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Ramírez Cuéllar asume presidencia interina de Morena tras enterarse de su candidatura

Fuentes anónimas aseguraron a La Silla Rota que Ramírez Cuéllar se enteró está misma mañana de su candidatura y se convirtió en la noticia de último minuto

Escrito en NACIÓN el

Fue la sorpresa de la tarde. Nadie sabía que Alfonso Ramírez Cuéllar, ex líder del barzón, diputado por Morena, presidente de la comisión de presupuesto en San Lázaro y ex perredista, asumiría como presidente interino de Morena en pleno enfrentamiento con Yeidckol Polevnsky, secretaria del partido qué asumió funciones de presidenta, para relevar al presidente López Obrador en 2018. Ella desde temprana hora advirtió en Twitter que tal congreso era ilegal y que lo impugnaria por la vía legal.

Sí. Parecía extraño verlo desde las tres de la tarde tras bambalinas; detrás de la mesa principal, recargado en la pared mientras saludaba a quienes por ahí pasaban. Incluso, saludando a Bertha Luján, presidenta del CEN y convocante al VI congreso nacional extraordinario del cual se esperaba que fuera ella quien relevará a Yeidckol, y no él quien ni siquiera figuraba en esa quiniela política.

A primera vista, parecía que él era lo que los morenistas estaban esperando para sacar el partido a flote. Desde el mediodía, al inicio del congreso, habían ya dado señales claras de rechazo a Yeidckol: con rechiflas al escuchar su nombre, con mantas alertando peligro si ella continuaba en la dirigencia. No fue difícil entonces leer las señales. Ramírez Cuéllar no era el candidato que esperaban; hubiera sido cualquiera que fuera fiel al proyecto. Cualquiera, menos Yeidckol.

Por eso, cinco minutos después de las tres de la tarde, Luján hizo el anuncio. "Los candidatos a elegir para renovar la presidencia son... Hay una sola propuesta... Alfonso Ramírez Cuéllar... Y tiene un minuto para hablar de su proyecto frente al Congreso". Fue entonces cuando él salió de las bambalinas, subió las escaleras y tomó el micrófono para dirigirse a poco menos de mil 300 congresistas a quienes prometió reimpulsar un partido en crisis por disputas internas. "Si ustedes creen que puedo encabezar los trabajos de Morena, yo inmediatamente solicitaré licencia como diputado federal". Los aplausos de los asistentes, fueron el aval. Y cómo no, si fue el único candidato.

Fuentes que solicitaron reservar su nombre, aseguraron a LSR que Ramírez Cuéllar se enteró está misma mañana de su candidatura; y que aunque la noticia lo tomó por sorpresa, él aceptó sin reservas. Por eso en los últimos días su nombre era desconocido como aspirante; pero se convirtió en noticia de último momento.

Durante cuatro horas del congreso, tras su breve discurso de un minuto, tomó asiento y esperó pacientemente. No atendió ninguna llamada de la prensa; y solo se dedicó a recibir felicitaciones, acceder a selfies con miembros del partido; y estar al pendiente de su celular. Pese a ello, las decenas de oradores que tomaron el micrófono para hacer tiempo mientras se realizaba el conteo de votos, escuchó decirle "con el nuevo presidente, Morena ya tiene rumbo".

Durante sus participaciones les escuchó enumerar sus razones para estar preocupados por la situación que atraviesa el partido: comités estatales acéfalos, vacantes en varios cargos, disputas viscerales entre dirigencias, temor de debilitar al presidente. Y él tomaba nota. Después de las siete de la noche, se anunció el resultado del conteo de votos: "presidente Alfonso Ramírez Cuéllar, 100% de votos".

En su primera entrevista con la prensa hizo varios anuncios: contactar a la secretaria del partido, Yeidckol Polevnsky; reunirse a la brevedad con los comités estatales de Morena, dando prioridad a Hidalgo y Coahuila, donde esta año se celebrarán elecciones; reimpulsar el partido; convocar a un nuevo congreso nacional ordinario; convocar a la nueva elección para presidente del partido. Y no descartó auditar las finanzas de este en los últimos meses.

Terminada su entrevista, La Silla Rota le preguntó directamente:

-Alfonso, a qué hora de esta mañana te enteraste de tu candidatura? Fue hoy verdad?

Y él, simpáticamente, respondió con un fingido acceso de tos.

-Ejem, ejem, ejem. Y luego sonrió.

(Frida Mendoza)