeros quedó libre. Los migrantes quedaron desamparados y se vieron en la necesidad de viajar a la capital del estado para solicitar apoyo al albergue instalado ahí.

 

Elmer asegura que con el cierre del refugio, sus hermanos enfrentarán una crisis dado que era el primer punto donde llegaban a descasar.   "Ahora tendrán que recorrer mucho más camino, pero sobre todo serán blanco fácil de la delincuencia".

 

Lo deportaron 3 veces pero no se da por vencido

Julio Pérez, de 33 años y  de origen guatemalteco, es uno de los albergados en el centro en la capital, fue reportado tres veces cuando fue detenido intentando cruzar y estuvo en la cárcel por casi un año, eso no ha disminuido su interés por pasar. "No tengo miedo de volver a intentarlo, prefiero que me agarren a regresar a mi país donde no tengo nada, yo busco llegar porque mi hija y mi esposa están ahí".

 

El joven ha buscado por lo menos ingresar a los EU en cinco ocasiones, pero no ha tenido suerte cada vez que lo intenta lo ha detenido la policía fronteriza.

 

Julio está por cumplir casi el mes en el refugio de migrantes,  espera que le otorguen su visa humanitaria para transitar libremente en el país. La solicitó al Instituto Nacional de Migración luego de que fue víctima de un asalto en Tapanatepec, Oaxaca, "iba con otros dos de pronto escuchamos voces por la espalda que nos pidieron tirarnos al piso, ahí nos quitaron todo".

 

El semblante de Julio es triste, "me siento solo sin mi familia", dice y aguarda el momento a que las autoridades lo llamen para entregarle su visa con la cual emprenderá de nueva cuenta el camino en busca de su sueño americano.

 

Jessenia quiere una mejor vida

 

Con 18 años de edad, Jessenia López, también migrante de origen guatemalteco ha emprendido un viaje largo. "Nos asaltaron y nos quitaron todo, nunca me imaginé que era tan difícil pero tenía que salir de mi país".

 

De tez morena clara, complexión gruesa, Jess como la identifican en el albergue viaja con su pareja, ambos buscan pasar al otro lado de la frontera con México para conseguir empleo y lo más pronto posible enviar dinero a su familia para que puedan salir y reunirse con ellos.

 

No sabe qué pasará más adelante, su fuerza son sus dos hermanos y su mamá que viven en la pobreza y el miedo de que puedan ser víctimas de la delincuencia que se ha apoderado de su país.

 

Muchos de las personas que deciden migrar no tienen conocimiento qué es lo que les espera e incluso no tienen  ni la idea de la República Mexicana y los puntos que tienen que pasar, dice el padre Fernando, "cuando les preguntamos para dónde van solo dicen a los Estados Unidos y no saben decir a qué lugar específico, cuando les mostramos los mapas y los ubicamos se ven totalmente sorprendidos".

 

Tomaré el riesgo: Ingrid Yadira

 

Ingrid  Yadira López es otro de los casos del éxodo que atraviesan los centroamericanos en el país, la joven de 20 años viaja al lado de su hijo Yadier y su pareja, porque en su país, Honduras, no forma de superarse ni lograr un mejor futuro.

 

Huérfana de padres, Yadira se despidió de su abuela Lucía, con el dolor de dejarla sola pero la esperanza de encontrar una mejor vida, lejos de la pobreza, la violencia y el olvido de las autoridades.

 

Yadira toma a su pequeño en brazos y le da un apretón, "es por él, por eso tomaré el riesgo para buscar lo mejor para él y no esperar a que un día cansado de carencias decida formar parte de los delincuentes, porque allá hay mucho delincuente".

 

La joven se siente segura porque viaja al lado de su pareja y juntos pretenden hacer frente a todo los obstáculos que encuentren en el camino, "vamos a llegar, estoy segura de que nos va a ir bien y vamos a pasar al otro lado, ahí dicen que está mejor todo".

 

Agradece que hasta ahora no les haya pasado nada, pues las cosas han estado difíciles para el resto de sus hermanos migrantes, quienes la mayoría ha sido asaltado y extorsionado por los delincuentes. Para Yadira, su juventud le da optimismo, y agradece que hasta ahora ha encontrado el apoyo de personas para poder continuar.